8 de noviembre de 2008
Bush consiente que Zapatero se sume al G-20 en la silla de Francia
ABC - Sábado 8, noviembre 2008 - Últ. actualización 14:45h
Bush consiente que Zapatero se sume al G-20 en la silla de Francia
Obama llamó al presidente español en su segunda ronda de diplomacia telefónica
GABRIELA SANZ BRUSELAS
Sábado, 08-11-08
Caprichos del destino. José Luis Rodríguez Zapatero asistirá finalmente los días 14 y 15 de noviembre en Washington a la primera cumbre del G-20 sobre reforma del sistema financiero porque George W. Bush traga. Con resignación. Eso es lo que vino a decir ayer, a media tarde, un portavoz de la Casa Blanca a Efe: Estados Unidos «acepta» lo que la Unión Europea (UE) decida. Pero no es la UE, es el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien va a dejar su silla «nacional» a España, con voz y voto propios, únicamente para esta primera cita. Él ya tiene otro puesto asegurado en Washington. el de presidente semestral de la UE, y se ha granjeado con su decisión el cabreo sordo de una buena parte de socios comunitarios.
La cesión tiene fecha de caducidad, 31 de diciembre, cuando la República Checa asuma la Presidencia de la UE y Sarkozy vuelva a ser sólo presidente de Francia, pero permite salvar la cara a un Zapatero que había hecho cuestión de la presencia de España en Washington. De la frialdad con la que la administración saliente acoge el arreglo da cuenta otra frase: «Nosotros ya hemos enviado nuestras invitaciones». Eso quiere decir que Bush no se ha dignado a invitar al manatario español -fue el propio Sarkozy, anoche, quien envió un comunicado al resto de mandatarios europeos indicando que España estará-. La declaración de la fuente oficial estadounidense concluyó con un significativo «nosotros no tenemos ningún problema con España, en general».
Quien sí va a tener un problema ahora, según reconocen fuentes comunitarias a ABC, es Sarkozy, porque ha tomado una decisión que está levantando ampollas entre los otros 25 jefes de Estado y de Gobierno de la UE reunidos ayer en Bruselas. Por ejemplo, fue el luxemburgués presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, quien dejó caer un ambiguo «España es un gran país y creo que su lugar no está en una silla francesa». «España no tiene vocación de ocupar una silla francesa a medias. Tiene vocación de ser miembro pleno del G-20». Otros no quisieron hablar. Las fuentes consultadas admiten que ha sido el propio jefe del Ejecutivo español, en su ofensiva de las últimas semanas por que se reconozca a España su condición de octava potencia mundial, quien ha logrado convertir el asunto en objeto de polémica intracomunitaria. Sarkozy reconoció ayer «grandes problemas» con Holanda, que sigue reclamando una silla en Washington. No así Polonia.
Sarkozy advierte a España que reformar el G-20 supone «abrir la caja de Pandora» en la UE y fuera de ella
Enfado holandés
El primer ministro holandés , Jean Peter Balkenende, reclamó ayer para sí voz y voto en Washington, como España, porque ocupa el puesto 16 de las economías mundiales y tiene poco sentido su exclusión. Una postura detrás de la que se esconde el deseo indisimulado de todos por formar parte de los órganos de reforma de la economía mundial, segundos niveles ministeriales, que se van a poner en marcha a partir del 15 de noviembre.
Ayer, conseguido el objetivo, la comparecencia de Rodríguez Zapatero ante los periodistas estuvo dirigida a no levantar más ampollas. Venía de escuchar a Nicolas Sarkozy decir que «cambiar el número de miembros del G-8 y del G-20 es abrir la caja de Pandora», en Europa y fuera (los países asiáticos no quiere oír hablar de más socios europeos del G-20) y todo en el presidente español fue pedir «paciencia» y «prudencia» a los periodistas porque la asistencia de España se presentaba «difícil». A esa hora todavía no había hablado el portavoz de la Casa Blanca, pero las palabras de Sarkozy hacían barruntar ya algo: «Es difícil de explicar que la octava economía del mundo no estuviera presente», señalaba para justificar su decisión de dejarle provisionalmente la silla de Francia. «Para nosotros no presenta ningún problema que España ocupe el lugar de Francia como España, y se lo ha dicho a Bush, que es la potencia invitante». Algo que luego desdijo con su nota a los 27.
