20 de octubre de 2009

Justas quejas militares

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Martes, 20 de Octubre de 2009

Madrid

Opinión

Editorial

Justas quejas militares

Martes, 20-10-09
LA sociedad española está legítimamente orgullosa de las Fuerzas Armadas, tanto por el cumplimiento escrupuloso de sus deberes constitucionales como por su brillantez y eficacia en el desarrollo de sus misiones en el exterior. Por tanto, el Ejecutivo debería desarrollar una política de personal orientada no sólo a premiar ese esfuerzo, sino también la alta cualificación profesional de nuestros militares. Muy al contrario, Rodríguez Zapatero generó expectativas luego insatisfechas en este colectivo, y ahora los afectados reaccionan expresando su malestar por los cauces legalmente establecidos. La modernización de las Fuerzas Armadas requiere invertir en ellas a través de una política justa de retribuciones y unas fórmulas de promoción basadas en el mérito y la capacidad. Sin embargo, las cosas van por mal camino en el departamento que dirige Carme Chacón: 2.000 oficiales están dispuestos a abrir un nuevo frente judicial a causa de la aplicación de la ley de la Carrera Militar, interponiendo los correspondientes recursos contencioso-administrativos ante la Audiencia Nacional contra el nuevo escalafón aprobado por Defensa. En efecto, como consecuencia de los nuevos criterios ministeriales, muchos oficiales han quedado desplazados en favor de otros con menor antigüedad en el empleo, dando lugar a una avalancha de recursos en vía administrativa -más de 12.000- que han colapsado los servicios jurídicos y están a punto de ser desestimados por silencio administrativo. Ahora, los afectados -primero en el Ejército de Tierra y luego en la Armada- presentarán sus reclamaciones en vía judicial, que se suman a otros procesos ya en marcha. Por uno u otro procedimiento, el Gobierno tendrá que afrontar las quejas de un colectivo de alta cualificación profesional que está dispuesto a defender sus derechos con todos los instrumentos a su alcance.
Al igual que sucede con los jueces, el Ejecutivo no parece entender que los militares están al servicio del Estado como una institución que se sitúa por encima del partidismo y la coyuntura política. No es congruente hacerse fotos en visitas relámpago con las tropas en el extranjero y, al mismo tiempo, ignorar las reivindicaciones legítimas de los militares, o crear conflictos internos en un asunto tan sensible como es la carrera profesional. Carme Chacón ha tomado la medida a su departamento y se muestra especialmente positiva ante la eficacia y lealtad de los Ejércitos en el cumplimiento de sus funciones. Sin embargo, no ha conseguido articular una política de personal adecuada a las necesidades y los usos de la institución militar. Las Fuerzas Armadas están desarrollando con éxito un complejo proceso de adaptación a los desafíos del siglo XXI. Por ello, hay agravios y discriminaciones que carecen de justificación y que producen un descontento notable, plasmado ya durante la etapa del anterior ministro, José Antonio Alonso. No es acertado desconocer la antigüedad en el empleo mediante una interpretación discutible de la cualificación derivada de otros criterios. El escalafón no es un puro documento administrativo, sino un reconocimiento objetivo de las cualidades para desempeñar funciones de máxima importancia al servicio de todos los españoles.