28 de octubre de 2008
Rojos enterrados con Franco
EL PAIS - 28/10/2008
Rojos enterrados con Franco
Familiares de republicanos sepultados en el Valle de los Caídos reclaman a Garzón la exhumación de los cuerpos
NATALIA JUNQUERA - Madrid - 27/10/2008
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid ha presentado este lunes un escrito en la Audiencia Nacional en el que le recuerdan al juez Baltasar Garzón su denuncia del pasado 24 de septiembre, en la que le pedían que autorizara la exhumación de los cuerpos de seis hombres y una mujer, miembros de la Casa del Pueblo de Pajares de Adaja (Ávila) fusilados y enterrados en Aldeaseca, un pueblo cercano, en 1936, y desenterrados y trasladados al Valle de los Caídos, sin consentimiento de sus familiares, en 1959, una semana antes de que se inaugurara el monumento ideado por Franco para inmortalizar su victoria.
Los expertos revisan el terreno para abrir la fosa de Lorca en tres semanas
Guerra abierta entre Garzón y el fiscal por la causa del franquismo
En su auto del pasado 16 de octubre, Baltasar Garzón menciona la denuncia presentada por la asociación en diciembre de 2007, pero no hace mención alguna sobre el Valle de los Caídos, adonde fueron a parar cientos de republicanos, exhumados de fosas comunes sin el conocimiento ni el consentimiento de sus familiares.
Todos juntos y con dignidad
El 11 de octubre de 2003, familiares de los siete republicanos de Pajares de Adaja trasladados al Valle de los Caídos exhumaron la fosa de Aldeaseca donde habían sido enterrados en 1936. Al abrirla, confirmaron los testimonios de varios testigos que recordaban haber visto cómo un grupo de hombres había desenterrado los cuerpos y se los había llevado. "Con las prisas, se habían dejado un cráneo, huesos de falanges, varias vértebras, piezas dentales y el dedal de la mujer asesinada aquella madrugada de 1936 con seis hombres", relató Fausto Canales, hijo de Valerico, uno de los fusilados.
Una vez rescatados de la cripta, los familiares desean enterrar a los siete miembros de la Casa del Pueblo de Pajares de Adaja, en el mismo lugar en el que murieron juntos, pero con una placa con sus nombres y apellidos que recuerde quiénes fueron.
Rojos enterrados con Franco
Familiares de republicanos sepultados en el Valle de los Caídos reclaman a Garzón la exhumación de los cuerpos
NATALIA JUNQUERA - Madrid - 27/10/2008
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid ha presentado este lunes un escrito en la Audiencia Nacional en el que le recuerdan al juez Baltasar Garzón su denuncia del pasado 24 de septiembre, en la que le pedían que autorizara la exhumación de los cuerpos de seis hombres y una mujer, miembros de la Casa del Pueblo de Pajares de Adaja (Ávila) fusilados y enterrados en Aldeaseca, un pueblo cercano, en 1936, y desenterrados y trasladados al Valle de los Caídos, sin consentimiento de sus familiares, en 1959, una semana antes de que se inaugurara el monumento ideado por Franco para inmortalizar su victoria.
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En su auto del pasado 16 de octubre, Baltasar Garzón menciona la denuncia presentada por la asociación en diciembre de 2007, pero no hace mención alguna sobre el Valle de los Caídos, adonde fueron a parar cientos de republicanos, exhumados de fosas comunes sin el conocimiento ni el consentimiento de sus familiares.
Todos juntos y con dignidad
El 11 de octubre de 2003, familiares de los siete republicanos de Pajares de Adaja trasladados al Valle de los Caídos exhumaron la fosa de Aldeaseca donde habían sido enterrados en 1936. Al abrirla, confirmaron los testimonios de varios testigos que recordaban haber visto cómo un grupo de hombres había desenterrado los cuerpos y se los había llevado. "Con las prisas, se habían dejado un cráneo, huesos de falanges, varias vértebras, piezas dentales y el dedal de la mujer asesinada aquella madrugada de 1936 con seis hombres", relató Fausto Canales, hijo de Valerico, uno de los fusilados.
Una vez rescatados de la cripta, los familiares desean enterrar a los siete miembros de la Casa del Pueblo de Pajares de Adaja, en el mismo lugar en el que murieron juntos, pero con una placa con sus nombres y apellidos que recuerde quiénes fueron.