4 de noviembre de 2010
ENTREVISTA: El Papa visita España - SANTIAGO Y BARCELONA PREPARAN LA LLEGADA DE BENEDICTO XVI FEDERICO LOMBARDI Portavoz de la Santa Sede
"Del Gobierno nos distancia la defensa de la vida y la familia"
MIGUEL MORA - Roma - 04/11/2010
EL PAIS
El entorno de la Sagrada Familia se cierra a coches, bicis y paseantes mientras el malestar vecinal aumenta. En la ciudad gallega, tomada por más de 6.000 agentes, el número de visitantes que llegarán defrauda las expectativas
El papa Benedicto XVI afronta su segunda visita a España, que empieza el próximo sábado, como "peregrino" en Santiago y para honrar a "la maravillosa Sagrada Familia del genial arquitecto Antonio Gaudí". A tres días de su llegada, el Vaticano niega que el viaje tenga una agenda política oculta. Según el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, que aceptó ayer responder por escrito a algunas preguntas de un cuestionario de EL PAÍS, "el mensaje que lleva el Papa a España será muy positivo y constructivo, no solo para la Iglesia católica sino para todos los que quieran escucharlo".
"Zapatero no está obligado a participar en una misa"
"Puede considerar más coherente no hacerlo si no se identifica con ello"
"Existe una atención compartida por áreas como Cuba"
Aunque los recelos y la preocupación del Vaticano hacia la España laica quedan patentes, el jesuita Lombardi, elegido por Benedicto XVI para sustituir al español Joaquín Navarro Valls, espera que "la visita sea una gran oportunidad para el conocimiento mutuo, la amistad y la fiesta".
Pregunta. ¿Cómo definiría las relaciones entre el Vaticano y el Gobierno español?
Respuesta. Es una relación correcta, en la cual no se esconden las preocupaciones de la Santa Sede por las diversas posiciones sobre temas fundamentales, como la defensa de la vida y la familia, o la libertad religiosa, y en la que no faltan sintonías: el trabajo por la paz, por Oriente Medio, y una atención compartida por otras áreas como Cuba. Además, la Santa Sede aprecia la amplia colaboración del Gobierno tanto en la preparación de la visita inminente del Papa como en la del próximo año para la Jornada Mundial de la Juventud.
P. ¿Es España y su secularismo una de las principales preocupaciones del Papa?
R. El Papa ama a España como a todos los demás países de Europa y del mundo. Ve con objetividad y lucidez los retos que afrontan hoy la fe cristiana y la visión cristiana de la vida y de la sociedad, y eso le preocupa porque piensa que el alejamiento de las raíces cristianas es negativo. Estos retos existen en España, pero no solo. Existen en Francia, en Europa central, también en Italia. En formas diversas, en todo Occidente.
P. ¿El nuevo dicasterio para la Nueva Evangelización tendrá a España como gran objetivo?
R. La nueva evangelización preocupa a este pontificado y el nuevo dicasterio obedece a esa inquietud. Pero no se puede decir que haya sido creado principalmente para España. Ciertamente, ha sido creado también para España. Pero no solo.
P. El presidente Zapatero no asistirá a la misa de Barcelona. ¿Qué piensa el Vaticano?
R. Nadie está obligado a participar en una misa. Las personalidades políticas que participan en la vida de la Iglesia pueden a veces participar en celebraciones si con eso quieren subrayar su presencia en un evento importante para una parte significativa de su pueblo, y en ese caso son naturalmente bien recibidos. Pero pueden también considerar más coherente no hacerlo, si no se identifican personalmente con el significado de la misa. Esta también es una elección perfectamente comprensible y respetable. Hay absoluta libertad para elegir una u otra opción y el Vaticano respeta ambas plenamente.
P. Los nacionalistas catalanes esperan que la visita apoye sus posiciones lingüísticas. ¿Teme que el uso del catalán y el gallego sea motivo de polémica, por exceso o por defecto?
R. El Papa dirá algunas frases en gallego y en catalán. En cada país el Papa usa al menos un poco la lengua del lugar, como señal de estima y atención a las diversas culturas. Pero el grueso de los discursos será en español para facilitar la comprensión a un público más amplio y por su facilidad de pronunciación. El uso de las diversas lenguas nunca tiene -en la boca y la intención del Papa- un significado partidista.
P. El año que viene, el Papa volverá a España. ¿Tres visitas en seis años no son un mensaje de preocupación por la fe del país?
R. Es verdad que es el único país donde eso sucede. Creo que los españoles estarán contentos. En Valencia se hizo la Jornada Mundial de la Familia, y en 2011 se hará la de la Juventud. Esto significa que la Iglesia española es activa y dinámica, y toma la iniciativa de invitar a la Iglesia Universal a esos grandes eventos. Eso facilita que el Papa vaya, es un premio a esa vitalidad, y la anima. El mensaje del Papa, como lo fue en Valencia y lo será en Madrid, será muy positivo y constructivo, no solo para la Iglesia católica sino para todos aquellos que le quieran escuchar. Espero que los viajes -como pasó recientemente en el Reino Unido- sean verdaderas ocasiones de conocimiento recíproco, amistad, y fiesta para toda España y para el Papa.
P. ¿Cuál es para el Papa el sentido personal del viaje?
R. Nunca ha estado ni en Santiago ni en Barcelona. En cierto modo, la suma de dos invitaciones interesantes le ha decidido a ir. Quizá uno u otro, solos, no habrían sido suficientes, pero juntos ayudaron a decidir. El Papa es un pastor, pero antes que nada es un hombre de una fe profunda y una espiritualidad muy fina. El Año Santo Compostelano, el peregrinaje a uno de los santuarios más amados de la devoción, tiene una fascinación y un atractivo espiritual fortísimo, que el Papa siente y comparte haciéndose peregrino.
P. ¿Y la Sagrada Familia?
R. La consagración de una iglesia cuya inspiración artística se une a la fe para crear un espacio maravilloso de celebración de la liturgia es también un evento que fascina a un hombre de su espiritualidad y su cultura. Le ofrece una oportunidad excepcional para hablar de forma apasionada de la relación entre fe y arte, para animar a la fe, a la vida cristiana y al pueblo de Barcelona, que sigue desde hace más de un siglo la construcción de la Sagrada Familia.
Las dos son realidades locales, pero que tienen un significado muy amplio, universal.