14 de octubre de 2008
«El Ejército ha pasado de ser temido a admirado en una sola generación»
ABC - 12/10/08
«El Ejército ha pasado de ser temido a admirado en una sola generación»
La primera mujer al frente de los militares subraya el compromiso con la misión de la alianza en Afganistán y con la paz y la estabilidad en el mundo y desaca que, en poco tiempo, la sociedad española ha cambiado su percepción sobre la tarea de sus Fuerzas Armadas
«¿Qué si soy la tapada de Zapatero? Bastante tengo con lo que tengo»
«Tratamos de salvar los efectos no deseados en la Ley de la Carrera Militar»
POR ÁNGEL EXPÓSITO MADRID
Domingo, 12-10-08
Es la primera Fiesta Nacional para Carme Chacón como ministra de Defensa. De su maletín sobresalen informes sobre Afganistán, Somalia, El Líbano y los Balcanes. Además de la Ley de Defensa Nacional. Pero por encima de la titular de Defensa sobrevuela siempre su trayectoria pública y su horizonte político.
—¿Hasta cuándo prevé usted que permanezcan las tropas españolas en Afganistán?
—Cumpliremos nuestros cometidos y estaremos con la Alianza mientras el objetivo continúe por cumplirse. Ahora hemos pedido un calendario para acelerar el proceso de afganización, y lo que a todos nos parece cada vez más necesario: mayor y mejor coordinación entre «Libertad Duradera» y la ISAF.
—¿Está aumentando el riesgo y la percepción de peligro de la misión española en Afganistán?
—La misión ha sido siempre compleja. Nadie duda de que esta no es una misión fácil, y las tropas españolas saben que están en una misión de riesgo. Insisto: estamos consolidando las tareas que tenemos comprometidas, y lo estamos haciendo conscientes de que primar nuestra seguridad en el trabajo que hacemos es fundamental, tanto en el entrenamiento de nuestras tropas, como en los elementos materiales de seguridad que acompañan a nuestras tropas en las bases de Herat y Qal-i-Naw.
—¿Comparte la tesis del general británico Carleton-Smith, quien dijo que tarde o temprano habrá que negociar con los talibanes?
—Los aliados trabajamos por un proyecto y una estrategia común, la decidida por los primeros ministros en Bucarest, que ahora mismo se basa en cuestiones que son unánimes: una aproximación global al problema (la solución no es sólo militar porque lo será también política y, además, civil) y la aceleración del proceso de afganización (la transferencia a las autoridades afganas de la seguridad del país). Por esto, y por una mejor coordinación entre «Libertad Duradera» y la ISAF, pasa el éxito de las misiones que tenemos en marcha.
—Cuando dice mayor coordinación entre «Libertad Duradera» e ISAF, ¿está queriendo decir, aunque lo haga de manera diplomática, que a los estadounidenses se les ha ido la mano muchas veces?
—En algún momento, han pedido disculpas por algún error cometido respecto a la población civil. Pero nosotros, lo que queremos es trabajar mejor, conjuntamente, en las tareas que con el mismo objetivo estamos haciendo en dos misiones que conviven bajo mando único. De hecho, y a solicitud de España, hemos introducido en la Cumbre de la OTAN el concepto de «evitar bajas civiles», fundamental para ganarnos a la población afgana. Sólo ganaremos esta misión con los afganos de nuestro lado.
«En Afganistán estaremos con la Alianza mientras el objetivo continúe por cumplirse»
—¿Participarán las tropas españolas en la lucha contra el narcotráfico o contra las plantaciones de droga en Afganistán?
—La decisión de la OTAN es seguir trabajando en el marco de la resolución de la ONU y, por tanto, la lucha contra el narcotráfico se hará a petición afgana y en apoyo del ejército y la policía afgana. Es una decisión temporal, en tanto los afganos no puedan hacerse cargo en solitario de esa tarea, y para casos excepcionales. En la región de Baghdis, donde operan nuestras tropas, no se da esa situación excepcional.
