22 de junio de 2011
«Lo que estamos haciendo con los jóvenes es absolutamente indecente»
ABC - Día 22/06/2011 - 15.57h
«Yo soy un indignado educativo». Así ha empezado la intervención del catedrático de Filosofía José Antonio Marina en el Foro Impulsa.
Marina afirmó que lo que «estamos haciendo con los jóvenes es absolutamente indecente», porque el sistema educativo se puede cambiar «en cinco años» y «no cabe la excusa del dinero», porque todos los indicadores aseguran que, cuando se destina más del 4% del PIB a educación, el problema no es de recursos, sino de gestión.
Marina explicó que la riqueza de las naciones ya no depende de los recursos naturales ni del tejido industrial, que puede quedarse obsoleto en poco tiempo, sino del talento, e instó a «generar una inteligencia triunfal». «Por supuesto que se puede generar talento», aseveró y restó importancia a la influencia de la carga genética, pues, según explicó, la capacidad se puede ir modificando a lo largo de la vida mediante el aprendizaje.
Advirtió de lo perjudicial que es para el desarrollo la creencia de que «haga lo que haga no voy a salir adelante». Marina, que ha puesto a disposición de los padres un programa para favorecer el talento, propuso que se reconozca el derecho de los niños a tener la experiencia del éxito merecido en su vida escolar.
El emprendedor social español José Manuel Pérez Díaz, Pericles, miembro de la red Ashoka --cuyo fundador, Bill Drayton es Premio Príncipe de Asturias de Cooperación 2011--, recomienda que la cultura emprendedora se inculque muy pronto en los escolares.
«Hay que llevar la educación emprendedora a la Primaria», ha afirmado Pérez esta mañana durante su intervención en el II Fóro Impulsa de la Fundación Príncipe de Gerona que se celebra durante todo el día en la capital gerundense, con la presencia de los Príncipes de Asturias.
«¿Por qué en España somos tan 'mataos' en Innovación?», ha inquirido Pérez a la joven audiencia que llena el Palacio de Congresos de Gerona. «Porque no se educa en emprendeduría», ha replicado este ingeniero técnico, impulsor del proyecto Valnalón (Asturias), que desde el año 2000 lleva a las escuelas la creación de cooperativas y, con ellas, la lección de emprender.
«Las crisis sirven fundamentalmente para mejorar», ha proclamado.
Por su parte, el periodista y escritor Jaume Sanllorente (Barcelona, 1976) fue a una agencia de viajes porque quería ir a Suráfrica. Le tentaron con un «pack» de oferta para viajar a la Índia, se decantó por la tierra del Ganges y lo que vio allí, miles de niños víctimas del desamparo, explotados laboralmente e incluso prostituidos, le llevó a actuar.
En 2005 fundó la ONG Sonrisas de Bombay para atender a los niños de un orfanato que estaba a punto de cerrar. Desde esta institución impulsa, en las zonas más deprimidas, programas de educación, salud y desarrollo para más de 5.000 niños hindús.
«La respuesta ante cualquier injusticia social es intentar cambiarla», ha proclamado Sanllorente en el Fórum Impulsa que promueve la Fundación Príncipe de Gerona. «Si nosotros empezamos a cambiar, el mundo cambiará», remató Sanllorente, una consigna global en la que algunos vieron un guiño a los «indignados» de la «spanish revolution».
Felix Finkbeiner, un muniqués de 14 años, se ha cobrado una ovación de pie de los asistentes al Fórum Impulsa tras explicar su proyecto de emprendedor: «The Plant-for-the-Planet Children Initiative», una organización que tiene como objetivo plantar un millón de árboles en cada país del mundo para luchar contra el cambio climático, para lograr la llamada «justicia medioambiental».
Finkbeiner ha detallado su proyecto, que aspira a conseguir que los niños de todo el mundo, agrupados en academias como la que inminentemente se creará en España, logren que se planten tres trillones de árboles en todo el planeta de aquí al año 2050 para que absorban las toneladas de emisiones de CO2 que arrojamos al medio ambiente.
En su parlamento, Felix reprendió a los «adultos», por «parapetarse tras los escépticos del cambio climático para no cambatirlo», por no pensar en los «niños» como él, «cuyo futuro no es de aquí a 20 años, sino más allá», y por comportse como los monos, animales, «que prefieren una banana ahora que la promesa de seis bananas la semana que viene». «Si los adultos no piensan en el futuro, los niños no tendremos futuro», remachó.
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