6 de octubre de 2010

DOS EXPERTOS VENEZOLANOS EN ESTRATEGIA MILITAR TAMBIEN ADIESTRARON A LOS ETARRAS

DOS EXPERTOS VENEZOLANOS EN ESTRATEGIA MILITAR TAMBIEN ADIESTRARON A LOS ETARRAS

Cubillas solventó los problemas cuando los terroristas fueron interceptados en dos controles policiales

Día 06/10/2010
EFE
Atristain, conducido por la Guardia Civil a un registro
Javier Atristain y Juan Carlos Besance, integrantes del «comando Imanol», no sólo fueron adiestrados en Venezuela por miembros de ETA, sino también por dos venezolanos que en todo momento demostraron tener un buen nivel de conocimiento en estrategia militar. Concretamente, estos individuos, que medios de la investigación no descartan que pudieran proceder o tener algún vínculo con el Ejército venezolano, son los que enseñaron a los dos etarras enviados por Mikel Kabikoitz Carrera, «Ata», a montar y desmontar armas, maniobra que realizaban con gran destreza. Mientras, en este cursillo de adiestramiento el papel de Arturo Cubillas, alto cargo del Gobierno de Hugo Chávez, fue, además de facilitar los contactos, allanar el camino a los dos criminales del «comando Imanol». De hecho, en dos ocasiones que los etarras fueron interceptados en un control policial la mediación de Cubillas fue clave para que los dos terroristas pudieran seguir su ruta sin ser molestados de nuevo por las Fuerzas de Seguridad venezolanas.
ABC ha conocido la declaración en la que los terroristas relatan, en algunos momentos con gran detalle, sus movimientos por el país caribeño, así como los previos que realizaron por Francia y España. En agosto de 2008, antes de trasladarse a Venezuela, Atristain, «Golfo», y Besance, «Fenómeno», pidieron unos días de vacaciones en sus trabajos para asistir a una cita en Francia con Mikel Karikoitz Carrera, «Ata», cabecilla del «aparato militar».
En un apartamento de Luz Saint Sauver, los terroristas recibieron un cursillo teórico sobre informática, métodos de encriptación, limpieza de armas y posiciones de tiro. Eso fue todo, porque para realizar el entrenamiento práctico, «Ata» les dijo que tenían que ir a Venezuela, ya que en ese momento, ante el acoso de Francia, era casi imposible realizar prácticas de tiro en territorio galo. Venezuela, sin embargo, era, según indicó «Ata», un país «más seguro». De hecho, desde 2002 las Fuerzas de Seguridad españolas vienen detectando un proceso migratorio de los etarras de México al país gobernado por Hugo Chávez. En los últimos años, este trasvase se ha incrementado hasta alcanzar un nivel calificado de preocupante en medios del Ministerio del Interior.
Aprovechando, pues, la manga ancha del régimen chavista, los etarras «Golfo» y «Fenómeno» pusieron rumbo a Caracas con los 2.000 euros que «Ata» entregó a cada uno de ellos. Por separado, llegaron al aeropuerto de Barajas, donde con unos pocos días de diferencia tomaron un avión. Fue un sábado de agosto cuando los dos etarras se juntaron. Fue en el centro comercial El Recreo, en Caracas. A esa primera cita nadie acudió a darles la «bienvenida», por lo que tuvieron que señalar otra. A la segunda, que se produjo pocos días después, acudió en primer lugar Iurgi Mendinueta, quien conocía a Atristain porque le había captado para ETA a mediados de 2004. Seguidamente, los tres etarras se dirigieron al estacionamiento del centro comercial, donde en un todoterreno les esperaban Arturo Cubillas, etarra y alto cargo de la administración de Chávez, y Lorenzo Ayestarán, veterano pistolero detenido el pasado febrero tras haber sido recuperado por la dirección etarra para corregir la inoperancia de los actuales activistas.
En el todoterreno, los cuatro etarras se dirigieron a una vivienda situada en la costa, a unas dos horas de Caracas. En esa casa, Mendinueta y Ayestarán dieron a los dos recién llegado un cursillo de electrónica para la confección de artefactos. Dos días después de terminar el entrenamiento, Cubillas y Ayestarán, acompañados por dos venezolanos, fueron a recoger a Atristain y Besance, para trasladarlos al lugar donde recibirían el cursillo práctico. Después de diez horas de viaje —según el relato de los terroristas— llegaron a un paraje selvático y antes de adentrarse en él, se detuvieron en un pequeño poblado, donde les esperaban cinco personas y compraron víveres para varios días. Durante este deplazamiento y los posteriores, los etarras «Golfo» y «Fenómeno» llevaron los ojos tapados.
Cargado el todoterreno de alimentos, la cuadrilla de etarras penetró en esa zona de preselva hasta llegar a una «borda», término utilizado en el norte de España para denominar a las cabañas de pastores y que en su declaración empleó uno de los terroristas detenidos por la Guardia Civil. En esa casucha les esperaban dos chilenos mapuches que, al igual que los dos etarras, iban a recibir el cursillo sobre uso de armas y manipulación de explosivos. Durante los cuatro días que duró el entrenamiento, los «alumnos» hasta llegaron a hacer prácticas de tiro con mira telescópica. Las clases las impartieron Ayestarán y los dos venezolanos que, una vez más, demostraron su pericia en el uso de armas.
Durante los diferentes desplazamientos que realizaron por carretera, el convoy de etarras fue interceptado hasta en dos ocasiones por la Policía venezolana, pero en ambas ocasiones un documento exhibido por el funcionario Cubillas solventó el problema. En uno de estos controles, los agentes pidieron explicaciones a «Golfo» y «Fenómeno» por el dinero que llevaban encima. El salvoconducto de Cubillas colmó la curiosidad de los agentes.
De regreso a Francia, los dos etarras se reunieron con «Ata» para rendir cuentas de su entrenamiento en Venezuela. Después se pusieron a las órdenes de Ibai Beobide, quien les reprochó su «poco rendimiento» en los primeros momentos de la puesta en marcha del «comando». Tras la detención del «liberado», Besance permaneció escondido en su domicilio mientras que Atristain, al ver que nadie de la banda le ayudaba a huir a Francia, optó por tomar un taxi para marcharse a Biarritz. Al día siguiente se entregó a la Policía, que más tarde le puso en libertad. En ningún momento reveló que había estado en Venezuela, paraíso de etarras.