«Hay que hacer las cosas bien» José Luis Rodríguez Zapatero se negó desde un primer momento a admitir que ocupar la silla de Francia sea un apaño extraño e insistió en que para ser admitido en clubes como el G-20 «hay que hacer bien las cosas». En este sentido, defendió el trabajo diplomático que ha realizado el Gobierno para asegurar la presencia de España en la cumbre «haciendo valer su peso económico y político». Zapatero dijo que en el almuerzo de ayer no se había discutido abiertamente sobre la posibilidad de que otros países pudieran optar a la silla francesa, pero sí añadió que es una opinión «bastante compartida» entre los líderes europeos el que «España debe y tiene razones para estar» en Washington.
Holanda y otros países de la Unión expresan su malestar por la pirueta de Francia y España
El presidente del Gobierno reconoce que incluir a España en el G-20, no ya para la cita de la semana que viene, sino sucesivas, no es fácil y «se ha intentado en muchas ocasiones», sin éxito porque «exige una tarea política de gran envergadura». Rodríguez Zapatero defendió que España se ha comportado históricamente como un «buen actor regional» y ahora quiere dar el «salto cualitativo» y convertirse en «actor global» en el mundo que viene. Pero eso tiene una dificultad -admitió- y es que «no sólo es que lo merezcas, es que te lo tienen que reconocer». Por ejemplo, subrayó, España «ha demostrado tener uno de los mejores sistemas de supervisión y control de las entidades financieras del mundo» y esa es la experiencia que puede aportar a la reunión de Washington. «Nuestro sistema de supervisión, nuestra legislación y la acción del Banco de España es de los mejores (...). Y esta experiencia tiene un valor político muy trascendental». El jefe del Ejecutivo no quiso decir si iba a hablar por teléfono con Bush, pero sí dijo que cuando se produjera el anuncio formal del viaje, habría el lógico contacto con la administración de EE.UU.
Bush consiente que Zapatero se sume al G-20 en la silla de Francia
Obama llamó al presidente español en su segunda ronda de diplomacia telefónica
GABRIELA SANZ BRUSELAS
Sábado, 08-11-08
Caprichos del destino. José Luis Rodríguez Zapatero asistirá finalmente los días 14 y 15 de noviembre en Washington a la primera cumbre del G-20 sobre reforma del sistema financiero porque George W. Bush traga. Con resignación. Eso es lo que vino a decir ayer, a media tarde, un portavoz de la Casa Blanca a Efe: Estados Unidos «acepta» lo que la Unión Europea (UE) decida. Pero no es la UE, es el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien va a dejar su silla «nacional» a España, con voz y voto propios, únicamente para esta primera cita. Él ya tiene otro puesto asegurado en Washington. el de presidente semestral de la UE, y se ha granjeado con su decisión el cabreo sordo de una buena parte de socios comunitarios.
La cesión tiene fecha de caducidad, 31 de diciembre, cuando la República Checa asuma la Presidencia de la UE y Sarkozy vuelva a ser sólo presidente de Francia, pero permite salvar la cara a un Zapatero que había hecho cuestión de la presencia de España en Washington. De la frialdad con la que la administración saliente acoge el arreglo da cuenta otra frase: «Nosotros ya hemos enviado nuestras invitaciones». Eso quiere decir que Bush no se ha dignado a invitar al manatario español -fue el propio Sarkozy, anoche, quien envió un comunicado al resto de mandatarios europeos indicando que España estará-. La declaración de la fuente oficial estadounidense concluyó con un significativo «nosotros no tenemos ningún problema con España, en general».
