22 de enero de 2011

Invasión musulmana en España vía deporte


DEPORTES / FÚTBOL - LIGA BBVA
Las grandes fortunas sanen que es la época de comprar clubes en España, muchos al borde de la quiebra. La clave es pagar sus deudas
TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN
Día 22/01/2011
Hasta ahora no se entendía por qué los grandes millonarios del planeta concentraban su inversión en la Premier. Extrañaba que la pujanza de la Liga española se quedara fuera de juego del dinero de los magnates árabes, rusos, indios y estadounidenses, que conquistaron Gran Bretaña por medio del Manchester City, el Chelsea, el Queens Park, el Arsenal, el Manchester United, el Liverpool, el Aston Villa, el Fulham, el Portsmouth y el Birmingham. Mientras una decena de clubes ingleses tenía propietario extranjero, nuestro fútbol solo contaba con la impresentable experiencia de Dmitry Piterman en el Racing (2003-04) y en el Alavés (2004-07), que acabó con el embargo de los bienes del ucraniano por valor de 13 millones de euros.
ABC


Abdullah Bin Nasser Al Thani, «jeque» del Málaga
REUTERS


Ahsan Ali Syed, presidente de WGA Sports Holding

Esta temporada, por fin, se ha roto la última barrera de la Liga nacional hacia la globalización. Ya estamos en la bolsa internacional del balompié. El Málaga fue adquirido por el jeque catarí Abdullah Bin Nasser Al Thani gracias a una inyección de 36 millones de euros. Y ayer, el millonario indio Ahsan Ali Syed anunció la adquisición definitiva del Racing de Santander con una aportación de 50 millones, aunque el club y el Gobierno cántabro no dan aún por cerrada la compra.
Hay un argumento que explica la menor internacionalización económica de los clubes españoles. El Real Madrid y el Barcelona no son sociedades anónimas. No pueden ser vendidos. Forman, junto al Athletic y el Osasuna, «la banda de los cuatro» que se salvaron de la conversión en 1992 . Se mantienen a la vieja usanza, como equipos con socios.
Y la diferencia de potencial deportivo entre el Barcelona y el Real Madrid con el resto de clubes hace menos atractiva la inversión en el campeonato hispano. Las deudas de 503 millones del Valencia y de 301 millones del Atlético también reducen las oportunidades a los equipos menos potentes.
El ejemplo del City
La Premier, por el contrario, es un mercado abierto. Millonarios como Abramovich (Chelsea), Mittal (Queens Park), Zayed al Nayan (Manchester City) y Glazer (Manchester United) apostaron por la competición inglesa porque es más igualada. Ahora, la llegada del sobrino del Emir de Qatar al Málaga y la de Ali Syed en el Racing de Santander han abierto el camino del futuro en España con una planificación diferente: transformar a los modestos en grandes a fuerza de fichajes. El ejemplo del Manchester City es la tercera vía.
El catarí Abdullah Bin Nasser Al Thani, cuya fortuna familiar es incalculable, aplica en el Málaga desde el primer día la misma política que el jeque Zayed al Nayan (Emiratos Árabes Unidos) ejecuta en el City. El hermano de Zayed, Sulaiman, adquirió el Manchester «pobre» el 1 de septiembre de 2008 y ese mismo día, el último del mercado inglés de traspasos, presentó al madridista Robinho. Posteriormente contrató a Tévez, Adebayor, Koló Touré, Bellamy y al español Silva, campeón del mundo. En Málaga, Nasser Al Thani tomó las riendas en junio, cubrió la deuda de 14 millones de euros, aportó otros 22 y seis meses después ha tirado Banús por la ventana. Baptista, Demichelis, Maresca, Camacho y Asenjo son los hombres que deben salvar a la entidad del descenso.
Salvados de la quiebra
El jeque llegó al conjunto blanquiazul con una advertencia: «Venimos para quedarnos». Su meta es «colocar al Málaga en Europa al cabo de cinco años». El primer reto es evitar el pozo de Segunda. Los empresarios malagueños reconocen una realidad: el sobrino del Emir de Qatar ha recuperado el interés de los ricos árabes por invertir en la Costa del Sol.
Otro potentado, el indio Ahsan Ali Syed, anunció ayer en un comunicado la adquisición definitiva del Racing con varios compromisos contractuales: pagará 2 millones por las acciones de Dumrivo, liquidará a la empresa pública Cantur los 7 millones que avaló al Racing, abonará otros 7 millones de débitos con Hacienda y Seguridad Social y aportará 3,8 y 3,5 millones en las dos ampliaciones de capital aprobadas para este año. Pecata minuta para un hombre hecho a sí mismo que era autónomo a los 16 años y que hoy factura 6.900 euros anuales en su holding.
