1 de junio de 2011

Rouco Varela, a favor del anteproyecto de ley de eutanasia

Agencia FARO para Agencia
mostrar detalhes 17:29 (16 horas atrás)


  • Rouco Varela, a favor del anteproyecto de ley de eutanasia
Madrid, 26 mayo 2011, festividad de San Felipe Neri, confesor, y San Eleuterio, papa y mártir. Saben los lectores de FARO que Antonio María, Cardenal Rouco Varela, es conocido entre otras cosas por su hostilidad contra la liturgia romana tradicional, su indiferencia ante las provocaciones laicistas y por su proclividad hacia los políticos liberales y abortistas. La preocupación por el entendimiento con los políticos, no importa lo anticristianos que sean, abarca también a los socialistas. Así, durante un encuentro informativo organizado por Nueva Economía Fórum, el titular de la Archidiócesis de Madrid ha afirmado con toda rotundidad que el anteproyecto de ley de "muerte digna" aprobado por el Gobierno (de ocupación) de España el pasado día 13, "no es una ley de eutanasia".

A pesar de su rotundidad en favor de esta ley de eutanasia, Rouco dijo no haberla leído: confía en sus "colaboradores" de la Conferencia Episcopal. Es obvio que su preocupación por el éxito --en términos numéricos-- de la próxima "JMJ 2011" le impide ocuparse de asuntos menudos como la llamada eutanasia, y le anima a mostrar su apoyo en este asunto al Gobierno de Rodríguez Zapatero. (Al fin y al cabo, desde el propio Vaticano se admite en la actualidad el criterio de la "muerte cerebral", inmoral y anticientífico, que facilita miles de "eutanasias" incluso en hospitales católicos, así como el criminal negocio del trasplante de órganos). Es una pena que la mismísima Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fedecretase, hace ahora veintiún años, que "Por eutanasia se entiende una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. La eutanasia se sitúa pues en el nivel de las intenciones o de los métodos usados. Ahora bien, es necesario reafirmar con toda firmeza que nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad" (Declaración Iura et bona, 5 de mayo de 1980).

No hay comentarios: