25 de noviembre de 2008
Cardenal Rouco: "A veces es necesario saber olvidar"
EL PAIS - Madrid - 25/11/2008
Cardenal Rouco: "A veces es necesario saber olvidar"
Las exhumaciones de fosas dañan "la concordia social", aduce el obispo
JUAN G. BEDOYA - Madrid - 25/11/2008
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, dijo ayer que "a veces es necesario olvidar", en referencia al polémico desarrollo de la llamada Ley de la Memoria Histórica, que los obispos han execrado desde el principio. Rouco equiparó la preocupación que causa esa ley en la sociedad con la provocada ahora por la crisis económica. Lo dijo en su primer discurso ante el pleno de la Conferencia Episcopal, que preside por segunda vez desde marzo pasado. El cardenal señaló esos temas como "dos de las preocupaciones que se sienten en este momento en la sociedad". Recetó para su remedio "reconciliación y solidaridad".
Rouco sostiene que la reconciliación pasa por el olvido. Dijo sobre la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica: "No son pocos los que manifiestan una justificada inquietud ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada. La historia de España ha estado, por desgracia, jalonada por tensiones que más de una vez han desembocado en enfrentamientos fratricidas. Gracias a Dios, la actual situación internacional y nacional no es la misma. Pero siempre es necesario vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas. Es necesario cultivar el espíritu de reconciliación, sacrificado y generoso, que presidió la vida social y política en los años llamados de la transición a la democracia. A veces es necesario saber olvidar. No por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y de perdón verdaderamente responsable y fuerte. Es lo que puede llamarse una auténtica y sana purificación de la memoria".
El cardenal de Madrid es quien apadrina con mayor entusiasmo la masiva beatificación de católicos asesinados entre 1934 y 1938, los años en los que los obispos creen que se produjo la mayor persecución religiosa de la historia. El Vaticano ha beatificado o canonizado ya a 977 de esas víctimas y hace un mes anunció que hay en cartera otras 500 personas, del total de 10.000 que quiere elevar a los altares el episcopado español.
Rouco cree, sin embargo, que daña gravemente la "concordia social" el deseo de otras personas de buscar en fosas comunes o en las cunetas de España restos de sus familiares, enterrados como animales durante la Guerra Civil y en los primeros años de la dictadura franquista, que la Iglesia católica apadrinó y consagró como Cruzada.
La tesis de Rouco es que "a los jóvenes hay que liberarlos, en cuanto sea posible, de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores, sino ayudándoles a fortalecer la voluntad de concordia y de amistad".
Sobre la crisis económica, el cardenal pidió "prestar atención a las responsabilidades morales", en alusión al "relativismo moral" que ha fomentado desinterés por el servicio al bien común, la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada y el derroche y la ostentación, privada y pública.
Cardenal Rouco: "A veces es necesario saber olvidar"
Las exhumaciones de fosas dañan "la concordia social", aduce el obispo
JUAN G. BEDOYA - Madrid - 25/11/2008
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, dijo ayer que "a veces es necesario olvidar", en referencia al polémico desarrollo de la llamada Ley de la Memoria Histórica, que los obispos han execrado desde el principio. Rouco equiparó la preocupación que causa esa ley en la sociedad con la provocada ahora por la crisis económica. Lo dijo en su primer discurso ante el pleno de la Conferencia Episcopal, que preside por segunda vez desde marzo pasado. El cardenal señaló esos temas como "dos de las preocupaciones que se sienten en este momento en la sociedad". Recetó para su remedio "reconciliación y solidaridad".
Rouco sostiene que la reconciliación pasa por el olvido. Dijo sobre la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica: "No son pocos los que manifiestan una justificada inquietud ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada. La historia de España ha estado, por desgracia, jalonada por tensiones que más de una vez han desembocado en enfrentamientos fratricidas. Gracias a Dios, la actual situación internacional y nacional no es la misma. Pero siempre es necesario vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas. Es necesario cultivar el espíritu de reconciliación, sacrificado y generoso, que presidió la vida social y política en los años llamados de la transición a la democracia. A veces es necesario saber olvidar. No por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y de perdón verdaderamente responsable y fuerte. Es lo que puede llamarse una auténtica y sana purificación de la memoria".
El cardenal de Madrid es quien apadrina con mayor entusiasmo la masiva beatificación de católicos asesinados entre 1934 y 1938, los años en los que los obispos creen que se produjo la mayor persecución religiosa de la historia. El Vaticano ha beatificado o canonizado ya a 977 de esas víctimas y hace un mes anunció que hay en cartera otras 500 personas, del total de 10.000 que quiere elevar a los altares el episcopado español.
Rouco cree, sin embargo, que daña gravemente la "concordia social" el deseo de otras personas de buscar en fosas comunes o en las cunetas de España restos de sus familiares, enterrados como animales durante la Guerra Civil y en los primeros años de la dictadura franquista, que la Iglesia católica apadrinó y consagró como Cruzada.
La tesis de Rouco es que "a los jóvenes hay que liberarlos, en cuanto sea posible, de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores, sino ayudándoles a fortalecer la voluntad de concordia y de amistad".
Sobre la crisis económica, el cardenal pidió "prestar atención a las responsabilidades morales", en alusión al "relativismo moral" que ha fomentado desinterés por el servicio al bien común, la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada y el derroche y la ostentación, privada y pública.