14 de julio de 2009
La Embajada en Honduras ayudó a salir del país al secretario privado de Zelaya
EL PAIS
La Embajada en Honduras ayudó a salir del país al secretario privado de Zelaya
REUTERS Un grupo de partidarios del depuesto presidente José Manuel Zelaya se fotografía ante los muros de la catedral de Tegucigalpa
Zelaya vuelve a Nicaragua por quinta vez desde su derrocamiento
LUIS JUNCAL | MADRID
Tras proclamar ante los medios de comunicación que el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, había sido objeto de un golpe militar y sacado fuera del país el pasado 28 de junio, Eduardo Enrique Reina, su secretario privado, decidió encaminarse a la Embajada española en Tegucigalpa para solicitar refugio en ella. Reina, que además era subsecretario del Ministerio de Exteriores, eligió la representación diplomática española para buscar protección al percibir que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero había tomado una clara postura de apoyo a Zelaya, como ha demostrado desde que Roberto Micheletti asumió el poder.
En la Embajada se aceptó la petición de Reina, se le acogió en la Cancillería y, posteriormente, para una mayor seguridad, se decidió su traslado a la residencia del embajador, Ignacio Rupérez. El vicecanciller hondureño se instaló en la residencia. Casi simultáneamente, varias horas después del golpe, Rupérez tomaba un avión con dirección a Madrid. Zapatero -a quien Zelaya rebautizó con el nombre de «Felipe» al agradecerle su respaldo- había decidido convertirle en el primer embajador de España al que este Gobierno llama a consultas.
«En sitio seguro»
El secretario privado de Zelaya aprovechó la seguridad de su estancia la residencia del embajador para hacer declaraciones a varios medios informativos extranjeros como la cadena venezolana chavista Telesur o al diario «El Universal» de México, asegurando que se encontraba refugiado «en sitio seguro», lo mismo que la mayor parte del Gabinete y la familia de Zelaya.
A mediados de la pasada semana, después de que Zelaya le nombrara nuevo embajador de su Gobierno en Washington en sustitución de Roberto Flores -leal a Micheletti- Reina decidió que era el momento de arriesgarse a salir del país y pidió nuevamente ayuda a las autoridades españolas, bajo cuya protección llevaba ya varios días.
Así, según confirmaron a ABC fuentes hondureñas y españolas, subió a un coche de la Embajada acompañado del «número dos», Alberto Miranda -que actúa como Encargado de Negocio- y de un miembro del servicio de seguridad de la representación diplomática. El grupo cubrió las dos horas que separan Tegucigalpa de la frontera con El Salvador, y de esta forma, protegido por la diplomacia española y al parecer sin grandes obstáculos, pudo abandonar Honduras.
La ayuda prestada a uno de los hombre de mayor confianza de Zelaya es una muestra más de la beligerancia que está mostrando el Gobierno español en favor del restablecimiento en el poder del presidente Zelaya. Zapatero habló hace unos días con Óscar Arias para ponerse a su disposición en la tarea de mediación, y Moratinos ha mantenido numerosos contactos con varios de sus colegas americanos -incluida Hillary Clinton- y con el cardenal Madariaga de Tegucigalpa, además de haber citado en el Ministerio al embajador hondureño, Eduardo Martel, para expresar la posición española.
La Embajada en Honduras ayudó a salir del país al secretario privado de Zelaya
REUTERS Un grupo de partidarios del depuesto presidente José Manuel Zelaya se fotografía ante los muros de la catedral de Tegucigalpa
Zelaya vuelve a Nicaragua por quinta vez desde su derrocamiento
LUIS JUNCAL | MADRID
Tras proclamar ante los medios de comunicación que el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, había sido objeto de un golpe militar y sacado fuera del país el pasado 28 de junio, Eduardo Enrique Reina, su secretario privado, decidió encaminarse a la Embajada española en Tegucigalpa para solicitar refugio en ella. Reina, que además era subsecretario del Ministerio de Exteriores, eligió la representación diplomática española para buscar protección al percibir que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero había tomado una clara postura de apoyo a Zelaya, como ha demostrado desde que Roberto Micheletti asumió el poder.
En la Embajada se aceptó la petición de Reina, se le acogió en la Cancillería y, posteriormente, para una mayor seguridad, se decidió su traslado a la residencia del embajador, Ignacio Rupérez. El vicecanciller hondureño se instaló en la residencia. Casi simultáneamente, varias horas después del golpe, Rupérez tomaba un avión con dirección a Madrid. Zapatero -a quien Zelaya rebautizó con el nombre de «Felipe» al agradecerle su respaldo- había decidido convertirle en el primer embajador de España al que este Gobierno llama a consultas.
«En sitio seguro»
El secretario privado de Zelaya aprovechó la seguridad de su estancia la residencia del embajador para hacer declaraciones a varios medios informativos extranjeros como la cadena venezolana chavista Telesur o al diario «El Universal» de México, asegurando que se encontraba refugiado «en sitio seguro», lo mismo que la mayor parte del Gabinete y la familia de Zelaya.
A mediados de la pasada semana, después de que Zelaya le nombrara nuevo embajador de su Gobierno en Washington en sustitución de Roberto Flores -leal a Micheletti- Reina decidió que era el momento de arriesgarse a salir del país y pidió nuevamente ayuda a las autoridades españolas, bajo cuya protección llevaba ya varios días.
Así, según confirmaron a ABC fuentes hondureñas y españolas, subió a un coche de la Embajada acompañado del «número dos», Alberto Miranda -que actúa como Encargado de Negocio- y de un miembro del servicio de seguridad de la representación diplomática. El grupo cubrió las dos horas que separan Tegucigalpa de la frontera con El Salvador, y de esta forma, protegido por la diplomacia española y al parecer sin grandes obstáculos, pudo abandonar Honduras.
La ayuda prestada a uno de los hombre de mayor confianza de Zelaya es una muestra más de la beligerancia que está mostrando el Gobierno español en favor del restablecimiento en el poder del presidente Zelaya. Zapatero habló hace unos días con Óscar Arias para ponerse a su disposición en la tarea de mediación, y Moratinos ha mantenido numerosos contactos con varios de sus colegas americanos -incluida Hillary Clinton- y con el cardenal Madariaga de Tegucigalpa, además de haber citado en el Ministerio al embajador hondureño, Eduardo Martel, para expresar la posición española.