26 de febrero de 2011

ABC
Unos 30.000 jóvenes en el País Vasco siguen justificando la violencia de ETA
ITZIAR REYERO / BILBAO
Día 26/02/2011 - 02.59h
EFE
«La desaparición de ETA no agota la desaparición de una subcultura de la violencia». El responsable del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco, Víctor Urrutia, lanzó ayer un aldabonazo contra el «posicionamiento ético poco solidario» de la juventud vasca para con las víctimas del terrorismo. O lo que es lo mismo, alertó sobre la urgencia de reinstaurar una cultura cívica frente a la nefasta conducta social del «mirar hacia otro lado» instalada desde hace demasiado tiempo en buena parte de la ciudadanía vasca, también entre sus jóvenes, de los cuales uno de cada dos rechazaría tener por vecino a una víctima de ETA. En concreto, al 51 por ciento de los vascos de entre 15 y 29 años le desagrada vivir cerca de un amenazado o acosado por la violencia, una cifra «preocupante», que además es similar a la de aquellos que preferirían no compartir vecindad con un terrorista (el 55 por cien).
Más de 1.300 entrevistas
Así se desprende del informe sociológico «Retratos de Juventud. Cultura democrática» elaborado a partir de 1.326 encuestas para el Observatorio Vasco de la Juventud, presentado ayer en Bilbao. A la pregunta «Dime, por favor, si te importaría o no tener como vecino o vecina a alguna de las siguientes personas», un 62% muestra recelos a la hora de convivir junto a neonazis, un 55% rechaza compartir vecindad con un miembro de ETA y un 51% no quiere tener como vecino a un amenazado por la banda. La oposición a estos es mayor que al toxicómano(48%) y a quien cuenta con antecedentes penales (46%).
Aunque el estudio no especifica los motivos de esta intolerancia vecinal, sus responsables subrayan que «aún queda una larga tarea de descontaminación» social en el País Vasco, donde «la violencia ha secado los pozos éticos» de la ciudadanía vasca, que prefiere evitar situaciones que les podría acarrear algún problema —como tener cerca a una víctima de ETA— antes que mostrar su solidaridad hacia los perseguidos. Teresa Laespada, secretaria de Libertades Públicas y Derechos de Ciudadanía del PSE, explica este rechazo desde la «tendencia acomodaticia» de una generación de jóvenes socializados plenamente en democracia y «probablemente poco instruidos en política». «Antes de asumir la convivencia con las personas amenazadas, prefieren alejar los problemas derivados de ella», señala Laespada, quien también es profesora de Sociología de la Universidad de Deusto y fue estrecha colaboradora de Javier Elzo, principal referencia en la materia.
«Minoría recalcitrante»
El informe también revela la existencia de una «minoría recalcitrante» de jóvenes vascos (entre un 5% y un 12%) que «apoya o justifica» la violencia de ETA. Así, se estima que, a día de hoy, unos 30.000 jóvenes vascos siguen encontrando excusas o simpatizan con la banda terrorista, si bien la mitad de ellos no defiende que sus acciones son «buenas para Euskadi». Unos datos que están en concordancia con estudios anteriores y, en concreto, con el realizado por el Ararteko (Defensor del Pueblo en el País Vasco) en 2009, que calculaba que ese tipo de jóvenes sumaba el 14,8 por ciento del total. Frente a esta «minoría recalcitrante», 6 de cada 10 jóvenes expresan su rechazo sin rodeos a ETA. A ello hay que añadir que un tercio de los encuestados no contestan o se muestran evasivos ante este tipo de preguntas. «En Euskadi hablar de política ha sido siempre muy complejo. Los padres han tenido miedo de politizar a sus hijos», añade Laespada, quien advierte: «Tenemos mucho trabajo que hacer en pedagogía social porque, aunque ETA se acabe, corremos el riesgo de cerrar heridas en falso»., concluye.

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