16 de febrero de 2011

ECONOMÍA

Crece la dependencia de España del gas argelino

Con la puesta en marcha del gasoducto Medgaz, hasta un 45% del abastecimiento dependerá de un país sacudido por crecientes revueltas

Día 15/02/2011
Han sido necesarios diez años para que Medgaz, una de las obras de ingeniería más ambiciosas y caras dirigidas al suministro de gas natural en España, cobrase forma. Todo está listo para que se comience a inyectar combustible en el gasoducto, que nace en la rica región argelina de Beni Saf, se zambulle en el mar Mediterráneo hasta una profundidad de más de 2.000 metros, recorre 210 kilómetros bajo el agua y regresa a la superficie en la costa almeriense.
Dentro de unas semanas el consorcio propietario de las instalaciones —abanderado por la empresa estatal Sonatrach, a la que acompañan Iberdrola, Cepsa, Endesa y GDF Suez— pondrá en marcha las instalaciones. No se especifican fechas concretas. Tampoco las empresas hablan de contratos de suministro. Al sigilo y la prudencia con que normalmente se llevan a cabo este tipo de operaciones se suma la inquietud por la frágil situación del régimen argelino, sumido en el oleaje de revueltas que ha arrollado a los gobiernos vecinos de Túnez y Egipto.
Para España, la diferencia fundamental es que, a diferencia de los países anteriores, Argelia es un socio comercial de primer orden, sobre todo por su papel como exportador de energía. Del total del abastecimiento de gas natural que España consumió en 2010, el 30% procedió del país presidido por Abdelaziz Buteflika. Una relación de dependencia que la puesta en marcha de Medgaz podría elevar hasta el 45%, según las previsiones de la Comisión Nacional de la Energía (CNE)
Los propietarios del gasoducto son, incluso, más optimistas. En un informe fechado en 2009, se estima que durante este año el gas argelino se adueñará de un porcentaje superior al 48% del aprovisionamiento español. Todo ello bajo la tutela del emporio estatal Sonatrach, propietario absoluto del suministro.
Argel ha planificado el movimiento de manera cuidadosa, de modo que esa situación de predominio en el mercado español no choque con las trabas legales para impedir la excesiva dependencia comercial y energética, que en la actualidad establece un límite del 50% de importaciones procedentes de un mismo país.
El país magrebí ha sido, históricamente, un socio privilegiado. De hecho, en 1998 representaba un 64% de los abastecimientos totales de gas, un porcentaje que paulatinamente fue descendiendo hasta reducirse a la mitad. Pero Medgaz ha roto esa tendencia. A corto y medio plazo, el gasoducto supone un estímulo que, según la propia CNE, hará que el combustible argelino se dispare gradualmente hasta 2014.
Durante todos esos años, la relación no ha estado exenta de momentos agridulces, especialmente en el plano empresarial. Gas Natural Fenosa mantiene abierto un encarnizado litigio con Sonatrach por los precios del gas de 2007 a 2009. Las compañías españolas confían en la capacidad con que Argel ha sido capaz de desligar la violencia y la inestabilidad con su comercialización de los recursos naturales y de la energía, una especie de prioridad intocable, firme, a la que se preserva de toda perturbación política, como se ha puesto de relieve con «la guerra civil latente» que las autoridades libran con los grupos islamistas, según fuentes empresariales. Una crisis que, hasta ahora, nunca ha amagado con poner en peligro las inversiones o provocar cancelaciones de suministro.

El factor petróleo

Más allá de las implicaciones diplomáticas, las revueltas árabes han disparado las alarmas de las economías occidentales; a duras penas son capaces de dejar atrás una crisis de origen financiero que, a la postre, ha sacudido todos los sectores económicos. Incluso países hasta ahora aparentemente estables, como Libia, donde se ha convocado una manifestación para el próximo día 17, poco a poco se unen a las protestas.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) abrió la espita de las especulaciones la semana pasada al reconocer que el petróleo se encareció durante las últimas semanas debido a la rebelión en Egipto. Sin embargo, El Cairo ha aprovechado la coyuntura para ampliar su producción de gas natural, tanto para ampliar su almacenamiento como para exportar en mayor medida, gracias a la menor demanda de la industria interior, prácticamente paralizada.