14 de diciembre de 2017
El acoso a los partidos contrarios a la independencia enturbia la campaña catalana
El acoso a los partidos contrarios a la
independencia enturbia la campaña catalana
Expertos
consultados hablan de una sociedad “polarizada como nunca” y un clima de
crispación que es la “antesala” de la violencia de baja intensidad
EL
PAIS - Barcelona 14 DIC 2017 - 06:36 BRST
Pintadas
con la esvástica en carteles de Inés Arrimadas en Barcelona. Vídeo: Andrea Levy
denuncia un caso de escrache. CRISTOBAL CASTRO
El acoso a los partidos contrarios a la
independencia está enturbiando la ya de por sí crispada campaña electoral de
Cataluña. Las sedes de Ciudadanos han sido atacadas este año 14 veces,
las de los socialistas,
una decena, los candidatos constitucionalistas han recibido amenazas e insultos
de alto calibre en las redes y en actos públicos, además de la agresión sufrida
por jóvenes del PSC en una pegada de carteles. Expertos consultados hablan de
una sociedad “polarizada como nunca” y unos episodios que son “antesala” de la
violencia de baja intensidad.
Son 15 jóvenes. De entre 17 y 24 años. Han quedado
a medianoche en la sede del PSC de Hospitalet de Llobregat (la segunda ciudad
catalana, con 254.000 habitantes) para pegar carteles de su candidato, Miquel
Iceta. Los jóvenes se dividen en tres grupos. En uno va Daniel Martínez, de 24
años, licenciado en Historia y secretario primero de las juventudes del PSC
local. A las 00.15, recibe una llamada: “¡Dani, ven, por favor! ¡Unos
independentistas nos han insultado, nos han quitado los carteles y nos han
pegado! Al irse, han gritado: ¡No queremos socialistas en Hospitalet! ¡Fuera de
aquí! Visca la terra lliure”.
Cuando Daniel Martínez llega se encuentra a los
chavales asustados, doloridos, con la rabia que provoca la impotencia. A una
chica, menor de edad, la han empujado contra una pared. Otro chaval, que se ha
negado a dejar de pegar carteles, ha recibido un puñetazo y una patada en el
pecho. “Los más viejos del partido”, explica el joven secretario, “nos dicen
que desde hace 40 años no se habían producido agresiones callejeras de este
tipo. Y creemos que lo que hay detrás de esta escalada de violencia es la
frustración de los independentistas ante la posibilidad de perder las
elecciones”.
“Desde septiembre hay un clima de tensión social
que se ve en las manifestaciones, en el lenguaje político, en las agresiones a
las sedes y acoso a los candidatos y alcaldes. Por eso pedimos a todo el mundo
que no contribuya a esa situación”, pide el secretario de organización del PSC,
Salvador Illa. El secretario general del PP catalán, Santi Rodríguez, se
refiere a “acoso” puntual. “En líneas generales, no hay una enorme presión,
pero sí hay actos como los que sufrió Andrea Levy”, en referencia a la
intimidación por parte de diversas personas en Sant Fos de Campsentelles
(Barcelona) a la dirigente popular. En las redes, se han “inmunizado”:
insultos, amenazas de muerte a Xavier García Albiol... “Lo más suave es
fascista”, dice.
“El ambiente está crispado y eso es la antesala a
la violencia de baja intensidad”, explica el profesor de Ciencia Política de la
UAB Oriol Bartomeus, que lo atribuye a una actitud social generalizada. “Los
espacios de contacto entre las personas que piensan diferente han saltado por
los aires. Ahora tenemos grupos de personas que piensan lo mismo, que se
retroalimentan a través de medios de comunicación y de las redes. De esa forma
se reafirma la posición de odio hacia los que piensan diferente a ti. Y eso
acaba produciendo episodios de violencia”, añade. Habla de una “sociedad
cabreada”, cada uno en su “burbuja”, instalada en “discursos de odio y
humillación”, tolerante con la “violencia verbal”. Y eso, dice, da “réditos
políticamente”.
“Ha regresado el fantasma de las dos comunidades”,
lamenta el catedrático de Filosofía del Derecho y exrector de la UPF, Josep
Joan Moreso, que reparte responsabilidades. “La sociedad catalana se ha
polarizado como nunca”, sigue, y se muestra poco esperanzado: “Querría que no
fuese a peor, pero no estoy seguro porque veo posiciones muy cerradas”.
Victoria Camps, catedrática de Filosofía moral y política de la UAB, es más
positiva: “La bandera del independentismo es la paz, dudo que empeore”. Sin
embargo, advierte que según la posición de los partidos tras las elecciones, sí
puede “enquistarse”.
Este diario ha pedido datos a los partidos
independentistas (ERC, Junts per Catalunya y la CUP) sobre acoso a sus sedes y
representantes, pero o no han respondido o han declinado tratar el tema. Todos
ellos han sufrido pintadas, insultos y amenazas. El exconsejero Joaquim Forn
fue increpado en el El Prat. El expresidente Carles Puigdemont ha sido
amenazado de muerte en las redes en diversas ocasiones.
La noche inaugural de la campaña fue difícil
también en la comarca de Osona (con 150.000 personas y 80% de voto
independentista). Marta Moreta, diputada del PSC y concejal de Manlleu, tuvo
que soportar insultos y amenazas por parte de varios independentistas —uno
encapuchado— durante la pegada de carteles en Vic. “El joven que llevaba la
cara completamente tapada”, explica, “arrancó y tiró al suelo todos los
carteles que habíamos puesto, además de llamarnos de todo —de hijos de [...]
para arriba—. La escena era surrealista, porque ya era más de medianoche y en
la plaza había gente dentro de las cárceles que han instalado en solidaridad
con los políticos presos. Nadie vino en nuestra ayuda”.
Moreta dice que no siente miedo, pero que algunos
compañeros del PSC sí están asustados por el cariz que va tomando la situación.
“Ni Ciudadanos ni el PP tienen aquí presencia”, advierte Moreta, quien hace
unos días recibió una curiosa llamada del alcalde de Manlleu, de ERC: “Me dijo
que si yo rompía el carnet del PSC, mantenía nuestro pacto de Gobierno, pero si
no, no tendría más remedio que romperlo. Es lo mismo que le pasó a Xavier
Vilamala, alcalde nuestro en Sant Hipòlit de Voltregà. Le dijeron que estaban
muy contentos con él como alcalde, pero que si no rompía el carnet del PSC
tendrían que echarlo de la alcaldía. Y así lo hicieron”.
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