11 de abril de 2013

Bruselas advierte


EDITORIAL

Bruselas advierte

La Comisión teme que la situación en España, con deuda y paro excesivos, amenace al euro

Frente a la complacencia del Gobierno, que celebra los logros del ajuste del déficit en 2012 como si fuera un triunfo, cuando no se ha conseguido el objetivo comprometido del 6,3% del PIB, la Comisión Europea acaba de lanzar una seria y preocupada advertencia debido a la magnitud de los desequilibrios económicos. Es evidente que Bruselas tiene razones para el aviso y que le asiste el temor a que la economía española, si no se corrige la deriva de la deuda (privada y pública) y el paro, acabe necesitando medidas más radicales. Y ante la insistencia del Gobierno de que la recuperación empezará a consolidarse el año próximo, con lo cual se aliviarían algunos de los desequilibrios mencionados, la Comisión recuerda que la recesión puede prolongarse en 2014; riesgo que es evidente para cualquier observador excepto, parece, para Economía y Hacienda.
Además de argumentos, Bruselas tiene razón. A pesar de todos los ajustes practicados por el Gobierno y pregonados como absolutamente imprescindibles, la deuda pública creció casi 15 puntos del PIB en 2012. Es cierto que una parte de ese aumento se debe a las ayudas al sistema financiero (una reforma que, por cierto, Bruselas pide al Gobierno que concluya de una vez); pero entre los 40.000 millones que cuesta la salvación financiera y los 148.000 millones que subió la deuda el año pasado hay un trecho que los ministros económicos deberían explicar, sobre todo después de los recortes drásticos aplicados que, en teoría, tendrían que haber frenado el ritmo de crecimiento de la deuda. Lo que teme el informe europeo es que la deuda española (privada y pública) llegue al colapso sencillamente porque su aumento inmoderado sea percibido por los inversores como un riesgo de default y comprometa la estabilidad del euro.

Editoriales anteriores

Regla de plomo (22/01/2013)
El paro es el segundo gran estrangulamiento que menciona Europa, y con cierta mano izquierda critica la reforma laboral. De la misma forma que Bruselas celebra los ajustes y las reformas porque así está establecido en el ritual, pero lamenta “retrasos en su aplicación” (el verdadero mensaje), también se congratula de la reforma laboral, pero sugiere que se revise su impacto “conforme a los objetivos que se quieren conseguir con ella”. Es una manera elegante de explicar que con la reforma se pretendía aumentar el empleo en un clima de seguridad jurídica para empresas y trabajadores, y que no ha conseguido una cosa ni otra.
La advertencia de la Comisión en su informe no debe ser tomada a la ligera y exige una respuesta más contundente que la mera acumulación de medidas económicas semanales que se presentan como grandes reformas pero, por lo que demuestran los hechos, no sirven para reducir la deuda ni el desempleo. Dice el presidente del Gobierno que el 26 de este mes anunciará el segundo plan de reformas. Esperemos que sea más eficaz que el primero.

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