—¿España se plantea un aumento de tropas después de lo que parece evidente que es una reducción en otros escenarios?
—Ahora mismo, nuestro trabajo está en la consolidación de las tareas importantes que estamos llevando a cabo tanto en la base avanzada de Herat como en Qal-i-Naw, que son tareas de estabilización, reconstrucción o, mejor dicho, de construcción del país junto con la Aecid. No está en el horizonte el aumento de tropas allí destinadas.
—En lo que lleva usted al frente del Ministerio ha tenido que vivir la experiencia del secuestro del «Playa de Bakio» por piratas somalíes. Visto lo visto, ¿habría que haber atacado a los secuestradores? —Estamos hablando de las aguas que rodean las costas somalíes —lo que en derecho internacional se considera un auténtico mar fallido— y donde están operando, con total impunidad, hasta mil piratas perfectamente pertrechados. España es uno de los países que, en relación con lo que allí tiene, está comprometiéndose más con la solución para las aguas frente a Somalia. Arrancamos la primera resolución de Naciones Unidas contra los actos de piratería; conseguimos poner en marcha una célula de coordinación militar, y a su vez enviamos el avión de patrulla marítima «P3 Orion». Hemos conseguido la puesta en marcha de una misión de Política y Seguridad de la Unión Europea y el viernes pasado el compromiso de la OTAN de implicarse también. Ese es el trabajo responsable que ha hecho el Gobierno español.
—La pregunta era si había que haber actuado con mayor dureza por parte de la Armada ante el secuestro del «Playa de Bakio»...
—En el «Playa de Bakio», el Gobierno lo que priorizó fue las vidas que estaban en juego tras el secuestro por parte de los piratas. E inmediatamente después, lo que hicimos fue ponernos a trabajar para liderar las resoluciones que ahora mismo amparan los actos que llevemos a cabo en materia militar en aquellas aguas.
—¿Para cuándo el fin de la misión militar en Bosnia hacia una misión civil?
—España ha trasladado, también en la reunión de Deauville, a los países de la Unión Europea lo que nosotros opinamos que debe ser el fin de la operación militar y el inicio o el refuerzo de la operación civil en Bosnia-Herzegovina. La razón está muy clara: tras quince años de operación militar, es unánime el éxito de la misión. Yo estuve en los acuerdos de Dayton como observadora internacional y tengo el recuerdo de lo que vi; y tengo el recuerdo de lo que he visto ahora. Por tanto, éxito de la misión y relevante y reconocido papel de las Fuerzas Armadas Españolas. Probablemente, el colofón de esa relevante misión española es esa Plaza de España en Mostar.
«Nuestros militares ponen en riesgo su vida por la libertad y la vida de los demás. Son así»
—¿Y cuándo se hará efectivo ese cambio?
—La próxima reunión formal de ministros, en este caso de Exteriores y de Defensa, pondrá de relevancia este consenso mayoritario para que la misión mute en una misión esencialmente civil. Yo creo que lo veremos pronto. El consenso está ahí, y en la próxima reunión formal, que está prevista en torno al 10 de noviembre, en la que podamos tomar decisiones, muy probablemente tomará cuerpo lo que ya se ha gestado en reuniones informales.
—¿Qué pintamos en Kosovo si no reconocemos la independencia del país?
—Nuestro compromiso tiene que ver con la resolución de Naciones Unidas 1244. La OTAN lo expresó de manera muy clara a su secretario general. La OTAN no está para reconocer o no reconocer la independencia de determinados países. España, por un lado, ha puesto de manifiesto su compromiso con el derecho internacional, y para ello hemos dejado claro que no aceptamos las declaraciones unilaterales de independencia. Pero eso no obsta para que trabajemos con nuestros aliados en las misiones que tenemos encomendadas en Kosovo (garantizar un entorno seguro y la libertad de movimientos; protección de las minorías étnicas…). Lo que sí hemos declinado aceptar son misiones nuevas que puedan venir amparadas por otro tipo de resoluciones que no es la que nos tiene comprometidos.
