22 de octubre de 2010
REPORTAJE: vida&artes
¿Pero no era una prioridad?
La desaparición del Ministerio de Igualdad decepciona a los que creyeron que era una apuesta duradera - La rebaja de rango debilita las políticas por la mujer
CARMEN MORÁN 22/10/2010
EL PAIS
La extinción del Ministerio de Igualdad ha sido un patinazo electoral y una torpeza política, que parece lo mismo, pero hay matices. Lo primero, porque el enfado y la decepción entre las organizaciones feministas y otras como la Federación de [homosexuales] y Lesbianas es descomunal y eso se puede traducir en una pérdida de votos, amenazan; el movimiento feminista y su lucha por la igualdad son connaturales al electorado de izquierdas. Lo segundo, porque los expertos coinciden en que, una vez cometido ese error, por lo menos podrían haber llevado la nueva Secretaría de Estado de Igualdad al Ministerio de Presidencia, con mucha más capacidad operativa para las políticas transversales, la igualdad lo es, y no encuadrarlo, "anticuadamente", en un ministerio social.
Las expertas critican que Sanidad cobije esta nueva secretaría
"Desde Presidencia sí se puede hacer política transversal", dice Soledad Murillo
"Las socialistas deben alzar la voz", piden en Hombres por la Igualdad
Bibiana Aído: "La igualdad sigue teniendo rango ministerial"
Eso opinan las expertas, pero, además, se sienten defraudadas y utilizadas, porque comprueban que "de nuevo, las políticas de igualdad son las que menos importan, las que caen antes que cualquier otra cuando hay que hacer reajustes", dice Consuelo Abril, vicepresidenta de la Coordinadora de Organizaciones de Mujeres para la Participación y la Igualdad (Compi). "Esto es un agravio y desde luego una pérdida de credibilidad de las palabras del presidente Zapatero. Una apuesta ideológica tan importante, y a poco más de dos años van y lo quitan, si es que es hasta antieconómico", se queja Abril.
Para esta mujer, histórica del feminismo en España, eliminar este ministerio es "degradar las políticas de igualdad y descubrir cómo no era verdad que estas políticas fueran el eje del mandato de Zapatero, como él dijo".
José Luis Rodríguez Zapatero ha sido el primer presidente de España que se ha declarado abiertamente feminista y son muchas las fotos que se ha hecho con este colectivo, tantas veces denostado incluso por algunos políticos de izquierdas. "Ha utilizado mucho a las mujeres, se ha amparado en ellas. Y, ojo, gracias a que había un ministerio hemos mantenido un tono crítico más bajo, porque íbamos caminando, aunque con poco presupuesto, pero ahora se verá", advierte Abril. Ayer mismo, las feministas se concentraron a las puertas del edificio que durante esta legislatura ha sido la casa de Bibiana Aído, a la que también le han llovido día sí y día también críticas, algunas vergonzosamente machistas, al estilo del alcalde de Valladolid, vamos.
El Ministerio de Igualdad puede tener un valor simbólico, tanto más cuanto menos presupuesto se le asigne, pero los símbolos a veces son más que eso. La Conferencia de Pekín de 1995, un referente mundial para la igualdad, y las que siguieron, así como las Naciones Unidas, han recomendado una y otra vez que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres debe discutirse al más alto nivel institucional. Zapatero hizo suyas estas recomendaciones al inicio de la legislatura, pero muchos tacharon la idea de "ocurrencia". Sin embargo, entre las feministas, se saludó calurosamente. Un paso aparentemente tan simple como ese o la paridad en los ministerios entre hombres y mujeres han colocado a España más arriba en los ránking internacionales sobre igualdad. Y el hecho de eliminarlo restará puntos para futuras clasificaciones.
Pero, ¿importa tanto si la igualdad se pelea en primera fila o en rangos inferiores? ¿Que sea un ministerio o una secretaría de Estado es solo cuestión de visibilidad? No. Y por eso lo de la torpeza política, que ilustra Soledad Murillo, ex secretaria general de Igualdad cuando aún no había ministerio: "La desaparición del ministerio es muy grave, porque un ministro es el que tiene capacidad de interlocución y convocatoria con las comunidades autónomas, con el Parlamento, es el que ha de organizar una agenda de trabajo y unos objetivos. Todo esto es ineludible para la igualdad, que debe implantar siempre medidas transversales. Y eso, al menos, se podría haber hecho desde el Ministerio de Presidencia, pero no desde Sanidad", lamenta Murillo.
