Hoy levantamos la acampada. Ni nos vamos ni nos callamos. Seguimos haciendo ruido es una de las pocas pancartas que quedan esta mañana en la Puerta del Sol de Madrid, junto con un barracón de unos 100 metros cuadrados hecho con palés y una lona de camuflaje que servirá de punto informativo y una carpa con 50 personas que se resisten a dejar la acampada, vigilados con discreción por la Policía. Mientras, 53 empleados municipales de limpieza, de mantenimiento de fuentes y monumentos y de jardines se afanan en limpiar desde primera hora de la mañana la plaza que durante casi un mes ha sido el centro del movimiento de protesta surgido el 15 de mayo. Ayer recogieron 17 toneladas de enseres y basura de la zona.
La acampada acabó a medianoche,
tras un grito mudo y una cacerolada, pero unas 300 personas decidieron mantener viva la protesta y se dirigieron a Callao. La riada humana irrumpió en la Gran Vía y
durante más de una hora logró cortar la circulación en ambos sentidos. Encabezados por una pancarta con el lema
Stop Represión. Libertad de expresión, se dirigieron hacia Cibeles, donde realizaron una sentada silenciosa. Con gritos de "eso, eso, nos vamos al Congreso", se desplazaron hacia el edificio de las Cortes. Un fuerte cordón policial les cortó el paso y evitó que los indignados pudieran pasar de la plaza de Neptuno hacia la carrera de San Jerónimo. Ahí, en la confluencia de las dos calles, realizaron de nuevo otra sentada, que
terminó a las tres de la madrugada.
Los que siguen en Sol
En el puesto de información, en el centro de Sol, se ha dispuesto una caja en la que se recogen opiniones y propuestas. La estatua de Carlos III sigue con todo lo necesario para la celebración de reuniones, según explica Pedro, que asegura que allí habrá siempre alguien para informar y para que no se lleven el barracón. A 30 metros del puesto permanece en pie una carpa de lonas, cubierta con pancartas del tipo
La voz del pueblo nunca será ilegal, en la que se resisten a marchar 50 jóvenes, que están allí a título personal y a pesar de lo decidido en asamblea. Unos dicen que su intención de permanecer "indefinidamente" en el campamento, entre otros motivos, porque se identifican con el movimiento 15-M, pero no siempre con las decisiones de la asamblea general.
Otros aventuran que acabarán por irse, "pero de manera diferente a como han hecho las comisiones" de trabajo en las que se organizó el movimiento. Hay una veintena de pequeñas tiendas de campaña y media docena de personas duermen en el suelo tapados con mantas. Varios de ellos dicen que se irán a lo largo del día o mañana, "cuando se vayan los demás", apostilla una chica. Algunos irán a las asambleas de barrio y otros, por ejemplo, a la acampada que mantienen desde hace mes y medio en la Cuesta de Moyano, junto a Atocha, un grupo de
cooperativistas del sureste de Madrid que se considera estafado.
Con ayuda de una docena de vehículos, empleados municipales limpiaban la plaza alrededor de las tiendas de campaña y de los que duermen en el suelo, borran pintadas y retiran carteles. En la marquesina de cristal que sirve de acceso al Metro y al Cercanías, hasta ayer cubierta de proclamas, sólo queda un cartel que dice Nos vemos en los barrios. El huerto plantado por los acampados en una de las dos fuentes sigue creciendo pero nadie ha podido decir qué pasará con él.
"A ver si ahora va mejor"
Los comerciantes de la zona, los pocos que han querido hablar de los que han abierto sus puertas, ven con esperanza el levantamiento, aunque parcial, de la acampada y esperan el regreso de la mitad de los clientes que ha dejado de comprarles durante estas cuatro semanas. Entre el ruido de las camionetas de reparto que esta mañana vuelven a poder transitar por casi toda la plaza, uno de los quiosqueros de Sol ha dicho que el lugar "está más limpio, pero lo que hay, sobra". "Se ha quedado lo peor", añade Pedro, que espera "a ver si vuelve el 50 ó 60% de los clientes que no venía", mientras uno de los vendedores de tabaco de Sol se limita a decir: "A ver si ahora va mejor".
El presidente de la Confederación de Comercio Especializado de la Comunidad de Madrid (Cocem), Hilario Alfaro, está "contento" por la "vuelta a la normalidad" y solicita a la Comunidad de Madrid que ponga en marcha un plan especial de promoción en la zona centro después de que el consejero de Economía y Hacienda en funciones, Antonio Beteta, hablase de
una línea de ayudas provisional o permanente.
El presidente de Cocem explica que no ha habido ningún tipo de respuesta por parte del Ministerio de Interior después de que
le reclamaran 30 millones de euros para compensar las pérdidas. Tampoco, asegura, ha habido respuesta por parte de la Comunidad de Madrid. Cocem recuerda que aquellos empresarios que quieran reclamar (no sólo comerciantes) deben hacerlo "a título individual".
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