Para la
delegación española, era una simple inauguración de la línea 3 de metro de Ankara, una obra dirigida por la empresa catalana Comsa. Un acto protocolario más para apoyar a las empresas españolas en el exterior. Pero
Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro turco y líder de Justicia y Desarrollo, el partido islamista que se hizo con el poder en 2003, ha metido a Rajoy en un auténtico mitin de partido, con 5.000 entusiastas islamistas con banderas del partido con la bombilla que lo identifica, agradecidos por la llegada del metro a un barrio popular "antes de las elecciones locales", como dijo el propio alcalde.
Turquía está en campaña electoral para los comicios locales de marzo, en los que Erdogan se la juega en su momento político más delicado,
acosado por escándalos de corrupción y por críticas internacionales a su represión de las protestas, a su ley para censurar internet y a sus purgas de los policías que investigan la corrupción. Erdogan ya ha
tenido que relevar a 10 de sus 25 ministros en diciembre para hacer frente al escándalo de corrupción. Y el martes, con Rajoy al lado, increpó a un periodista del diario Zaman por preguntarle sobre un caso de corrupción que le afecta indirectamente.
En este ambiente de enorme tensión, y pese a las evidentes diferencias entre el PP y un partido islamista moderado como Justicia y Desarrollo, a Rajoy le han colado en un mitin en toda regla de la campaña electoral protagonizado por el alcalde de Ankara y candidato, Melih Gonçek, y con otros miembros de la cúpula del partido y el presidente de la Repúblcia, Abdullah Gül, también islamista. El presidente español alargó su viaje, que en teoría debía concluir ayer, y se
saltó la sesión de control en el Congreso precisamente para participar en este acto, que probablemente no imaginaba así, aunque a su llegada, entre gritos a favor de Erdogan y un mar de banderas islamistas, Rajoy saludó a los militantes como si nada.
El presidente del Gobierno, ajeno a cualquier polémica ha asegurado desde la tribuna: "Es para mí un honor estar aquí con todos ustedes y gracias por invitarme a este acto", y ha añadido entre aplausos de los militantes "hay una gran cordialidad y confianza entre los dos Gobiernos". Rajoy parecía incluso emocionado y se ha proclamado "orgulloso" de que una empresa española como la catalana Comsa haya hecho esta obra y dijo: "Me he emocionado mucho escuchando aquí en Ankara el himno nacional".
Para Erdogan sí era claramente un mitin, y Rajoy, que habló antes, fue su telonero. Nada más arrancar, a gritos, ha arremetido contra la oposición turca. El primer ministro turco, en su peor momento político, ha logrado convertir la inauguración en un acto de exaltación a su liderazgo ante la mirada y el aplauso de Rajoy. "A los que quieren arrastrarnos a disputas innecesarias les decimos: hagan lo que hagan, seguiremos sirviendo al pueblo. Muchas personas intentan bloquear el país pero no van a tener éxito", sentenció a gritos entre aplausos enfervorecidos. Durante el acto, al más puro estilo populista, el presidente de la República se sacó de la manga la promesa de que durante una semana el metro será gratuito, y el público se lo agradeció.
Rajoy viaja por todo el mundo, incluidos régimenes totalitarios como Kazajstán, a la
búsqueda de contratos para las grandes empresas españolas de obra pública, que en España ya apenas tienen mercado ante el frenazo de las inversiones decretado por el propio presidente. Y en esos viajes suele renunciar a criticar la falta de respeto a las libertades en los países que visita. Aunque nunca había llegado hasta el límite de participar en un mitin electoral si bien encubierto como una inauguración de una línea de metro, en el que también estaba la ministra de Fomento, Ana Pastor.
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