El juez Ferrín cree que los hijos de gays son "cobayas humanas"
Juzgado por prevaricación el magistrado que impidió a una lesbiana adoptar un niño
El tribunal no lo trató como a un acusado más sino como a un colega. Por eso le ofreció sentarse junto a su abogado en el estrado investido con su toga de magistrado. Pero Fernando Ferrín Calamita, el juez de familia juzgado por prevaricación al obstaculizar y retrasar la adopción de la hija de una mujer por parte de su esposa, prefirió ser tratado como un acusado más y decidió permanecer en el banquillo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia. Se juega una pena de nueve meses de prisión y 18 años de inhabilitación, además de una indemnización de 18.000 euros por daños morales. Tras su interrogatorio insistió en que hay estudios que mantienen que los niños de estas parejas son "cobayas humanas".
El fiscal pide una pena de nueve meses de prisión y 18 de inhabilitación
El sustituto de Calamita certificó la relación materno-filial
Desde su asiento confirmó el infierno de trámites, informes periciales y dilaciones por el que hizo pasar a Vanesa de las Heras para conseguir ser reconocida legalmente como madre de la hija de su cónyuge, Susana Meseguer, que había sido concebida por inseminación. Pero el juez aseguró que se debió únicamente "a la protección del interés de la niña". Planes de familia paralizados durante más de dos años en los que Ferrín llegó a poner en duda la idoneidad de la madre biológica y le retiró la representación judicial para ponerla en manos de los servicios sociales de Murcia, al considerar que existía un conflicto entre los intereses de la menor y los de su progenitora y la adoptante.
El juez rechazó hasta en dos ocasiones informes favorables a la adopción para exigir de la Dirección de Familia de Murcia otros que respondieran si no es un derecho del menor "ser insertado en una familia normal [sic], formada por personas de distinto sexo" y si esa adopción no aumentaba las posibilidades de que el menor fuera también homosexual, "imitando el patrón que ha vivido en casa en sus años fundamentales para la formación de su personalidad".
Un año después de que le llegara el caso, cuestionó la validez de la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo ante el Constitucional. De las Heras y Meseguer no consiguieron completar la adopción de su hija hasta que el Consejo General del Poder Judicial suspendió cautelarmente al juez en febrero de este año. En mayo, su sustituto en el juzgado de familia certificó que entre De las Heras y la hija de Meseguer existía "una relación paterno-filial", aceptando en tres meses la petición que Ferrín Calamita les denegó durante años.
Ayer, el juez suspendido confirmó que consideró insuficientes los informes favorables de los psicólogos y del fiscal a la adopción porque sólo se referían a la idoneidad de la pareja, dejando de lado el interés de la menor. "Buscaba un perito aséptico, sin ideología, que me dijera si era beneficioso que la niña creciera con dos madres". "Estaban toreándome por motivos ideológicos, así que decidí presentar la cuestión de inconstitucionalidad".
También confirmó que tuvo durante meses el expediente de la niña sobre su mesa sin resolverlo "porque el caso no era prioritario", y confirmó que exigió abogado y procurador a la adoptante cuando no es necesario en estos casos, algo que "puede ser irregular, pero no es prevaricación". Ya en los pasillos reiteró que todo niño necesita un padre y una madre, no dos madres, como ha recogido en alguna de sus resoluciones.
Añadió que actuaría igual si volviera a darse la situación, porque no se arrepiente. "Me río de la independencia de los jueces; ya no creo en la justicia", prosiguió.