—¿Y eso no hace especialmente incómoda la presencia de soldados españoles allí? Me refiero, en comparación con otros países que también tienen tropas y que sí que reconocen la independencia de Kosovo.
—Los mandos que están al frente de la misión kosovar, insisten en algo que he escuchado mucho durante todo este tiempo, y es el especial afecto que las tropas que trabajan con nosotros en las misiones internacionales le tienen a España, no sólo por nuestra calidad técnica o profesional sino por nuestra calidad humana. Y por la especial relación que nosotros establecemos con los civiles en la zona. Por lo tanto, España continúa trabajando con el mismo compromiso que al principio en las tareas de la resolución 1244 de Naciones Unidas consciente de la relevancia de nuestra labor.
—¿En qué medida cambiará la política exterior y de defensa de Estados Unidos en función de quién gane las elecciones?
—El compromiso de España con la paz y la estabilidad en el mundo —y me da igual si estamos hablando de Bosnia o de Afganistán— no tiene nada que ver con la administración demócrata o republicana, ni con Bush ni con McCain ni con Obama. Tiene que ver con el deseo del pueblo español de estar en Afganistán, en Líbano, en Bosnia, en Chad, y de no estar en Irak. Tiene que ver con los que nosotros queremos, con los intereses de España.
—Insisto. La pregunta es más que como ministra de Defensa, como interesada por los asuntos internacionales, ¿Cree que va a cambiar la política exterior de Estados Unidos en función de quién gane las elecciones?
—Estados Unidos es para España un país amigo y aliado. Le pondré un ejemplo: decenas de decenas de aviones de las Fuerzas Armadas norteamericanas aterrizan y despegan a diario en nuestro país. Por lo tanto, país aliado y amigo, con quien estrechamente trabajaremos tanto si está al frente una Administración republicana como una Administración demócrata. Los compromisos de España no tienen que ver con una u otra: tienen que ver con las leyes, la legalidad internacional, y los deseos de los españoles. Por cierto, el viernes pasado me entrevisté con el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, y lo primero que hizo fue agradecernos el importante trabajo que nuestras tropas están haciendo en Afganistán. Insisto, país aliado y amigo.
—Desde el punto de vista humano es evidente que para usted hubo un antes y un después del asesinato del brigada Luis Conde por parte de ETA. ¿Las Fuerzas Armadas españolas hoy son más o menos objetivo terrorista de la banda terrorista ETA de lo que lo eran hace algunos años?
—Desgraciadamente, todos hace ya tiempo que sabemos que corremos riesgos con la delirante barbarie asesina de ETA y, por supuesto, lo saben nuestros militares. Son ya más de treinta años de asesinatos de la banda terrorista y 102 militares de los tres ejércitos los que han perdido la vida a manos de ETA. Trabajamos codo a codo con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por ver el fin de la banda. Y aunque mucha gente no lo sabe —porque el trabajo de nuestras Fuerzas Armadas es como debe ser, riguroso pero también discreto—, tenemos en la lucha contra ETA un papel relevante, como ha ocurrido en la Expo de Zaragoza.
—Es su primer día de la Fiesta Nacional como ministra. ¿Sigue siendo en España una asignatura pendiente la cultura de defensa desde el punto de vista social?
—Yo creo que hemos corrido mucho y muy bien. Diría que en sólo una generación, el Ejército español ha pasado de ser temido por el pueblo a admirado por el pueblo. Y nos lo hemos ganado a pulso toda la sociedad española y también los ejércitos. Hace veinte años de nuestras misiones internacionales, más de cien mil militares en cincuenta misiones en cuatro continentes, que han acercado a la gente el trabajo de nuestros militares y nuestro compromiso por la paz. Veinte años también de la incorporación de la mujer, y somos hoy un Ejército moderno, en un país donde nos dicen las estadísticas que seis de cada diez españoles se sienten identificados con sus Fuerzas Armadas. Mi trabajo es que sean diez de cada diez. Por eso hemos querido darles voz a las familias en este 12 de Octubre. Y que por primera vez sean ellas las que hablen con ese orgullo y con esa admiración de cómo están esperando y apoyando a su gente, los que corren mayor riesgo. Creo que hemos corrido mucho, hemos corrido muy bien, hacia un ejército moderno, eficaz, comprometido no sólo con la seguridad interior sino con la paz y la estabilidad en el mundo.
