1 de junio de 2011
Rubalcaba advierte a los acampados de que no podrán quedarse mucho más
El vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que hasta ahora había apostado por la paciencia y la prudencia ante el Movimiento 15-M, ha advertido esta mañana a los acampados de la Puerta del Sol de Madrid de que no podrán quedarse mucho más tiempo allí. Como argumento para levantar la acampada, Rubalcaba ha citado los problemas de los comerciantes, que denuncian una caída en sus ventas de hasta el 70% desde que se instalaron las tiendas el domingo 15 de mayo. "No puede ser que unos ciudadanos acaben con los derechos de otros ejerciendo los suyos", ha zanjado el responsable del Interior en una entrevista en la SER.
Pero nada apunta a un desalojo inminente porque, según Rubalcaba, todavía no está claro si pretenden continuar o no en Sol. Así, el ministro se ha reafirmado en la estrategia seguida por Interior y ha hecho hincapié en el diálogo: "Cuando hay unos derechos que interfieren en otros, hay un problema y habrá que buscar un entendimiento". "La Policía tiene que actuar con proporcionalidad. Hay que hacer las cosas bien, no vaya a ser que las hagas y el resultado sea mucho peor", ha señalado en una velada crítica a la actuación del consejero catalán de Interior, Felipe Puig, en el desalojo de la plaza de Catalunya.
"Reestructuración no significa disolución"
Preguntado al respecto, el vicealcalde de Madrid en funciones, Manuel Cobo, ha urgido a Interior y a la Delegación del Gobierno a tomar decisiones y a asumir responsabilidades. A su juicio, deben tomar "las decisiones que corresponden a su ámbito competencial" sobre Sol, sin "mirar para otro lado". Los indignados dieron anoche el primer paso hacia el levantamiento de la acampada al decidir en asamblea una reestructuración sin plazos fijados que consistirá en ir retirando poco a poco las tiendas permanentes y sustituirlas por un punto de información permanente compuesto por "barracones reciclables" en los que estarán las comisiones esenciales.
Como primer paso, apostaron por levantar las tiendas por el día y volver a instalarlas por la noche. A las ocho de esta tarde, decidirán en una nueva asamblea cómo se materializa la reestructuración, asunto que discutirán las comisiones a las cinco para llevar propuestas concretas. Ayuntamiento, Gobierno regional y Delegación del Gobierno aceptan este punto de información como un avance para solucionar el problema. "Reestructuración no significa disolución", aclaran esta mañana dos portavoces del movimiento, Juan Cobo y Tomás Muñoz. Ambos subrayan que "el campamento no se levanta", aunque matizan que "algunas comisiones han empezado ya a quitar algunas mesas".
Sin embargo, el aspecto del campamento es el mismo que ayer y que antes de ayer: las tiendas siguen en su sitio, las lonas, las mesas, las comisiones... "La idea en ningún momento es reducir sino reformar", aclara Olalla, de la comisión de extensión, que explica que la comisión de infraestructuras les ha pedido que cambien sus tenderetes hechos con toldos por "estructuras más sólidas y resistentes" con palés y techos en pendiente contra el fuego y la lluvia. Por reestructuración, Olalla entiende tener el campamento "más despejado, controlado y limpio" para evitar que "mucha gente que no es del movimiento" se siga "aprovechando de él", en alusión a borrachos e indigentes que, a su juicio, son los que causan los problemas.
Por su parte, las asociaciones empresariales y los comerciantes consultados esta mañana por EL PAÍS dicen sí a una caseta informativa, pero mantienen que el campamento es "ilegal" y debe desaparecer. No se conforman con una reestructuración, siguen exigiendo que se despeje la plaza. Pedro, uno de los quiosqueros de Sol, es tajante: "A menos que quede solo un puesto, no me vale ninguna reducción". Cuenta que antes hacía una caja de mil euros diarios y ahora, apenas 300. "Estamos solos, nadie nos apoya", se lamenta, para añadir que han ido a preguntarle si tiene alguna queja y a pedirle perdón, pero eso no arregla los bollos de su kiosko ni la caída de sus ingresos.
Hoy se celebrará la entrevista prevista en principio para ayer entre la delegada del Gobierno, Dolores Carrión, y los comerciantes de la zona. Los empresarios prefieren que la acampada se disuelva voluntariamente pero, en vista de que no parece que vaya a ser así a coto plazo, van a pedir a la Delegación que asuma sus responsabilidades, aunque entienden que el asunto es "delicado". Aunque la Delegación no ha querido precisar la hora de la cita, los empresarios de la Confederación de Comercio de Madrid (Cocem) y de la Asociación Empresarial Hotelera sí lo han hecho: las seis y media de la tarde.
"¿Peligroso?, para nada"
Una portavoz de Cocem reitera que las ventas han caído un 50% entre semana y un 70% los fines de semana y que se han dejado de hacer 1.500 contratos temporales de cara al verano, lo que convierte a la situación en "insostenible". Los acampados se preguntan cuánto más están ganando la pizzería, la tienda de gafas y los bares de Sol gracias a ellos. Antonio Gil, presidente de los hosteleros, sostiene que las reservas y ocupaciones se han reducido entre un 30 y un 40%. "Nadie viene a un país a ver este espectáculo dantesco bajo su balcón", sentencia.
Gil asegura que han sido "muy pacientes" porque esperaban que la protesta iba a disolverse tras las elecciones, pero al ver que no ha sido así han decidido "levantar la voz" -la patronal madrileña anunció ayer que reclamarán las pérdidas ante la fiscalía "a quien corresponda"-. Gil apunta a que "la situación ha empeorado" desde el desalojo de Barcelona porque, los extranjeros sobre todo, tienen sensación de inseguridad, "miedo". Sin embargo, no todos los foráneos huyen de la zona ni son tan melindrosos. Eduard Orband, francés de 65 años, visita esta mañana el campamento. Cuenta que ha viajado a Madrid "expresamente" a conocer el 15-M y se aloja en Sol. "¿Peligroso?, para nada", responde encantado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario