8 de enero de 2011

REPORTAJE
Un negocio con la cara de Francisco Franco
Establecimientos comercializan la imagen del dictador 35 años después de su muerte
CARLOS CARABAÑA - Madrid - 08/01/2011
EL PAIS


Hay tiendas en las que hasta el papel de regalo es rojo y amarillo gualda. Francisco Franco , además del dictador que rigió España durante 40 años, es un icono que se puede comprar en tazas, ceniceros, dedales y botas de vino con su mirada severa. Estos establecimientos diversifican sus negocios, pero guardan un rincón para el Caudillo y el líder falangista José Antonio Primo de Rivera. Objetos con sus efigies se venden 35 años después de la muerte del dictador .

Las lunas de puerta y ventanas de Bazar Patria, en el Barrio de la Concepción de Madrid, están tintadas. Los productos van ordenados por motivos en las estanterías. Artículos con imaginería religiosa, de los cuerpos de seguridad, militares y "varios"-como un delantal con el "¿Por qué no te callas?" de Juan Carlos I a Hugo Chávez- se suman a los del Generalísimo, Primo de Rivera, la División Azul y la versión franquista del Águila de San Juan, soporte del escudo de la España de los Reyes Católicos y de la del llamado Defensor del Occidente Cristiano de 1938 a 1981, conocida entre algunos críticos de la izquierda como "el pollo" o "el aguilucho". Los bustos en bronce del dictador y el falangista, este realizado por encargo de los dueños, coronan su sección. Llama la atención la placa para el coche con la cara de Franco y la leyenda "Yo conduzco, él me guía". Para Navidad vendían por 20 euros un lote con, entre otros artículos, un díptico con imágenes de Franco, de José Antonio y Pilar Primo de Rivera junto con una participación de 12 euros en lotería ilustrada con la vidriera del Águila del Alcazar de Toledo y una foto de Franco con el defensor de la fortaleza, el general Moscardó.
Esta tienda es la única tan enfocada del centro de Madrid, abierta desde hace cas dos años. De las banderas, las más solicitadas son las lisas, seguidas por las del escudo actual y después las del águila con la banda que reza "Una, grande y libre". Venden material policial y por unos 900 euros, el cliente puede salir convertido en un autentico antidisturbios con antibalas, escudo y casco. Además en Bazar Patria es posible comprar llaveros de su cuerpo de seguridad favorito.
Por las inmediaciones de la Maestranza, quizá la zona de España con más tiendas de recuerdos, Arenal de Sevilla recibe al visitante con un grupo de banderas, que incluye la de la Falange, la cruz de Borgoña, la carlista, la española con el Águila de San Juan o la pirata, colgadas de sus mástiles. En el interior suenan marchas militares, llaveros con forma de capote y botellas de vino de mesa están decorados con Su Excelencia el Jefe del Estado y diseñados por Juan Manuel Vázquez, que además es dueño y gerente. Este sevillano de acento y nacimiento, pelo engominado hacía atrás y corbata azul con franjas españolas, asegura que su negocio no ha conocido la crisis. Cada vez que Zapatero aparece en televisión "apaciguando a la población", suben las ventas, encabezadas por cualquier artículo que tenga el Águila, primera también entre las banderas. Llegadas fechas señaladas, como el 20-N o el 18-J, regalan un facsímil del DNI del Guía, Capitán y Conductor de España, el número uno, por una compra superior a 60 euros. También para el sorteo de Navidad venden participaciones de los partidos políticos Democracia Nacional y Falange.
El secreto para aguantar 10 años, explica Vázquez, es la calidad y el buen precio, "pero no de bazar chino". Todos los artículos son de fabricación nacional, encargados a las escasas empresas que trabajan este tipo de género. La venta por Internet funciona tan bien que Vázquez se plantea cerrar el local. "Me ahorraría pintadas en la fachada, que me lancen un cóctel molotov y pegamento en la cerradura", dice mientras muestra la huella en un expositor de una pedrada mal apuntada destinada a romper una vidriera. "Recibimos correos electrónicos de amenazas, firmados por Che libertarios [sic] y grupos de republicanos". No venden camisetas de Franco, "todavía hay mucho miedo de mostrar para qué lado caminas".
