17 de abril de 2013
«Conecté mi cerebro con el de mi mujer y fue más íntimo que el sexo»
Día 17/04/2013 - 11.38h
Kevin Warwick, profesor de Cibernética en la británica Universidad de Reading y conocido como «Capitán Cyber», llega con el jersey remangado. Hace calor en Madrid. Tentador fijarse en su brazos y buscar las cicatrices. Son el recuerdo de haber investigado con su propio cuerpo, así que las muestra como heridas de guerra. Una de ellas, la más pequeña -casi invisible, hasta a él le cuesta localizarla-, en el antebrazo izquierdo, es la señal de un primer implante con el que fue conectado al ordenador de un edificio -«cuando entraba las luces se encendían solas y se abría la puerta», rememora-. La otra, más grande, en la muñeca, un costurón que le quedó tras dos horas de intervención quirúrgica para colocar un chip con el fue capaz, desde Nueva York y con las señales eléctricas de su cerebro, de mover un brazo robótico en Inglaterra. Y eso solo es el comienzo.
-Usted ha sido el primer cyborg de la Historia.
-Puede decirse que sí. El primer implante fue bastante sencillo, pero divertido. El edificio y yo éramos un único sistema. El segundo fue más profundo, tuve un sentido ultrasónico como un murciélago. Nadie lo había hecho antes. Eso significa que en el futuro el cerebro y el cuerpo no tienen que estar en el mismo lugar necesariamente.
-También ha conectado su cerebro con el de su mujer.
-Lo más fascinante. Los dos recibimos un implante y enviamos señales de sistema nervioso a sistema nervioso. Fue la primera comunicación de ese tipo.
-¿Qué fue lo que sintió?
-Fue algo muy íntimo, incluso más que el sexo. Creo que ese tipo de comunicación, cerebro a cerebro a través del pensamiento, será la que exista en el futuro, y será mucho más rica.
-¿No necesitaremos más el lenguaje?
-La actual forma de comunicarnos va a desaparecer, porque da vergüenza de lo pobre que es. Necesitamos un nuevo lenguaje del pensamiento.
-¿Qué ventajas nos dará enchufar nuestros cerebros a un ordenador?
-Están los beneficios terapéuticos para ayudar a enfermos de párkinson, epilepsia, síndrome de Tourette, esquizofrenia, discapacidades... Pero a mí, lo que más me ilusiona es la idea de la mejora.
-¿En qué sentido?
-Aumentar la memoria, las capacidades matemáticas, los sentidos... Los ordenadores pueden entender en muchas dimensiones y el cerebro humano piensa solo en tres. Quizás en otras dimensiones podríamos desplazarnos como en Star Trek.
-Trabaja en la creación de un cyborg con neuronas humanas.
-Gran parte de lo que hemos hecho hasta ahora ha sido con neuronas de rata porque son mucho más fuertes. De las neuronas humanas hemos sacado cultivos para hacerlas crecer y las hemos enlazado con un cuerpo robótico. Ahora investigamos cómo aprenden y las comparamos con las de las ratas. Pretendemos añadir neuronas frescas y ver si el cerebro es capaz de aceptarlas y cómo.
-¿Para cuándo un robot con un cerebro de laboratorio parecido al humano?
-Dentro de diez años podríamos contar con un robot con el mismo número de células cerebrales que un ser humano. Parece de ciencia ficción pero se trata de una extensión técnica. Ya tenemos cerebros con unos 30 millones de neuronas de rata y eso lo tenemos que ampliar a 100.000 millones.
-¿Cómo serán los cyborgs del futuro?
-El cuerpo humano es un gran problema Ya no lo necesitamos. Si pudiéramos deshacernos de él podríamos vivir mucho más tiempo. Investigar sobre ello sería algo más provechoso. Los cyborgs del futuro tendrán cuerpos tecnológicos con cerebros biológicos en parte. Habrá una inteligencia global con individuos como nodos dentro de la red. Los humanos que no se actualicen a la última versión, los ordinarios, lo tendrán muy difícil.
-Menudo dilema ético.
-Las máquinas pueden tener una mayor comprensión que los seres humanos, que, la verdad, podemos ser bastante horribles. No me fío mucho de la especie humana.
-Un millonario ruso proyecta crear cyborgs en 2045. ¿Qué opinión le merece?
-Creo que técnicamente es alcanzable, pero si ellos en particular podrán hacerlo es otra cosa. Pero es emocionante que haya gente que desafíe las fronteras. Cuando Kennedy dijo «vamos a enviar a un hombre a la Luna», la gente decía que estaba especulando. Pero ocurrió.
-¿Todo esto va a cambiar la evolución humana?
-Sí, provoca un tipo de evolución tecnológica. Si no se pueden cambiar los genes, entonces no será tan dramático. Es como la evolución darwiniana. No obstante, si podemos llegar a cambiar los genes para acomodar la tecnología, lo que es más «lamarckiano», entonces podría ser muy rápido. Pero en Cambridge, si mencionas el nombre Lamarck, te matan (Risas). Para ellos, Darwin es Dios.
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