25 de noviembre de 2008
La mafia búlgara controla el «negocio» de los porteros de las discotecas en Madrid
ABC - Martes 25, noviembre 2008 - Últ. actualización 14:03h
La mafia búlgara controla el «negocio» de los porteros de las discotecas en Madrid
La banda de los «quebrantahuesos» de Ivo es la más peligrosa y está implicada en ajustes de cuentas y drogas
Los tres implicados en la muerte de Álvaro Ussía cambian de estrategia
La llama de Ussía sigue viva
Cada distrito de la capital precinta una media de 30 bares al año
CARLOS HIDALGO MADRID
Martes, 25-11-08
El 10 de mayo de 1999, un violentísimo suceso consternó a la noche madrileña. Un muerto y cuatro heridos fue el saldo del tiroteo que se produjo a las puertas de la conocida discoteca Amnesia, en la céntrica Ronda de Atocha. Víctor Manuel Pozo Patón caía muerto abatido a balazos a manos de la no menos conocida «banda de los iraníes». Este clan no buscaba más que el control de la droga y de la seguridad en el local. El tiro en la cabeza que recibió la víctima mortal fue también la primera gran llamada de atención sobre las mafias de porteros en los locales de diversión nocturna de Madrid.
Han pasado casi diez años. La «banda de los iraníes» no es que haya pasado al olvido, aunque sí a la historia. Pero la delincuencia, ya se sabe, no desaparece, sino que se transforma. Y eso es lo que ha pasado con este tipo de mafias. Desde hace unos cinco años, son los clanes búlgaros los que controlan el «chiringuito». Y cuidado con llevarles la contraria. Si no, que se lo pregunten al portero de otra discoteca de la zona de Puerta de Hierro, que no hace mucho también fue víctima de un tiroteo en las inmediaciones del local.
Entre todas las mafias búlgaras de discotecas resalta la de Ivo, como se conoce en el hampa a Rafi Venian, de 35 años. Se trata de un verdadero mercenario de la noche, con su propio «ejército» de porteros que va colocando en las puertas de los locales de la capital. El «modus operandi» de Ivo es muy similar al de los clanes de vigilantes ilegales de obras: «pones a trabajar a mi portero -se les conoce como «quebrantahuesos» o «rompecostillas»- o atente a las consecuencias».
Muchos porteros sirven de confidentes para la Policía, pues manejan información privilegiada de la noche
Fuentes policiales indicaron a ABC que «ellos obligan al local a poner sus porteros». «La comisión que se lleva la banda es de alrededor de un 20 por ciento sobre lo que cobre el portero por noche», añaden. Es decir, que si vienen a cobrar entre 90 y 100 euros diarios, que es la tarifa más usual, unos 20 euros van para el clan.
El grupo de Ivo, que es búlgaro, está conformado sobre todo por ucranianos, aunque también tiene reclutados a rumanos, hasta alcanzar un total de cien, aproximadamente.
La Policía achaca esta situación a que los porteros de discoteca no están regulados, a excepción del reglamento que existe en Cataluña y el que quiere aprobarse próximamente en Madrid. «Son «gorilas» que dan miedo, superfuertes, ciclados de gimnasio y no atienden a razones. En los afterhours, son todos «masas»», dicen fuentes policiales.
Son grupos, además, asociados al tráfico de drogas. Local que controlan, local donde se hacen los comandantes del trapicheo. Así funcionan. Y así se las gastan: un ciudadano del Este de Europa, en septiembre pasado, apareció en una gasolinera de Toledo con las costillas rotas. Le perseguía un grupo de matones al que iban a someter a un ajuste de cuentas. La ayuda de la gente de la calle evitó su muerte. Detrás de todo estaban Ivo y sus hombres. También, en algunas ocasiones, funcionan como sicarios para cobrarse deudas, generalmente del mundo de la droga.
La trama de Coslada
Otro caso de porteros de discotecas puestos a dedo surgió a raíz de la trama policial de Coslada. Es uno de los flancos que se encuentra bajo la lupa de los investigadores: sí, supuestamente, Ginés Jiménez, el «Sheriff» de Coslada, elegía a quiénes debían realizar labores de seguridad en determinados garitos, para tenerlos controlados.
A un nivel ya de profesionales trabajan algunos policías dedicados a la investigación. No es ningún secreto que muchos porteros sirven de «confidentes» para los agentes, pues manejan información privilegiada del mundo de la noche madrileña.
Son grupos, además, asociados al tráfico de drogas. Local que controlan, local donde se hacen los comandantes del trapicheo.
Los «polis porteros»
Pero también son algunos agentes policiales, tanto nacionales como municipales, que hacen «horas extra» trabajando como porteros en algunas de las discotecas más conocidas de la capital. Ésta se trata de una práctica totalmente ilegal, vinculada generalmente a los bajos sueldos que cobran estos funcionarios. Pero supone una total incompatibilidad con su figura de policías y un punto de fricción con los mandos de los cuerpos de seguridad.
Tal es así que la Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía abrió una investigación hace un par de años para investigar a miembros de diferentes patrullas nocturnas por su presunta relación con porteros de salas de fiestas y del mundo de la noche. Les dieron un toque de atención, y las «relaciones» laborales con los locales no han vuelto a trascender públicamente.