—¿Le ha cambiado el concepto que tenía de las Fuerzas Armadas en estos meses de ministra?
—He conocido mejor la tarea que hacían. Hace tiempo que estuve en contacto, como miembro de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa, con la tarea que hacían nuestros Ejércitos. Y recuerdo el orgullo que sentí en Bosnia-Herzegovina, que fue la primera misión que hice, de la tarea que estaba haciendo el Ejército español. Y sientes más admiración y orgullo. Cuando llegas aquí conoces más y mejor la tarea que realizan. Por eso, este empeño en que lo conozca más la sociedad.
—Si se pudiera simplificar, ¿qué aprendió usted en los días posteriores al asesinato del brigada Luis Conde?
—Aprendo muchas cosas cada día en esta casa. Afortunadamente, es un trabajo que te permite, sobre todo, poner en valor algo que no se ve pero que está ahí, y es que nuestros militares, el día que entran por vocación en el Ejército, saben —y quieren hacerlo así— que son capaces de poner en riesgo su propia vida por un bien superior, que puede ser la libertad y la vida de los demás en lugares tan remotos como el Chad, Afganistán o Líbano. Y eso es una enseñanza a diario que te hace probablemente irte cada día a la cama distinto pero, también, reconfortado. Son así. Esa es la vocación que les trae al Ejército: la de servir a los demás. Y probablemente tenemos que insistir más: que la gente conozca que ponen en riesgo lo más sagrado que tienen, que es su vida, por la seguridad de los demás.
«El Ejército ha pasado de ser temido a admirado en una sola generación»
La primera mujer al frente de los militares subraya el compromiso con la misión de la alianza en Afganistán y con la paz y la estabilidad en el mundo y desaca que, en poco tiempo, la sociedad española ha cambiado su percepción sobre la tarea de sus Fuerzas Armadas
«¿Qué si soy la tapada de Zapatero? Bastante tengo con lo que tengo»
«Tratamos de salvar los efectos no deseados en la Ley de la Carrera Militar»
POR ÁNGEL EXPÓSITO MADRID
Domingo, 12-10-08
Es la primera Fiesta Nacional para Carme Chacón como ministra de Defensa. De su maletín sobresalen informes sobre Afganistán, Somalia, El Líbano y los Balcanes. Además de la Ley de Defensa Nacional. Pero por encima de la titular de Defensa sobrevuela siempre su trayectoria pública y su horizonte político.
—¿Hasta cuándo prevé usted que permanezcan las tropas españolas en Afganistán?
—Cumpliremos nuestros cometidos y estaremos con la Alianza mientras el objetivo continúe por cumplirse. Ahora hemos pedido un calendario para acelerar el proceso de afganización, y lo que a todos nos parece cada vez más necesario: mayor y mejor coordinación entre «Libertad Duradera» y la ISAF.
—¿Está aumentando el riesgo y la percepción de peligro de la misión española en Afganistán?
—La misión ha sido siempre compleja. Nadie duda de que esta no es una misión fácil, y las tropas españolas saben que están en una misión de riesgo. Insisto: estamos consolidando las tareas que tenemos comprometidas, y lo estamos haciendo conscientes de que primar nuestra seguridad en el trabajo que hacemos es fundamental, tanto en el entrenamiento de nuestras tropas, como en los elementos materiales de seguridad que acompañan a nuestras tropas en las bases de Herat y Qal-i-Naw.
