13 de julio de 2009

La delgada línea que separa la fiesta de la tragedia


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Lunes, 13 de Julio de 2009
Madrid


La delgada línea que separa la fiesta de la tragedia


AP

La fiesta más conocida en el mundo entero estuvo ayer al filo de volver a traspasar esa difusa frontera que cada mañana, durante ocho días, la separa de la tragedia. Poco antes de que Daniel Jimeno, «el nenuco», fuese incinerado en Alcalá de Henares, en el sexto encierro de San Fermín, los miura hacían honor a su apabullante leyenda y protagonizaban el encierro más largo, multitudinario y peligroso con cuatro heridos por asta, dos de ellos ingresados en la UCI. En el día en el que Pamplona dedicaba el encierro a sus «ciudades hermanas» de Bayona (Francia), Yamaguchi (Japón), Paderborn (Alemania) y Pamplona (Colombia), a punto estuvo la ciudad de hermanarse con la desgracia. Cinco largos minutos para una carrera en la que «Ermitaño», un toro cárdeno de 575 kilos, rezagado y rabioso, se cebó con un corredor ya en la misma entrada a la plaza y en la que el aliento de la fiesta se contuvo mientras el formidable astado congelaba el tiempo durante treinta eternos segundos. Medio minuto de desigual duelo en el que la fortuna quiso esta vez que el corredor pamplonés de 44 años (en la imagen) saliese malparado, pero vivo. Una cornada en el tórax, otra en el muslo izquierdo e infinidad de golpes le recordarán siempre a este corredor que la fiesta cobra su tributo cuando menos se espera, pero que a él se lo perdonó un 12 de julio de 2009. -Toros