La mafia búlgara controla el «negocio» de los porteros de las discotecas en Madrid
La banda de los «quebrantahuesos» de Ivo es la más peligrosa y está implicada en ajustes de cuentas y drogas
Los tres implicados en la muerte de Álvaro Ussía cambian de estrategia
La llama de Ussía sigue viva
Cada distrito de la capital precinta una media de 30 bares al año
CARLOS HIDALGO MADRID
Martes, 25-11-08
El 10 de mayo de 1999, un violentísimo suceso consternó a la noche madrileña. Un muerto y cuatro heridos fue el saldo del tiroteo que se produjo a las puertas de la conocida discoteca Amnesia, en la céntrica Ronda de Atocha. Víctor Manuel Pozo Patón caía muerto abatido a balazos a manos de la no menos conocida «banda de los iraníes». Este clan no buscaba más que el control de la droga y de la seguridad en el local. El tiro en la cabeza que recibió la víctima mortal fue también la primera gran llamada de atención sobre las mafias de porteros en los locales de diversión nocturna de Madrid.
Han pasado casi diez años. La «banda de los iraníes» no es que haya pasado al olvido, aunque sí a la historia. Pero la delincuencia, ya se sabe, no desaparece, sino que se transforma. Y eso es lo que ha pasado con este tipo de mafias. Desde hace unos cinco años, son los clanes búlgaros los que controlan el «chiringuito». Y cuidado con llevarles la contraria. Si no, que se lo pregunten al portero de otra discoteca de la zona de Puerta de Hierro, que no hace mucho también fue víctima de un tiroteo en las inmediaciones del local.
Entre todas las mafias búlgaras de discotecas resalta la de Ivo, como se conoce en el hampa a Rafi Venian, de 35 años. Se trata de un verdadero mercenario de la noche, con su propio «ejército» de porteros que va colocando en las puertas de los locales de la capital. El «modus operandi» de Ivo es muy similar al de los clanes de vigilantes ilegales de obras: «pones a trabajar a mi portero -se les conoce como «quebrantahuesos» o «rompecostillas»- o atente a las consecuencias».
Muchos porteros sirven de confidentes para la Policía, pues manejan información privilegiada de la noche
Fuentes policiales indicaron a ABC que «ellos obligan al local a poner sus porteros». «La comisión que se lleva la banda es de alrededor de un 20 por ciento sobre lo que cobre el portero por noche», añaden. Es decir, que si vienen a cobrar entre 90 y 100 euros diarios, que es la tarifa más usual, unos 20 euros van para el clan.
El grupo de Ivo, que es búlgaro, está conformado sobre todo por ucranianos, aunque también tiene reclutados a rumanos, hasta alcanzar un total de cien, aproximadamente.
La Policía achaca esta situación a que los porteros de discoteca no están regulados, a excepción del reglamento que existe en Cataluña y el que quiere aprobarse próximamente en Madrid. «Son «gorilas» que dan miedo, superfuertes, ciclados de gimnasio y no atienden a razones. En los afterhours, son todos «masas»», dicen fuentes policiales.
Son grupos, además, asociados al tráfico de drogas. Local que controlan, local donde se hacen los comandantes del trapicheo. Así funcionan. Y así se las gastan: un ciudadano del Este de Europa, en septiembre pasado, apareció en una gasolinera de Toledo con las costillas rotas. Le perseguía un grupo de matones al que iban a someter a un ajuste de cuentas. La ayuda de la gente de la calle evitó su muerte. Detrás de todo estaban Ivo y sus hombres. También, en algunas ocasiones, funcionan como sicarios para cobrarse deudas, generalmente del mundo de la droga.
La trama de Coslada
Otro caso de porteros de discotecas puestos a dedo surgió a raíz de la trama policial de Coslada. Es uno de los flancos que se encuentra bajo la lupa de los investigadores: sí, supuestamente, Ginés Jiménez, el «Sheriff» de Coslada, elegía a quiénes debían realizar labores de seguridad en determinados garitos, para tenerlos controlados.
A un nivel ya de profesionales trabajan algunos policías dedicados a la investigación. No es ningún secreto que muchos porteros sirven de «confidentes» para los agentes, pues manejan información privilegiada del mundo de la noche madrileña.
Son grupos, además, asociados al tráfico de drogas. Local que controlan, local donde se hacen los comandantes del trapicheo.
Los «polis porteros»
Pero también son algunos agentes policiales, tanto nacionales como municipales, que hacen «horas extra» trabajando como porteros en algunas de las discotecas más conocidas de la capital. Ésta se trata de una práctica totalmente ilegal, vinculada generalmente a los bajos sueldos que cobran estos funcionarios. Pero supone una total incompatibilidad con su figura de policías y un punto de fricción con los mandos de los cuerpos de seguridad.
Tal es así que la Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía abrió una investigación hace un par de años para investigar a miembros de diferentes patrullas nocturnas por su presunta relación con porteros de salas de fiestas y del mundo de la noche. Les dieron un toque de atención, y las «relaciones» laborales con los locales no han vuelto a trascender públicamente.
Etiquetas:
Crimen organizado,
Revolución sensual,
Violencia en general