24 de abril de 2008

El ordenador de Reyes muestra vínculos de ETA y radicales mexicanos con las FARC

ABC - 08.03.08

El ordenador de Reyes muestra vínculos de ETA y radicales mexicanos con las FARC

La Policía ecuatoriana traslada a presuntos guerrilleros de las FARC capturados en la zona fronteriza con Colombia. EFE
MANUEL M. CASCANTE, ENVIADO ESPECIAL. BOGOTÁ
A la espera de que este lunes sean escrutados por expertos internacionales, los ordenadores que, supuestamente, pertenecían a Raúl Reyes -«número dos» de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), muerto en la acción del Ejército colombiano el fin de semana pasado en Ecuador- siguen aportando información valiosa.
La más reciente revela los vínculos de la guerrilla con la banda terrorista ETA. El diario bogotano «El Tiempo» informaba ayer de que en una carpeta de fotografías aparece una imagen de Walter Wendelin, representante en Iberoamérica de Askapena (grupo de apoyo a los presos etarras), junto a Iñaki Gil de San Vicente, miembro de la Red Vasca Roja.
La Red Vasca Roja «se encarga de difundir información sobre partidos comunistas y de lo que ellos llaman organizaciones alternativas y antifascistas» de todo el mundo. Oficialmente, Gil de San Vicente tenía previsto dictar una conferencia en la Universidad Central del Ecuador, «pero las autoridades manejaban otra información», por lo que la Policía Antinarcóticos lo interrogó en su hotel. Luego, «desapareció».
Wendelin, según el mismo rotativo, «prestó sus servicios al Gobierno sandinista en Nicaragua entre 1988 y 1990, y actualmente se dedica a viajar por Suramérica haciendo contactos». Colombia ha denunciado desde tiempo atrás que los etarras reciben entrenamiento de las FARC, al igual que los miembros del IRA norirlandés.
Aparentemente, ambos individuos estaban en Ecuador para participar en un Congreso de la Comunidad Bolivariana. Tal es, también, la excusa que esgrimen los familiares de los, como mínimo, dos ciudadanos mexicanos que se encontraban en el campamento guerrillero fronterizo cuando fueron sorprendidos por las tropas colombianas. Uno de ellos, Juan González del Castillo, resultó muerto, mientras que Lucía Morett resultó herida.
La Prensa mexicana ha desvelado los contactos con grupos radicales de la izquierda mexicana de esta joven, quien incluso llegó a compartir estrado con el líder zapatista «subcomandante Marcos» durante un acto en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Hace cuatro años, las autoridades colombianas aseguraron que en la UNAM existía una oficina clandestina de las FARC. El grupo narcoterrorista tuvo representación en México hasta 2002, cuando el presidente Vicente Fox forzó el cierre de su delegación.
En declaraciones a «El Tiempo», Morett defendió que realizaba una investigación sobre la guerrilla para su tesis superior de Filosofía. Sin embargo, datos encontrados en los ordenadores de Raúl Reyes (cuyo verdadero nombre era Luis Devia) revelarían que tanto ella como su compañero fallecido participaban en un curso de uso de explosivos.
La presencia de mexicanos quizá resulte aún más reveladora y sorprendente, pues hasta una decena de ellos podrían figurar entre los muertos en el ataque contra el campamento de las FARC del pasado fin de semana, según afirmó el ministro coordinador de Seguridad ecuatoriano, Gustavo Larrea: «Un grupo numeroso», en cualquier caso. Aunque la Cancillería mexicana ha puesto en cuarentena estas informaciones, el presidente Felipe Calderón ha ordenado que se investigue este hecho.
El propio Larrea se encargó ayer de anunciar la posibilidad de que Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC hace más de seis años, sea liberada «en próximas horas» junto a «tres ciudadanos norteamericanos, cuatro policías, tres militares colombianos y un ecuatoriano». Sin embargo, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró desde Santo Domingo que «está desmentida esa noticia, parece que es otro juego de desinformación».
Acuerdo sobre los rehenes
Larrea admitió haberse reunido con dirigentes de las FARC -incluido Raúl Reyes- para acordar la liberación de la ex candidata presidencial colombiana y otros once rehenes, lo que pudo haberse concretado durante el mes en curso: «Las conversaciones estaban avanzadas, nos habían ofrecido (las FARC) su liberación para marzo». Larrea sostiene que el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, estaba al corriente de estos contactos, y los agradeció y alentó. Dichas conversaciones «no tenían ninguna contrapartida; no estábamos negociando con las FARC absolutamente nada que no sea la liberación de los secuestrados y principalmente de Ingrid», insistió.
En una jornada intensa en actividad, tanto diplomática y antiterrorista, el guerrillero Iván Ríos (alias de Manuel Muñoz), miembro de la cúpula de las FARC, resultó muerto por su propio jefe de seguridad, según informó el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos. Los guerrilleros, cercados desde hacía 48 horas por el Ejército, antes de rendirse entregaron a las tropas colombianas su mano, su ordenador y sus documentos de identidad como prueba de su muerte en Samaná (400 kilómetros al oeste de Bogotá, entre los departamentos de Caldas y Antioquia). Otra versión apuntada por Radio Caracol aseguraba que el motivo del asesinato de Iván Ríos por su propia guardia personal habría sido que éste les sometía a una situación de hambre por presión de las fuerzas militares.
Ríos, al igual que Reyes, era miembro del secretariado (dirección) de las FARC, el más joven de ese septeto de la infamia que encabeza Manuel Marulanda «Tirofijo». De 46 años y licenciado en Economía, estaba considerado como uno de los jefes con más proyección en el grupo guerrillero, debido a su formación militar y política.
Una decena de mexicanos podría figurar entre los muertos en el ataque contra Reyes