Quien sí va a tener un problema ahora, según reconocen fuentes comunitarias a ABC, es Sarkozy, porque ha tomado una decisión que está levantando ampollas entre los otros 25 jefes de Estado y de Gobierno de la UE reunidos ayer en Bruselas. Por ejemplo, fue el luxemburgués presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, quien dejó caer un ambiguo «España es un gran país y creo que su lugar no está en una silla francesa». «España no tiene vocación de ocupar una silla francesa a medias. Tiene vocación de ser miembro pleno del G-20». Otros no quisieron hablar. Las fuentes consultadas admiten que ha sido el propio jefe del Ejecutivo español, en su ofensiva de las últimas semanas por que se reconozca a España su condición de octava potencia mundial, quien ha logrado convertir el asunto en objeto de polémica intracomunitaria. Sarkozy reconoció ayer «grandes problemas» con Holanda, que sigue reclamando una silla en Washington. No así Polonia.
Sarkozy advierte a España que reformar el G-20 supone «abrir la caja de Pandora» en la UE y fuera de ella
Enfado holandés
El primer ministro holandés , Jean Peter Balkenende, reclamó ayer para sí voz y voto en Washington, como España, porque ocupa el puesto 16 de las economías mundiales y tiene poco sentido su exclusión. Una postura detrás de la que se esconde el deseo indisimulado de todos por formar parte de los órganos de reforma de la economía mundial, segundos niveles ministeriales, que se van a poner en marcha a partir del 15 de noviembre.
Ayer, conseguido el objetivo, la comparecencia de Rodríguez Zapatero ante los periodistas estuvo dirigida a no levantar más ampollas. Venía de escuchar a Nicolas Sarkozy decir que «cambiar el número de miembros del G-8 y del G-20 es abrir la caja de Pandora», en Europa y fuera (los países asiáticos no quiere oír hablar de más socios europeos del G-20) y todo en el presidente español fue pedir «paciencia» y «prudencia» a los periodistas porque la asistencia de España se presentaba «difícil». A esa hora todavía no había hablado el portavoz de la Casa Blanca, pero las palabras de Sarkozy hacían barruntar ya algo: «Es difícil de explicar que la octava economía del mundo no estuviera presente», señalaba para justificar su decisión de dejarle provisionalmente la silla de Francia. «Para nosotros no presenta ningún problema que España ocupe el lugar de Francia como España, y se lo ha dicho a Bush, que es la potencia invitante». Algo que luego desdijo con su nota a los 27.
«Hay que hacer las cosas bien» José Luis Rodríguez Zapatero se negó desde un primer momento a admitir que ocupar la silla de Francia sea un apaño extraño e insistió en que para ser admitido en clubes como el G-20 «hay que hacer bien las cosas». En este sentido, defendió el trabajo diplomático que ha realizado el Gobierno para asegurar la presencia de España en la cumbre «haciendo valer su peso económico y político». Zapatero dijo que en el almuerzo de ayer no se había discutido abiertamente sobre la posibilidad de que otros países pudieran optar a la silla francesa, pero sí añadió que es una opinión «bastante compartida» entre los líderes europeos el que «España debe y tiene razones para estar» en Washington.
Holanda y otros países de la Unión expresan su malestar por la pirueta de Francia y España
El presidente del Gobierno reconoce que incluir a España en el G-20, no ya para la cita de la semana que viene, sino sucesivas, no es fácil y «se ha intentado en muchas ocasiones», sin éxito porque «exige una tarea política de gran envergadura». Rodríguez Zapatero defendió que España se ha comportado históricamente como un «buen actor regional» y ahora quiere dar el «salto cualitativo» y convertirse en «actor global» en el mundo que viene. Pero eso tiene una dificultad -admitió- y es que «no sólo es que lo merezcas, es que te lo tienen que reconocer». Por ejemplo, subrayó, España «ha demostrado tener uno de los mejores sistemas de supervisión y control de las entidades financieras del mundo» y esa es la experiencia que puede aportar a la reunión de Washington. «Nuestro sistema de supervisión, nuestra legislación y la acción del Banco de España es de los mejores (...). Y esta experiencia tiene un valor político muy trascendental». El jefe del Ejecutivo no quiso decir si iba a hablar por teléfono con Bush, pero sí dijo que cuando se produjera el anuncio formal del viaje, habría el lógico contacto con la administración de EE.UU.