Otras, como Soportes Sonoros S.L, se han adelantado a Vázquez: venden dos camisetas del "Centinela de Occidente", una con tres veces su nombre y otra con el lema "Siempre fieles a tu memoria", y sólo operan por Internet. Frente al nombre neutro de la empresa, sus dominios web están tan cargados como www.falangista.com o www.44x2.com (44x2=88=hh=Heil Hitler) y avisan antes de entrar: "Artículos históricos relacionados con la Alemania de la II Guerra Mundial...únicamente por interés histórico". Camisetas con el símbolo de las SS o de humor posmoderno como la de Hitler European Tour, con los países conquistados junto a la fecha de entrada del ejército alemán. Al lado de Rusia-Junio 1941 aprece un aviso: "Cancelado por la nieve". El sello discográfico Rata-ta-ta, que edita grupos de música de extrema derecha, también pertenece a Soportes Sonoros S.L. El administrador único de la empresa entre 2001 y 2004, Eduardo García de la Barrera, se presentó al Congreso de los Diputados por Ávila con la coalición de ultra derecha Plataforma España 2000.
Fermín Bouza, catedrático de Sociología de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, explica que los símbolos de izquierdas han sido asimilados por el gran público "debido a que en general la izquierda clásica comunista ha salido mejor parada que el nazi-fascismo, ya que no asesinó tan intensamente y la memoria popular no ha sido tan dura con él". El mercado parece darle la razón. Cientos de tiendas venden camisetas con la hoz y el martillo o la mirada al infinito del Che Guevara, que protagonizó un videojuego japonés en el que el segundo jugador era Fidel Castro; en el mercadillo ambulante Feria de los Continentes, la caseta de Rusia está llena de objetos comunistas e incluso una bestia negra en millones de muertos como Stalin, tiene un museo en su ciudad natal , y su cara ha decorado autobuses en Rusia por el aniversario de la victoria aliada en Stalingrado, actual San Petersburgo. Mao es comercializado por China en bolsos y carteras. Basta imaginarse una situación análoga con Hitler y recordar la retirada de la aplicación iFranco para el IPhone y el revuelo de la colección inspirada en los uniformes alemanes del diseñador/enfant terrible David Delfín.
La legislación española no recoge como delito portar símbolos políticos de ninguna clase, pero puede ser considerado un agravante. Este se aplico por primera vez hace tres años en la sentencia al soldado profesional que asesinó al adolescente antifascista Carlos Palomino. Italia contempla desde 1952 la apología del fascismo en su código penal. En Alemania está prohibido fabricar, almacenar o difundir propaganda o símbolos que continúen los objetivos del nacionalsocialismo o de los dos partidos declarados anticonstitucionales: el SAP, de extrema derecha, y el KPD, el Partido Comunista. El proceso de veto de una formación política en Alemania es largo y complicado debido al recuerdo de la abolición práctica de la democracia en la República de Weimar con este método por el partido nazi. En Rusia la "propaganda o ostentación pública de los atributos nazis o bien símbolos claramente idénticos" es perseguida por la ley. Algunos países al este del llamado Telón de Acero, como Lituania, Polonia o Hungría, han equiparado desde la disolución de la URRS en sus legislaciones la imaginería nazi y la comunista. Decisión que enfada en Rusia. Su ministerio de Exteriores decía en 2008 que "equiparar los emblemas nazis con los atributos de un Estado que hizo la contribución decisiva a la victoria es profanar la memoria de quienes realizaron un sacrificio irreparable para salvar el mundo contra la peste parda".
Estos establecimientos no son los únicos en los que el dictador está presente. Conocido es el motel Azor en Burgos, con unos dueños que buscan distanciarse de la herencia del franquismo, y famosa es Casa Pepe, en la entrada del desfiladero de Despeñaperros, siempre deseosos de reivindicar ese pasado. Tanto que uno puede, mientras le hacen el carné de falangista, tomarse una cerveza sobre un barril pintado de rojo y amarillo gualda.