—¿Comparte la tesis del general británico Carleton-Smith, quien dijo que tarde o temprano habrá que negociar con los talibanes?
—Los aliados trabajamos por un proyecto y una estrategia común, la decidida por los primeros ministros en Bucarest, que ahora mismo se basa en cuestiones que son unánimes: una aproximación global al problema (la solución no es sólo militar porque lo será también política y, además, civil) y la aceleración del proceso de afganización (la transferencia a las autoridades afganas de la seguridad del país). Por esto, y por una mejor coordinación entre «Libertad Duradera» y la ISAF, pasa el éxito de las misiones que tenemos en marcha.
—Cuando dice mayor coordinación entre «Libertad Duradera» e ISAF, ¿está queriendo decir, aunque lo haga de manera diplomática, que a los estadounidenses se les ha ido la mano muchas veces?
—En algún momento, han pedido disculpas por algún error cometido respecto a la población civil. Pero nosotros, lo que queremos es trabajar mejor, conjuntamente, en las tareas que con el mismo objetivo estamos haciendo en dos misiones que conviven bajo mando único. De hecho, y a solicitud de España, hemos introducido en la Cumbre de la OTAN el concepto de «evitar bajas civiles», fundamental para ganarnos a la población afgana. Sólo ganaremos esta misión con los afganos de nuestro lado.
«En Afganistán estaremos con la Alianza mientras el objetivo continúe por cumplirse»
—¿Participarán las tropas españolas en la lucha contra el narcotráfico o contra las plantaciones de droga en Afganistán?
—La decisión de la OTAN es seguir trabajando en el marco de la resolución de la ONU y, por tanto, la lucha contra el narcotráfico se hará a petición afgana y en apoyo del ejército y la policía afgana. Es una decisión temporal, en tanto los afganos no puedan hacerse cargo en solitario de esa tarea, y para casos excepcionales. En la región de Baghdis, donde operan nuestras tropas, no se da esa situación excepcional.
—¿España se plantea un aumento de tropas después de lo que parece evidente que es una reducción en otros escenarios?
—Ahora mismo, nuestro trabajo está en la consolidación de las tareas importantes que estamos llevando a cabo tanto en la base avanzada de Herat como en Qal-i-Naw, que son tareas de estabilización, reconstrucción o, mejor dicho, de construcción del país junto con la Aecid. No está en el horizonte el aumento de tropas allí destinadas.
—En lo que lleva usted al frente del Ministerio ha tenido que vivir la experiencia del secuestro del «Playa de Bakio» por piratas somalíes. Visto lo visto, ¿habría que haber atacado a los secuestradores? —Estamos hablando de las aguas que rodean las costas somalíes —lo que en derecho internacional se considera un auténtico mar fallido— y donde están operando, con total impunidad, hasta mil piratas perfectamente pertrechados. España es uno de los países que, en relación con lo que allí tiene, está comprometiéndose más con la solución para las aguas frente a Somalia. Arrancamos la primera resolución de Naciones Unidas contra los actos de piratería; conseguimos poner en marcha una célula de coordinación militar, y a su vez enviamos el avión de patrulla marítima «P3 Orion». Hemos conseguido la puesta en marcha de una misión de Política y Seguridad de la Unión Europea y el viernes pasado el compromiso de la OTAN de implicarse también. Ese es el trabajo responsable que ha hecho el Gobierno español.
—La pregunta era si había que haber actuado con mayor dureza por parte de la Armada ante el secuestro del «Playa de Bakio»...
—En el «Playa de Bakio», el Gobierno lo que priorizó fue las vidas que estaban en juego tras el secuestro por parte de los piratas. E inmediatamente después, lo que hicimos fue ponernos a trabajar para liderar las resoluciones que ahora mismo amparan los actos que llevemos a cabo en materia militar en aquellas aguas.
—¿Para cuándo el fin de la misión militar en Bosnia hacia una misión civil?
