1 de febrero de 2014

El yoga, la disciplina que ayuda a la Princesa de Asturias a serenarse

El yoga, la disciplina que ayuda a la Princesa de Asturias a serenarse

Día 01/02/2014 - 13.04h
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Lo practica muchas tardes en compañía de Silvia Villar Mir y Javier López Madrid, íntimos de Don Felipe. Le ayuda a sentirse mejor y a mantenerse en forma

Media tarde. Una figura estilizada desciende de un vehículo en una elitista urbanización de Madrid. Se trata de Doña Letizia (41 años), quellega puntual a la clase de yoga que muchas tardes recibe en casa de sus amigos, Silvia Villar Mir y Javier López Madrid, de una prestigiosa monitora de esta disciplina. Para hablar de los beneficios del yoga habría que gastar todas las palabras que caben en esta crónica. Mejora todo y no perjudica nada. Ése sería el mejor resumen de esta disciplina física y mental cuyo origen proviene de India y que practican millones de personas desde hace siglos. Relajarse, aumentar la elasticidad, mejorar la respiración y hasta perder peso. Con el yoga uno puede conseguir aquello que busque. De ahí cómo se practica en todas su variantes, a todas las edades y sin necesidad de nada más que una colchoneta, ropa cómoda y una técnica adecuada que normalmente enseña un maestro.
La Princesa de Asturias ha demostrado en algunas de sus apariciones ser una ferviente seguidora de la alimentación y la vida sana. Entre sus cuidados físicos figura comprar productos ecológicos y vigilar muchísimo la dieta que se come en casa, no tanto por adelgazar sino por eliminar aquellos productos que considere nocivos para la salud. Esas costumbres son las que también practica con sus hijas, a las que inculca los valores nutricionales de una alimentación sana y equilibrada y de ahí que se cuenta la anécdota de cómo la Infanta Leonor hablaba a su familia en las reuniones familiares de las excelencias de las verduras como antioxidantes.
Por eso la Princesa suele acudir a tiendas de comida ecológica o herbolarios donde encuentra ciertos productos que no se venden en las grandes superficies. Y en estos cuidados desde hace un tiempo se incluye hacer yoga uno o dos días a la semana. Aunque en Madrid hay centros muy buenos Doña Letizia, lógicamente buscando la discreción que en gimnasios o salas públicas sería impensable, lo que hace es acudir al domicilio de un íntimo amigo de Don Felipe, Javier López Madrid, donde se reúne con su esposa, Silvia Millar Mir, y dos amigas más para hacer yoga.
Son clases particulares en un ambiente de absoluta confianza que demuestra cómo la Princesa sí mantiene relación con las amistades de Don Felipe, ya que al grupo suele unirse también la esposa de Ricky Fuster, la mexicana Mónica Fernández Navarro. «A Doña Letizia le encanta y siempre que puede se une a las clases», dice una amiga. Con el yoga y también corriendo por los alrededores de su residencia es como la Princesa se mantiene en forma. Mientras que Don Felipe prefiere el esquí o la vela, ella encuentra en estas otras modalidades la mejor manera de encontrarse bien con su cuerpo. Preocupada no sólo por la salud sino también por la imagen, en esos cuidados se incluyen los trucos de belleza que como tantas mujeres de hoy se hace cada cierto tiempo.
Antes de conocer al Príncipe solía acudir al centro de belleza de Carmen Navarro (por indicación de la exmujer de su primo, que trabajaba allí), donde recibía masajes de reafirmación tanto en cara como en cuerpo yprobaba algunas de las máquinas que ayudan a mejorar la piel. Si bien es cierto que de soltera se sometió a un aumento de pecho, fue ya como Princesa cuando le hicieron una rinoplastia para suavizar su perfil (aunque nunca se quiso confirmar, todo apunta a que fue el doctor Antonio de la Fuente quien la operó) cuyo resultado fue muy alabado dotando al rostro de mayor armonía. No es verdad que se haya operado el mentón ni los lifting que dijeron que se había hecho, dado que ni tiene edad ni flacidez facial para esa técnica.
Puesto que siempre ha tenido una lupa en todo lo que hace y especialmente en su manera de vestir o cuidarse llama la atención que sea justamente ahora cuando en algunos medios se hayan percatado que la Princesa no lleva la alianza de pedida ni la de casada buscando otro significado a ese gesto. Lo cierto es que, si se mira en la hemeroteca, hace ya más de un año y medio que dejó de usar la alianza de pedida una vez se supo que había sido su cuñado, Iñaki Urdangarin, quien la había comprado. Así Doña Letizia se mantiene alejada del escándalo.

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