La mejor manera de encajar socialmente en estas operaciones con clubes extranjeros es saldar los números rojos por delante. Los equipos españoles viven una crisis galopante y la llegada de las grandes fortunas evitan la desaparición o a la declaración de quiebra, la suspensión de pagos clásica que hoy se encubre bajo el eufemismo de Ley Concursal.
El Málaga, tercero en fichar
El fútbol español adeuda actualmente 5.000 millones y la mayoría de los equipos deben pagar a Hacienda la mitad de sus ingresos por taquilla para saldar sus deudas eternas con la Administración. Las quejas de algunos partidos políticos por los privilegios de los «clubes morosos» hicieron mella y hoy tienen que eliminar esas cantidades periódicamente.
Es cierto que muchos de los nuevos dueños de los equipos, procedentes de otras culturas, producen un desarraigo en los aficionados por sus actuaciones ajenas a la órbita del fútbol y a las costumbres europeas. Los clubes ingleses conocen los cambios de idiosincrasia sufridos con la llegada de americanos prepotentes como Hicks (Liverpool) y Glazer (Manchester United), que no tenían ni idea si el balón era ovalado o redondo. El ruso Abramovich (Chelsea) que deseaba contratar a once nombres cada verano, hasta que Mourinho le paró los pies al amigo de Putin y rechazó en su día contratar a Ronaldo. No quería estrellitas que rompieran el ambiente de trabajo. Pero Glazer suma una fortuna de1.236 millones de euros. Hicks cuenta 780 millones. Y Abramovich, ni sabe lo que acumula: 7.850.
La Liga lo tiene claro: bienvenido míster Marshall. Los clubes de Primera llevan dos años reduciendo presupuestos —el Atlético, de 180 a 110— y no tiene dinero para hacer siquiera un fichaje decente. Hay un ejemplo de la revolución total que significa la compra de un equipo por un millonario: lo que ha realizado el Málaga con Baptista, Demichelis, Asenjo y Camacho no lo pueden hacer ni el Valencia ni el Atlético. No hay dinero. Actualmente, el conjunto blanquiazul es el tercero en fichajes del campeonato, solo superado por los dos grandes. «Esta crisis es el mejor momento de invertir», dicen los hombres del jeque Nasser Al Thani. Los presidentes venden sus acciones con tal de quitarles el peso de los números rojos. Rojo, par y toca.
Perfiles
Abdullah Bin Nasser Al Thani, «jeque» del Málaga
Bebe agua mineral, fuma rubio y las luces de sus oficinas siempre están encendidas de noche. El sobrino del Emir de Qatar posee empresas de telefonía, agencias de viajes y la moda, además de ser vicepresidente del Banco de Doha. Tiene 44 años y ambición desmesurada. En junio compró el Málaga con el objetivo de convertirlo en un grande en el plazo de cinco años. Nada más llegar a la Costa del Sol se reunió con el alcalde de Málaga, el presidente de la Diputación y la delegada de la Junta de Andalucía. Y se puso hacer obras en el estadio. Acaba de fichar a Baptista, Maresca, Demichelis, Sergio Asenjo y Camacho. No solo quiere un equipo importante, sino una Málaga famosa en el mundo. Dice que antes solo se conocía de la provincia a Marbella y a Banderas. Desea que Antonio sea la imagen de un equipo que jugará en Europa.
Ahsan Ali Syed, presidente de WGA Sports Holding
En Inglaterra lamentan ahora no haberle permitido comprar el Blakburn Rovers por unas supuestas irregularidades de su empresa, WGA, en Bahrein, sede desde la que funciona. Pero Western Gulf Advisory tiene la central en Suiza. Este indio de 36 años es una máquina de hacer dinero. Licenciado en Derecho, sigue la estela de su familia, que controla decenas de empresas por toda Asia. A sus 18 años creó su primer negocio por valor de 1,5 millones de dólares. Actualmente dirige 130 compañías en todo el planeta. Su sabiduría estriba en transformar empresas hundidas en sociedades interesantes. En 2003 compró una empresa canadienses por 565.000 dólares y al cabo de dieciséis meses valía ya 8 millones. Llega al Racing de Santander con 50 millones de euros para cumplir un viejo sueño: tener su propio equipo de fútbol.
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