—España ha trasladado, también en la reunión de Deauville, a los países de la Unión Europea lo que nosotros opinamos que debe ser el fin de la operación militar y el inicio o el refuerzo de la operación civil en Bosnia-Herzegovina. La razón está muy clara: tras quince años de operación militar, es unánime el éxito de la misión. Yo estuve en los acuerdos de Dayton como observadora internacional y tengo el recuerdo de lo que vi; y tengo el recuerdo de lo que he visto ahora. Por tanto, éxito de la misión y relevante y reconocido papel de las Fuerzas Armadas Españolas. Probablemente, el colofón de esa relevante misión española es esa Plaza de España en Mostar.
«Nuestros militares ponen en riesgo su vida por la libertad y la vida de los demás. Son así»
—¿Y cuándo se hará efectivo ese cambio?
—La próxima reunión formal de ministros, en este caso de Exteriores y de Defensa, pondrá de relevancia este consenso mayoritario para que la misión mute en una misión esencialmente civil. Yo creo que lo veremos pronto. El consenso está ahí, y en la próxima reunión formal, que está prevista en torno al 10 de noviembre, en la que podamos tomar decisiones, muy probablemente tomará cuerpo lo que ya se ha gestado en reuniones informales.
—¿Qué pintamos en Kosovo si no reconocemos la independencia del país?
—Nuestro compromiso tiene que ver con la resolución de Naciones Unidas 1244. La OTAN lo expresó de manera muy clara a su secretario general. La OTAN no está para reconocer o no reconocer la independencia de determinados países. España, por un lado, ha puesto de manifiesto su compromiso con el derecho internacional, y para ello hemos dejado claro que no aceptamos las declaraciones unilaterales de independencia. Pero eso no obsta para que trabajemos con nuestros aliados en las misiones que tenemos encomendadas en Kosovo (garantizar un entorno seguro y la libertad de movimientos; protección de las minorías étnicas…). Lo que sí hemos declinado aceptar son misiones nuevas que puedan venir amparadas por otro tipo de resoluciones que no es la que nos tiene comprometidos.
—¿Y eso no hace especialmente incómoda la presencia de soldados españoles allí? Me refiero, en comparación con otros países que también tienen tropas y que sí que reconocen la independencia de Kosovo.
—Los mandos que están al frente de la misión kosovar, insisten en algo que he escuchado mucho durante todo este tiempo, y es el especial afecto que las tropas que trabajan con nosotros en las misiones internacionales le tienen a España, no sólo por nuestra calidad técnica o profesional sino por nuestra calidad humana. Y por la especial relación que nosotros establecemos con los civiles en la zona. Por lo tanto, España continúa trabajando con el mismo compromiso que al principio en las tareas de la resolución 1244 de Naciones Unidas consciente de la relevancia de nuestra labor.
—¿En qué medida cambiará la política exterior y de defensa de Estados Unidos en función de quién gane las elecciones?
—El compromiso de España con la paz y la estabilidad en el mundo —y me da igual si estamos hablando de Bosnia o de Afganistán— no tiene nada que ver con la administración demócrata o republicana, ni con Bush ni con McCain ni con Obama. Tiene que ver con el deseo del pueblo español de estar en Afganistán, en Líbano, en Bosnia, en Chad, y de no estar en Irak. Tiene que ver con los que nosotros queremos, con los intereses de España.
—Insisto. La pregunta es más que como ministra de Defensa, como interesada por los asuntos internacionales, ¿Cree que va a cambiar la política exterior de Estados Unidos en función de quién gane las elecciones?
—Estados Unidos es para España un país amigo y aliado. Le pondré un ejemplo: decenas de decenas de aviones de las Fuerzas Armadas norteamericanas aterrizan y despegan a diario en nuestro país. Por lo tanto, país aliado y amigo, con quien estrechamente trabajaremos tanto si está al frente una Administración republicana como una Administración demócrata. Los compromisos de España no tienen que ver con una u otra: tienen que ver con las leyes, la legalidad internacional, y los deseos de los españoles. Por cierto, el viernes pasado me entrevisté con el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, y lo primero que hizo fue agradecernos el importante trabajo que nuestras tropas están haciendo en Afganistán. Insisto, país aliado y amigo.
