8 de noviembre de 2010
El Gobierno impide por tercera vez en una semana acceder a los oficios y alega motivos de «seguridad» por el deterioro del conjunto monumental
CARLOTA FOMINAYA / MADRID
Día 08/11/2010
ABC
Monjes benedictinos que participaron ayer en la misa, fuera del recinto monumental
Con un altar portátil, la escolanía del Valle al completo y la megafonía prestada por el párroco de la iglesia de San Lorenzo del Escorial, la comunidad benedictina del Valle de los Caídos tuvo que salir ayer al exterior del recinto monumental para celebrar su misa diaria. Allí le esperaban más de un centenar de fieles a los que, por tercera vez en una semana, se les negaba el paso. Sólo están autorizados para entrar el personal que trabaja en el lugar y los usuarios de la hospedería.
Trece monjes participaron en una misa que se celebró en el acceso al recinto, en un pinar situado junto a la carretera que sirve de acceso. El padre abad no estuvo presente, al haber acudido a Santiago de Compostela a la visita del Papa Benedicto XVI. El oficio duró una hora y no se produjo ningún incidente.
Agentes de la Guardia Civil custodian los accesos, por orden de la Delegación del Gobierno, con el fin de impedir la entrada a los actos litúrgicos que allí se celebran. En la fría mañana de ayer alegaban «motivos de seguridad» y reconocían tener «orden de no dejar pasar a nadie que no esté autorizado o que no trabaje allí».
Fuentes de la Delegación del Gobierno corroboraron a ABC que la decisión de no permitir la entrada de fieles obedece a razones de «seguridad» pero insistieron en que no es de ahora sino del 6 de abril, «momento en el que el Consejo de Administración de Patrimonio Nacional decidió que quedaran restringidas las visitas al Valle de los Caídos por el grave deterioro del conjunto monumental». «Todos los informes de seguridad coinciden en la necesidad de reforzar el control del acceso para preservar la seguridad y la integridad física de las personas», añadieron. Pero sí se permitía el acceso a las misas diarias.
Sin embargo, según ha podido saber este periódico, la orden de la Delegación no es tan antigua. El primer día que la Guardia Civil recibió la orden de negar el acceso fue el pasado miércoles. Hasta entonces, estaba permitido el paso al recinto para aquellos que estuvieran alojados en la hospedería o que quisieran acudir a los oficios que la comunidad benedictina realiza cada día a las 11 de la mañana. Ese día varios miembros de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos denunciaron que se les había impedido el acceso a la Basílica para asistir al funeral en recuerdo de todos los caídos de la Guerra Civil, en lo que consideraron un posible delito de coacciones y una vulneración de la libertad de culto.
Sí a los turistas chinos
La segunda vez fue este sábado, cuando la Guardia Civil solo dejó entrar a autobuses de turistas chinos y franceses. Esa misma noche, según varios de los ayer congregados, Patrimonio Nacional cambió su web, en la que desde entonces reza que «a partir del día 6 de abril de 2010, permanecerán cerrados los accesos al Valle de los Caídos hasta tanto no se concluyan las obras de mantenimiento y de seguridad que se llevan a cabo en el citado monumento» y que «sólo se permite el acceso al Valle y a sus instalaciones al personal expresamente autorizado para ello, así como a las personas que se dirijan a la hospedería».
La tercera vez que se negó el paso fue ayer. Mientras los monjes preparaban la «misa de campaña», una notaria levantaba acta de lo sucedido y las quejas de los asistentes se sucedían. «Es como si la Guardia Civil se mete en la Almudena y dice que no hay misa. Según el artículo 16 de la Ley de Memoria Histórica, el Valle de los Caídos se rige por las normas que regulan los lugares de culto y los cementerios públicos, por lo que la autoridad es la religiosa», indicaron.
Durante la homilía, el padre Santiago aprovechó para recordar las palabras de Benedicto XVI a su llegada a nuestro país, advirtiendo de la «ofensiva laicista equiparable a la de la España de los años treinta». «Ayer (por el día anterior) también prohibieron la misa que celebrábamos por todos los mártires españoles del siglo XX (...). Sin duda, hoy vivimos tiempos difíciles para la fe en España», dijo.
Tras la misa, los congregados se lamentaban de que las cosas tuvieran que llegar tan lejos. «No sabemos qué pretenden. En la misa no ha habido ninguna mención política. Esto es una auténtica persecución». «Esto es un ataque en toda regla contra la libertad de culto en la Europa de las libertades y los derechos humanos. Se ha cerrado un lugar de culto que depende directamente de la Santa Sede, y se ha hecho justo durante la visita del Papa», afirmaban. «Es esperpéntico, inaudito, ridículo y patético; no hay calificativo», decían otros. «Imagina la que se hubiera montado si cierran la mezquita de la M-30. La prohibición de acceso a la Abadía no es más que un ataque contra la libertad religiosa en toda regla», se quejaron.