3 de julio de 2009

Zapatero encarga al general Sanz restaurar la disciplina en el CNI

ELPAIS.COM

Dimite el director del CNI

Zapatero encarga al general Sanz restaurar la disciplina en el CNI

El ex jefe de la cúpula militar, de 64 años, tenía un alto cargo en La Moncloa

MIGUEL GONZÁLEZ - Madrid - 03/07/2009

Cuando Zapatero se marchaba del Palacio Real, tras la celebración de la última Pascua Militar, invitó a Félix Sanz a subir a su lado en el asiento trasero del coche oficial. Es la ventaja que tiene trabajar en La Moncloa: que uno puede compartir transporte con el presidente del Gobierno.

Cuando Zapatero se marchaba del Palacio Real, tras la celebración de la última Pascua Militar, invitó a Félix Sanz a subir a su lado en el asiento trasero del coche oficial. Es la ventaja que tiene trabajar en La Moncloa: que uno puede compartir transporte con el presidente del Gobierno. Y, a ojos del público, eso puede resultar más importante que el cargo. E incluso que el encargo.

El encargo que recibió Félix Sanz cuando fue relevado al frente de la cúpula militar, en julio de 2008, era modesto y de corta duración: preparar la presidencia española de la UE en materia de Defensa, para el primer semestre del año próximo. Eso sí, con el rango de secretario de Estado, que ya tenía, y que mantendrá ahora al frente del CNI.

El entonces ministro de Defensa, José Antonio Alonso, promovió en 2007 su candidatura a presidente del Comité Militar de la OTAN, que se saldó con un fiasco; y su sucesora, Carme Chacón, quiso convertirlo en embajador ante la Alianza Atlántica, pero Moratinos se resistió.

Aunque a Zapatero le habría gustado mantenerlo algún tiempo como jefe del Estado Mayor de la Defensa, acabó cediendo ante la demanda de Chacón de formar su propio equipo, una vez reincorporada al despacho ministerial tras su primer parto, y le buscó acomodo para agradecerle los servicios prestados.

Que eran muchos, ya que el general Sanz, con Bono como ministro, tuvo que lidiar con algunos de los toros más bravos a los que se enfrentó el Gobierno en la anterior legislatura: las secuelas de la retirada de Irak; la traumática investigación del caso Yak-42; el accidente del Cougar en Afganistán; o la arenga golpista del general Mena contra el Estatuto de Cataluña.

En este último episodio tuvo mayor protagonismo del que hubiera deseado, pues asumió la responsabilidad de proponer medidas disciplinarias ante la ausencia del jefe del Ejército, a quien correspondía hacerlo.

Tampoco formaba parte del cargo, ni del encargo, una de las últimas demandas que le hizo Zapatero: que acompañase al secretario general de la Presidencia, Bernardino León, a Washington para presentarle al nuevo consejero de Seguridad Nacional de Obama, el general James Jones, a quien Sanz conocía de su etapa en la OTAN. La visita, prevista como una toma de contacto cortés, se acabó convirtiendo en una misión de bomberos al coincidir con la tormenta diplomática desatada por la retirada de las tropas de Kosovo.

Con 64 años, Sanz ya se estaba preparando para el que se suponía su retiro definitivo, a la vuelta del próximo verano, tal vez en su localidad natal de Uclés (Cuenca). Incluso, empezaba a recibir homenajes, como el de la Universidad Alfonso X El Sabio, que en mayo pasado lo nombró doctor honoris causa; el primer militar en recibir dicho honor desde Franco.

Lo último que imaginaba era que Zapatero le encargara a estas alturas un destino de tanto riesgo y esfuerzo como el CNI.

Carece de experiencia en espionaje, aunque le tocó crear el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Aramadas (CIFAS), el servicio secreto militar, cuando era jefe del Estado Mayor de la Defensa. Además, a diferencia de su antecesor, domina el inglés y tiene amplia experiencia internacional, además de estrechas relaciones con EE UU, de su etapa de agregado en Washington.

En otras circunstancias, su condición de militar, aunque ya en la reserva, le habría excluido para el puesto. Ahora, ha pesado más la autoridad personal con la que cuenta para restaurar la disciplina en un centro en el que la mayoría de los miembros siguen siendo de origen militar. Además, su formación castrense debería servirle de protección ante acusaciones de corruptelas.

El razonamiento es similar al que llevó en 2004 a Zapatero a poner a un general, Carlos Arruche, al frente de la Guardia Civil, después de tres directores civiles. Y, como entonces, en la elección ha tenido un papel decisivo el director de Gabinete de Zapatero, José Enrique Serrano.

Su mayor riesgo es que sus nuevos subordinados crean que se trata de un director de transición. Aunque desde el papa Juan XXIII, nadie puede fiarse.
Cinco años al frente del servicio secreto

- Nombramiento. José Bono, primer ministro del Defensa de Zapatero, le pone al frente del CNI el 20 de abril de 2004 para sustituir a Jorge Dezcallar.

- Remodelación de la cúpula del CNI. A los seis meses del 11-M, Saiz remodela la cúpula del servicio secreto.

- Sugiere que el 11-M pudo evitarse. En junio de 2005, Saiz opina sobre el 11-M: "Los servicios de inteligencia hicieron su trabajo y, a mi juicio, las autoridades políticas no fueron capaces de valorar suficientemente aquella información que, bien utilizada, podría haber servido para evitar estas masacres".

- Vuelos de la CIA. En julio de 2007, reconoce que sólo abrió una investigación sobre los vuelos de la CIA tras leer la información en la prensa.

- Traicionado por un espía. Ese mismo mes convoca una rueda de prensa insólita para informar sobre un ex agente que ha vendido secretos a Rusia.

- Dimisiones. El responsable de la lucha contra el terrorismo abandonó el cargo el pasado mayo, después de que el director general de Inteligencia, Agustín Cassinello, fuera relevado meses después de su nombramiento.

- Golpe a la cúpula de ETA. En noviembre de 2008, el jefe militar de la banda, Txeroki, es capturado gracias al CNI.

- Retirada de Cuba. En mayo de 2009, el CNI retira a sus agentes tras las acusaciones del régimen castrista de espiar a su vicepresidente, Carlos Lage, y al canciller, Felipe Pérez Roque.

- "Tenemos un problema interno". El 20 de mayo, Saiz admite en el Congreso las desavenencias en el CNI. Hay agentes "descomprometidos".

- Campaña de acusaciones. Tres días antes del 17 de abril, fecha prevista para confirmar su relevo o continuidad, El Mundo publica acusaciones anónimas contra Saiz por cazar y pescar a cargo del CNI.

- Las facturas, al Congreso. Saiz lleva las facturas al Congreso el 23 de junio. Atribuye las denuncias a "resistencias al cambio" que había iniciado en el CNI.

- Investigación. Al día siguiente, el 24 de junio, la ministra de Defensa, Carme Chacón, pide una investigación interna sobre Saiz.