—Desde el punto de vista humano es evidente que para usted hubo un antes y un después del asesinato del brigada Luis Conde por parte de ETA. ¿Las Fuerzas Armadas españolas hoy son más o menos objetivo terrorista de la banda terrorista ETA de lo que lo eran hace algunos años?
—Desgraciadamente, todos hace ya tiempo que sabemos que corremos riesgos con la delirante barbarie asesina de ETA y, por supuesto, lo saben nuestros militares. Son ya más de treinta años de asesinatos de la banda terrorista y 102 militares de los tres ejércitos los que han perdido la vida a manos de ETA. Trabajamos codo a codo con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por ver el fin de la banda. Y aunque mucha gente no lo sabe —porque el trabajo de nuestras Fuerzas Armadas es como debe ser, riguroso pero también discreto—, tenemos en la lucha contra ETA un papel relevante, como ha ocurrido en la Expo de Zaragoza.
—Es su primer día de la Fiesta Nacional como ministra. ¿Sigue siendo en España una asignatura pendiente la cultura de defensa desde el punto de vista social?
—Yo creo que hemos corrido mucho y muy bien. Diría que en sólo una generación, el Ejército español ha pasado de ser temido por el pueblo a admirado por el pueblo. Y nos lo hemos ganado a pulso toda la sociedad española y también los ejércitos. Hace veinte años de nuestras misiones internacionales, más de cien mil militares en cincuenta misiones en cuatro continentes, que han acercado a la gente el trabajo de nuestros militares y nuestro compromiso por la paz. Veinte años también de la incorporación de la mujer, y somos hoy un Ejército moderno, en un país donde nos dicen las estadísticas que seis de cada diez españoles se sienten identificados con sus Fuerzas Armadas. Mi trabajo es que sean diez de cada diez. Por eso hemos querido darles voz a las familias en este 12 de Octubre. Y que por primera vez sean ellas las que hablen con ese orgullo y con esa admiración de cómo están esperando y apoyando a su gente, los que corren mayor riesgo. Creo que hemos corrido mucho, hemos corrido muy bien, hacia un ejército moderno, eficaz, comprometido no sólo con la seguridad interior sino con la paz y la estabilidad en el mundo.
—¿Le ha cambiado el concepto que tenía de las Fuerzas Armadas en estos meses de ministra?
—He conocido mejor la tarea que hacían. Hace tiempo que estuve en contacto, como miembro de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa, con la tarea que hacían nuestros Ejércitos. Y recuerdo el orgullo que sentí en Bosnia-Herzegovina, que fue la primera misión que hice, de la tarea que estaba haciendo el Ejército español. Y sientes más admiración y orgullo. Cuando llegas aquí conoces más y mejor la tarea que realizan. Por eso, este empeño en que lo conozca más la sociedad.
—Si se pudiera simplificar, ¿qué aprendió usted en los días posteriores al asesinato del brigada Luis Conde?
—Aprendo muchas cosas cada día en esta casa. Afortunadamente, es un trabajo que te permite, sobre todo, poner en valor algo que no se ve pero que está ahí, y es que nuestros militares, el día que entran por vocación en el Ejército, saben —y quieren hacerlo así— que son capaces de poner en riesgo su propia vida por un bien superior, que puede ser la libertad y la vida de los demás en lugares tan remotos como el Chad, Afganistán o Líbano. Y eso es una enseñanza a diario que te hace probablemente irte cada día a la cama distinto pero, también, reconfortado. Son así. Esa es la vocación que les trae al Ejército: la de servir a los demás. Y probablemente tenemos que insistir más: que la gente conozca que ponen en riesgo lo más sagrado que tienen, que es su vida, por la seguridad de los demás.