2 de junio de 2011

VALORACIÓN DEL FORO ERMUA DE LAS ELECCIONES LOCALES Y FORALES EN EL PAÍS VASCO Y NAVARRA



VALORACIÓN DEL FORO ERMUA
DE LAS ELECCIONES LOCALES Y FORALES
EN EL PAÍS VASCO Y NAVARRA











  
Bilbao, 23 de mayo de 2011

Las elecciones locales y forales en el País Vasco y en Navarra han estado marcadas por la presencia y resultados de Bildu, sustituto de Batasuna, brazo político de ETA. La Ley prohíbe que ninguna continuación de un partido ilegalizado concurra a las elecciones. Pero como ya es habitual, la Ley no se ha cumplido en el País Vasco. Los responsables son el PSE-PSOE y el Tribunal Constitucional, que ha mostrado no sólo su falta de independencia respecto a los partidos políticos, sino que ha generado un severo y quizás irreparable daño a la Institución.

La victoria electoral de BILDU se suma a la victoria política y jurídica conseguida por ETA ante el Tribunal Constitucional, lo que ha supuesto la eliminación de hecho de la Ley Orgánica de Partidos Políticos y de las últimas reformas de la Ley Orgánica Electoral General para impedir la presencia proetarra en las instituciones. La realidad es que la política del gobierno de Rodriguez Zapatero ha convertido a una ETA débil y a punto de ser derrotada en una ETA legal que retornado con una fuerza política inédita.


Dicho lo anterior, el éxito indisimulable de un partido que se alza como brazo político de los terroristas debe explicarse por dos fenómenos que se retroalimentan:

1º.-   La negociación encubierta del PSE-PSOE con ETA, promoviendo una hipócrita ilegalización, mientras por un lado movían sus resortes judiciales para que finalmente Bildu concurriera a las elecciones y, por otro lado, generaban a través de sus propias declaraciones un ambiente en el que el frente político de ETA aparecía no como los emisarios de los terroristas, sino como unas pobres víctimas.

         La hipocresía del PSE-PSOE y la deliberada confusión que ha generado ha arrinconado el discurso de los demócratas, de la firmeza antiterrorista, del cumplimiento de la ley y del respeto al Estado de Derecho. El discurso nítidamente democrático se ha convertido en un discurso agónico y residual, mientras permitía cobrar fuerza a un superficial buenismo que aspira a buscar una solución para el problema terrorista a través de atajos que esquivan los principios que sostienen la libertad y la auténtica democracia.

Los resultados aritméticos no cuadran sin un importante desplazamiento del voto socialista a BILDU. La manifiesta connivencia del Partido Socialista de Euskadi con BILDU ha sido decisiva para propiciar la reagrupación del voto de izquierda en torno a esta coalición. Las declaraciones siempre favorables de Patxi López a Bildu han confundido a su electorado y han sido decisivas para el resultado de la opción política de ETA.


2º.-   Cincuenta años de asesinatos, extorsión, secuestros, amenazas y coacciones han macerado a la sociedad vasca hasta conducirla a una situación que se resume con el dato brutal de que aproximadamente una de cada cuatro personas que han votado, ha decidido apoyar al partido más cercano a los terroristas (en realidad, al partido diseñado por los terroristas, “el gallinero de partidos” en expresión de la propia ETA). Esta cercanía, tolerancia, simpatía o identificación con quien desde hace decenas de años ejerce la violencia no es desconocida en la literatura de masas. Es un cáncer que suele acompañar, precisamente, a la violencia totalitaria.

La combinación de estos dos elementos, ha dejado un mapa electoral extremadamente propicio para ETA. Un Gobierno débil, atrapado en su propia debilidad y en sus mentiras sobre la negociación, junto con un fuerte apoyo en términos electorales, hacen temer la aceleración de un proceso de negociación política en el que el terrorismo, pasando por encima de la justicia, la memoria y dignidad de las víctimas y de  la democracia, trate de cobrarse el premio político de sus centenares de asesinatos.

El apoyo recibido por BILDU no legitima en absoluto la negociación política. El éxito electoral de los totalitarios no los convierte en demócratas ni obliga a la democracia a doblegarse ante ellos. Más bien al contrario, exige que los ciudadanos democráticos seamos más firmes, si cabe, para evitar la cesión ante los terroristas.

Sólo el compromiso y la firmeza, en el País Vasco, en Navarra y en el resto de España, de quienes sientan repugnancia ante lo que está sucediendo, podrá impedir que ETA obtenga un precio por cincuenta años de terror.

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