29 de julio de 2009

Moratinos visita a Hugo Chávez con 20 empresas

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Moratinos visita a Hugo Chávez con 20 empresas, algunas de la industria militar
EADS-CASA regresa a Caracas con el ministro, tres años después de que se frustrara la venta de doce aviones por el veto de Bush

El titular de Exteriores llama «desleal» a Rajoy por criticar el viaje a Gibraltar

ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS | MADRID
El momento no parece ser el más oportuno para visitar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Y menos aún, para hacerlo acompañado de empresas españolas que fabrican aviones, buques y material militar. Pero el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, parece que le está cogiendo gusto a los viajes complicados de alto voltaje diplomático, después de las recientes visitas a la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang y al Peñón de Gibraltar.
Moratinos viajó ayer a Venezuela acompañado por una veintena de empresas españolas, entre ellas la aeroespacial EADS-CASA, que regresa a Venezuela tres años después de que se frustrara su venta al régimen de Chávez de doce aviones militares -diez C-295 de transporte y dos CN-235 de vigilancia marítima-, valorados en 500 millones de euros. Aquella operación se frustró por el veto de la Administración Bush, que no concedió la licencia para transferir a Venezuela la tecnología estadounidense que llevaban incorporada. Ahora, quizás el nuevo clima instaurado por el presidente Obama sea considerado como un aliciente para culminar este tipo de operaciones.
Aviación militar
Asimismo, acompaña al ministro la empresa Rodman Polyships, que suministra patrulleras de vigilancia a la Guardia Civil y que ya ha vendido una treintena de estas embarcaciones a Venezuela. Otras compañías que viajan con el titular de Exteriores son la empresa especializada en equipos de apoyo para la aviación civil y militar, Einsa, y el fabricante de calzado y complementos militares, Skyt.
También se encuentra en Caracas un directivo de la Factoría Vulcano, que construye para el Gobierno venezolano cinco barcos científicos, destinados a la investigación oceanográfica y sísmica y a detectar bolsas de petróleo en el fondo marino. Aparte de estas empresas, otras que tienen «buenas expectativas» de cerrar algún negocio en Venezuela son las de los sectores de infraestructuras y energía. Es el caso de Repsol YPF, que podría cerrar una importante operación para los campos petrolíferos del Orinoco. También hay oportunidades en el sector ferroviario, ya que Chávez tiene el viejo plan de construir cinco mil kilómetros de trazado. Asimismo, el Metro de Caracas tiene pendiente su ampliación. Las otras empresas que se han apuntado al viaje, que concluirá en Brasil, son las siguientes: Banco Santander, BBVA, Alstom, CAF, Iberdrola, Abengoa, Telvent, Talgo, Siemens, Técnicas Reunidas, Ineco, Elecnor, Nova, el fabricante de motores Grupo Guascor, Domingo Alonso y Duro Felguera.
Reunión sin hora
Acompañado por estos empresarios, Moratinos tenía previsto reunirse mañana con Hugo Chávez en un almuerzo después de presenciar la firma de unos contratos. La comida habría coincidido con el cumpleaños de Chávez (55 años) y, conociendo al personaje, podría haberse convertido para la delegación española en un evento en el Palacio de Miraflores digno de recordar. Finalmente, el ministro se reunirá con el líder venezolano el miércoles por la mañana, a una hora sin determinar.
Anécdotas al margen, Moratinos se reunirá con un presidente que ha enviado a su ministro de Exteriores a la frontera entre Honduras y Nicaragua para facilitar, a pesar del riesgo que ello supone, el retorno de Manuel Zelaya. Un líder que ha extendido a Bolivia, Nicaragua y Honduras su inestable fórmula de referéndum constitucional para ampliar los mandatos presidenciales. Un político provocador enfrentado con EE.UU. y Colombia, que ha retirado, junto a Bolivia, a su embajador de Israel, y que acaba de anunciar que quiere adquirir carros de combate y duplicar el «poderío militar» de Venezuela.
Los esfuerzos se centrarán, según fuentes diplomáticas, en ayudar a los intereses de las empresas españolas que aún quieren aprovechar las oportunidades de negocio que se presentan en Venezuela, a pesar de la escasa seguridad jurídica que ofrece. La sonada experiencia del Santander, al que el Gobierno de Chávez recompró el Banco de Venezuela, no ha tenido un efecto disuasorio a pesar de haber cobrado sólo 630 de los 1.050 millones de dólares pactados.