Promovidas por el colectivo Hetaira, se prolongarán hasta el domingo y en ellas se abordarán temas como la trata de seres humanos, la normalización del trabajo de las prostitutas, la defensa de sus derechos y su visibilidad en el espacio público.
En ellas participarán expertos en sociología y antropología, activistas y trabajadoras del sexo, quienes subrayarán que "aunque en España se ha avanzado mucho en la igualdad de realidades sexuales discriminadas", las prostitutas siguen sin ver reconocidos sus derechos. Según Briz, estas mujeres realizan una actividad económica que en nuestro país no es ilegal, tiene un carácter alegal, por lo que lo que nosotras pedimos es su normalización.
Ello implica que puedan darse de alta en la Seguridad Socialcomo autónomas o que se establezca un marco laboral para las que trabajan por cuenta ajena, a fin de que puedan funcionar por convenio colectivo como el resto de profesiones, señaló.
Por supuesto la regulación tendrá unas características propias, admitió, como que ningún empresario pueda imponer los clientes a una trabajadora, recalcó Briz. Además, quiso subrayar que los clientes de la prostitución no son marcianos, sino los mismos hombres con los que convivimos todos los días, y recordó que un 32% de los españoles (sólo un 0,3% de las mujeres) ha utilizado alguna vez estos servicios.
En cuanto a las normativas municipales para retirar la prostitución de la calle, Briz criticó que en los conflictos siempre se escucha a las asociaciones vecinales y a otros colectivos afectados, pero a ellas nunca se les da voz. Lo ideal sería negociar para llegar a soluciones consensuadas, como la habilitación de ciertos espacios, subrayó. A su juicio, el problema es que nunca se escucha lo que las prostitutas tienen que decir, se les invisibiliza y se les presenta como víctimas , lo que en realidad solo consigue aumentar su vulnerabilidad , agregó.
Briz se refirió también a quienes piden la abolición de la prostitución, y declaró que si yo les digo esto a mis chicas de la casa de campo sin ofrecerles un contrato laboral, se reirán en mi cara. Me da mucha risa que se hable de ayudarlas sin contar con ellas, afirmó, pues la abolición sólo podría darse en un mundo ideal, que en las sociedades capitalistas occidentales hoy no se da, concluyó.