Los beneficios de la siesta que sí aprovecharon Reagan, Kennedy o Bush
I. MIRANDA / MADRID
ABC - Día 19/02/2014 - 11.53h
Múltiples estudios están demostrando cómo este tipo de descanso mejora el rendimiento, la memoria y la creatividad, entre otros
John F. Kennedy, Ronald Reagan, George W. Bush o John D.Rockefeller tienen varias cosas en común: no sólo se trata de algunos de los norteamericanos más influyentes de la historia de EE.UU., sino que también practicaban... la siesta.
Pese a que «The New York Times», siguiendo los pasos de «The Telegraph», ha decidido arremeter contra los horarios españoles y el cliché de la siesta, lo cierto es que en tierras norteamericanas se han dado célebres ejemplos de quienes sí conocían —o al menos experimentaban— sus beneficios.
Es más, ocurre lo mismo con millones de estadounidenses anónimos.Por lo menos un tercio de sus ciudadanos duermen la siesta a diario, como mostraba una encuesta del Pew Research Center en 2009. Según indicaba el prestigioso «think tank», esta costumbre es practicada tanto en los fines de semana como a diario, sin apenas diferencias en los resultados. Y es que, pese a los estigmas que recaen sobre ella, la siesta tiene muchos beneficios.
Mejora el rendimiento
Lo cierto es que cada vez son más los estudios que avalan los beneficios de una siesta de hasta 30 minutos. Por ejemplo, la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) descubrió que tras una siesta de 26 minutos los controladores aéreos rendían un 34 por ciento más y se reforzaba su estado de alerta un 54 por ciento.
También la Academia Americana del Sueño reconoce sus múltiples virtudes. Según diversos estudios recogidos, esta práctica puede restaurar el estado de alerta, mejorar el rendimiento y reducir los errores y accidentes, además de tener beneficios psicológicos.
Reduce los problemas cardíacos
En «Archives of Internal Medicine 167» también se publicó una investigación realizada por la Universidad de Harvard en la que los científicos mostraban cómo los sujetos que dormían siesta ocasionalmente redujeron en un 12 por ciento los problemas cardíacos y los que lo hacían habitualmente lo redujeron un 37 por ciento.
Reduce el estrés
De hecho, los autores del citado estudio elaborado en 2007 a partir del seguimiento de 24.000 personas a lo largo de seis años, explicaban que los resultados de la reducción de problemas cardíacos se debían a que la siesta actuaba a corto plazo como un «liberador de tensión».
Mejora la memoria
Según van pasando las horas del día y la fatiga empieza a acumularse, también se produce un deterioro del rendimiento y de ciertas capacidades. Según han mostrado diversos estudios, una pequeña siesta ayuda a la retención de nuevos datos, refuerza la atención y la concentración y favorece el aprendizaje.
Por ejemplo, un estudio realizado en Australia en 2010 demostró que además de que la siesta conseguía elevar a los mismos niveles la memoria declarativa y espacial que una noche completa de sueño, también podía prevenir que las primeras áreas corticales sensoriales sucumbieran a la fatiga como lo hubieran hecho sin una siesta.
Aumenta la creatividad
Un equipo de investigadores se dedicó a monitorear el cerebro para tratar de averiguar por qué a veces encontramos la solución a un problema después de una siesta. Así, descubrieron una explosión de actividad en el hemisferio derecho, el lado más fuertemente ligado a la creatividad, según recogió «Health.com». Un estudio anterior había revelado que las siestas en las que se entraban en fase REM llevaban a un mejor rendimiento en una serie de problemas de palabras creativas, según contó «National Geographic».
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