"Vivienda ha vuelto a su lugar natural, Fomento, pero Igualdad se va al Ministerio de Sanidad y Política Social, eso ya fue hace 30 años. Cuántas veces hay que decir que las mujeres no somos un colectivo, ni una minoría, ni un grupo vulnerable al que haya que proteger bajo ningún paraguas social. Tenemos que estar en las políticas activas. Al menos cuando estábamos en Trabajo podíamos influir en las cuestiones de empleo, nos metieron en el diálogo social. Eso, por cierto, se lo debemos a Valeriano Gómez, que me alegro de que ahora sea ministro. Si Deportes, cuya transversalidad no entiendo del todo, está en Presidencia, ¿por qué no Igualdad? ¿Ahora a quién convocarán para hablar de esto, a los consejeros de Sanidad?", añade Murillo.
La aplicación de las leyes de igualdad depende de todos los ministerios, por eso Presidencia se ve como la plataforma adecuada, en ausencia de un ministerio propio. Y en esto coincide hasta el Partido Popular: "Creemos que se necesita una secretaría de Estado fuerte y dependiente de Presidencia, porque este ministerio costaba demasiado para los resultados que producía. En todo caso es una frivolidad cómo ha tratado Zapatero estas políticas, existiendo programas importantes en juego, como el de empleo femenino, el descenso de la brecha salarial o la violencia de género", dice Sandra Moneo, portavoz del PP en la Comisión de Igualdad del Congreso.
"El poder no me cambiará", dijo el presidente cuando alcanzó el Gobierno. Y ahora, algunos lamentan "los encontronazos con el feminismo y con los sindicatos, justo con estas dos familias, una pena", dice Hilario Sáez, miembro del Foro Hombres por la Igualdad.
Efectivamente, pero una huelga general y una gran manifestación con miles de votantes socialistas en la calle no han modificado las políticas laborales del Gobierno. Sin embargo, echar abajo el Ministerio de Igualdad, criticado duramente por la derecha, no parece haber sido difícil. "Lo que debían haber hecho es reforzarlo, porque las instituciones, no las personas, son las que influyen en la opinión pública", asegura Soledad Murillo.
"Esto es un gran retroceso, que puede agravarse incluso cuando gobierne el Partido Popular, pero, por ahora, hay que decir que están desapareciendo institutos de la Mujer, como el de Murcia o Castilla-La Mancha, y en otros sitios los están desfondando, vaciando de contenido. Están preparando el terreno para un gran retroceso", lamenta Hilario Sáez.
Pero también las personas son importantes. Sáez cree que las feministas, "las que han estado en la lucha por la igualdad desde siempre, que saben de qué hablan, no se están teniendo en cuenta. Estamos ahora en un momento de femócratas". Lo que quiere decir es que "los partidos políticos han visto el filón de llevar mujeres a sus escaños, a los puestos de mando, pero no siempre son feministas que defiendan la lucha por la igualdad, sino mujeres sumisas", algunas de las cuales se queman a lo bonzo si el jefe así lo pide.
No es usual, desde luego, que dos personas que han tenido una cartera ministerial pasen de inmediato al escalafón inferior, secretarías de Estado. Así ha ocurrido ahora con la propia Bibiana Aído y con la ex ministra de Vivienda, Beatriz Corredor. "Bueno, lo que haya detrás de esos nombramientos, ya sean promesas futuras o contraprestaciones, no podemos saberlo, pero parece, desde luego, un desprecio y decir que 'esto es lo que hay' o que 'estoy a disposición del partido' no son más que salidas airosas", dice Consuelo Abril.
"Las mujeres del PSOE deberían levantar la voz", dice Hilario Sáez. Pero desde el Partido Socialista se insistía ayer mismo que las políticas de Igualdad "han sido y seguirán siendo una apuesta decisiva", aseguraba la Secretaria de Igualdad del PSOE, Soledad Cabezón.
Bibiana Aído, a quien se recordará como la titular del primer Ministerio de Igualdad que hubo en España (quizá el último) resumió las "muchas cosas que se han hecho con pocos recursos y mucha voluntad, como una ley que no se habían atrevido a tocar en 25 años y que seguro que reducirá el número de abortos". Y se comprometió a sacar la ley de Igualdad de Trato. "La igualdad se sentará en el Consejo de Ministros con Leire Pajín. Sigue teniendo rango ministerial", llegó a afirmar.
La responsable del Instituto de la Mujer, Laura Seara, envió un correo desde Estados Unidos, en el que afirmaba que la desaparición del ministerio "no modifica el decidido impulso y ejecución de las políticas de igualdad de este Gobierno, que va a seguir siendo el mismo. La igualdad sigue siendo prioridad política y la capacidad de maniobra no tiene por qué verse alterada".
Puede ser, pero también lo es que la creación de un Ministerio de Igualdad se saludó en la familia socialista como un hito del que se presumía en cualquier congreso internacional, y como la bandera que había de señalar el camino prioritario hacia la igualdad entre hombres y mujeres.