Viernes, 24-10-08
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, comunicó personalmente por teléfono a su colega español, Miguel Ángel Moratinos, los motivos por los que España no ha sido invitada a la cumbre financiera internacional que se celebrará el próximo 15 de noviembre en Washington, según supo ABC de fuentes solventes.
Moratinos se puso en contacto con Rice, dentro de las gestiones que a distintos niveles está llevando a cabo el Gobierno español para tratar de que nuestro país no sea excluido de la reunión de Washington, a la que el presidente estadounidense ha convocado a los integrantes del G-20, el grupo formado por los ocho países más industrializados del mundo (Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia y Canadá), a la Unión Europea y a un bloque de once países emergentes (Brasil, China, India, México, Argentina, Corea del Sur, Australia, Arabia Saudí, Indonesia, Sudáfrica y Turquía).
El formato elegido deja fuera a España y desoye las razones esgrimidas por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en el sentido de que nuestro país es la octava potencia económica del mundo -aunque en PIB per cápita es la número 25- y tiene uno de los sistemas financieros más sólidos, hasta el punto de que bancos españoles han tenido que acudir a la compra de entidades en países que sí estarán presentes en la conferencia.
Toda la maquinaria
El Gobierno español ha puesto en marcha toda su maquinaria para que, finalmente, Zapatero sea admitido en la reunión. Así, fuentes gubernamentales aseguraron ayer que se han mantenido contactos con la Casa Blanca, sin precisar a qué nivel, pero excluyendo que haya habido una conversación telefónica entre el jefe del Ejecutivo y el presidente estadounidense, George Bush.
ABC pudo saber que los contactos no fueron únicamente a través de las respectivas Embajadas, sino también del propio ministro de Exteriores, que llamó a Condoleeza Rice -con quien mantiene una buena relación personal y frecuentes charlas telefónicas sobre distintos asuntos-, tras conocer que España no había sido invitada. Moratinos expuso los argumentos de España -que el Gobierno considera «objetivos y basados en datos»- para intentar convencer a Estados Unidos de que la presencia de nuestro país en la cumbre sería beneficiosa. Fuentes próximas a Zapatero, aseguran que el presidente del Gobierno llevaría a esa reunión propuestas «muy interesantes».
La respuesta norteamericana a las demandas españolas no ha pasado de las buenas palabras, acompañadas de un sentimiento de «comprensión» de las quejas
Sin embargo, la respuesta norteamericana a las demandas españolas no ha pasado de las buenas palabras, acompañadas de un sentimiento de «comprensión» de las quejas. Las fuentes consultadas por este periódico insistieron en que desde la Administración estadounidense se asegura que no hay nada personal en la decisión, ni se trata de un «castigo» de Bush a Zapatero, a quien ha distinguido con su indiferencia en los últimos cuatro años.
Washington alega que se optó por un formato ya existente, como es el del G-20, para evitar presiones de unos y otros, aunque siendo conscientes de que se produciría algún agravio, como es el caso de España.
Las mencionadas fuentes gubernamentales señalaron también que, además de los contactos a nivel de las Embajadas, se mantiene también otros con los cuarteles generales de los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, ya que quien venza en las elecciones del 4 de noviembre, aunque no haya asumido el cargo, estará previsiblemente en la cumbre de la capital federal. No obstante, la atención de los candidatos está más centrada ahora en sus campañas electorales que en pensar si España debe estar o no en la cumbre.
Críticas a Bush
Mientras, algunos miembros del Gobierno o del PSOE no ayudan mucho a que Zapatero consiga su objetivo de convencer a los norteamericanos. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, después de culpar de nuevo a Estados Unidos de la crisis financiera internacional, se consoló: «Ya sólo quedan trece días de Bush y trece días pasan rápido».
Por su parte, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, abundó en las críticas a la Administración estadounidense, y sentenció que con las elecciones del 4-N se cerrará «una etapa política que no sólo nos ha conducido a una guerra desastrosa, sino a un crack no visto desde el 29», que tiene «nombre y apellidos».
Entretanto, Zapatero emprendió ayer un viaje a Pekín, para estar presente en la Cumbre ASEM, que reunirá a jefes de Estado y de Gobierno de 45 países de Europa y Asia. El jefe del Ejecutivo se ha visto obligado a hacer ese rápido desplazamiento -volverá el sábado- para intentar recabar allí apoyos para que se incluya a España en la cita de Washington. Se reunirá con el presidente chino, Hu Jintao, y previsiblemente, con varios mandatarios más, tanto europeos como asiáticos, que sí han sido invitados a la cumbre del 15-N.