La oposición ha perdido el primer asalto, pero no se da por vencida y volverá a la carga. Esto ha ocurrido en el pleno del Congreso, durante el cual todos los grupos parlamentarios han pedido al PP y al Gobierno que retiren
las concertinas, o cuchillas, de la valla de Melilla como método disuasorio para los inmigrantes ilegales que tratan de pasar a España. Se trataba de una moción del Grupo Socialista sobre la política de inmigración del Gobierno pero que ha sido aprovechada para incluir esta exigencia. El Grupo Popular ha dicho que no pero aún tendrá que hacer frente a otra media docena de iniciativas que ya están registradas en el Parlamento de todos los grupos.
Todos se pusieron de acuerdo para suscribir una enmienda conjunta a la moción inicial para retirar la concertina al ser una medida "ineficaz, vergonzosa y terrible". Así lo ha expresado de palabra la portavoz socialista Soledad Pérez Domínguez, quien ha recordado que la vida de los inmigrantes "tiene tanto valor como las que defiende el PP con tanta pasión", en referencia implícita al debate del aborto.
De nada ha servido de momento que los portavoces recordaran a la diputada del PP, Carmen Navarro, que el Fiscal General del Estado,
Eduardo Torres-Dulce, se haya comprometido a abrir una investigaciónal tener serias dudas de que ese procedimiento de disuasión sea legal además de estar convencido de que vulnera criterios "de estricta humanidad". El PP mantiene el no y al menos en la sesión del martes se centró en recordar que en la etapa de gobiernos socialistas se mantuvo la valla que años antes había montado el gobierno del PP. "Cuando comprobamos los efectos la retiramos", respondió la diputada socialista tras reconocer el error de no haberlas retirado inmediatamente. Navarro pidió a la oposición que "no haga demagogia" y "deje de incendiar" este asunto de extrema gravedad y respecto al cual el Gobierno tiene que tomar decisiones.
Una "crueldad sin medida", dijo Antonio Picó de CiU, impropia de una sociedad civilizada; "Una atrocidad que quiere esconderse tras la palabra concertina", denunció Rosa Díez, de UPyD. En la crítica a los eufemismos, también participó Joan Coscubiela de ICV tras calificar de "inhumana" esa medida que "no es un instrumento musical aunque se llame concertina sino que hiere y mata". La esperanza está en que intervenga el Fiscal General del Estado "como se ha comprometido", ha confiado Emilio Olabarría del PNV.
Desde Melilla la oposición es total, también de los cuerpos de seguridad. El secretario general de los socialistas melillenses, Gregorio Escobar, recalca que las consecuencias de las cuchillas también van a recaer "en la espalda de los guardias civiles que se van a encontrar directamente con personas destrozadas", ha dicho en declaraciones a Radio Nacional de España. Un aumento de un 35% de las plantillas de policía y guardia civil; coordinación con Marruecos y trabajar en los países de origen, es la alternativa de los socialistas melillenses. En ningún caso, las cuchillas.
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