14 de enero de 2011
Í. DE BARRÓN | EL PAÍS 14/01/2011
Los bancos españoles aumentaron en diciembre el dinero que pidieron prestado al Banco Central Europeo para evitar el sobreprecio que le exigen en los mercados tradicionales de financiación. Según ha publicado hoy el Banco de España, la banca solicitó al instituto emisor 67.000 millones de euros, unos 6.000 millones o un 9,6% más que en noviembre. Además, en relación al conjunto de los fondos librados a todas las entidades europeas en el último mes de 2010, el porcentaje que ha ido a para a los bancos con sede en España se incrementó del 15% al 16,5%. El dato de diciembre se conoce al tiempo que el Gobierno planea otra recapitalización de las cajas y acelerar su conversión en bancos para aplacar las dudas de los mercados sobre el sector financiero español.
La semana pasada, el Santander y el BBVA pidieron dinero prestado en los mercados . El resultado fue nefasto y se encendieron todas las alarmas. Los dos bancos, considerados entre los mejores del mundo, tuvieron que pagar altos tipos de interes para conseguir que les prestaran cantidades no muy grandes. Mientras, otros bancos europeos con peores ratios de capital, colocaron sus emisiones a tipos cuatro veces más bajos. El mensaje era claro: no hay dinero para ninguna entidad española, aunque sea buena, porque el riesgo soberano de España lo condiciona todo. Si no hay préstamos del mercado a las entidades, tampoco habrá crédito a las empresas y a las familias y la economía no crecerá.
El Gobierno interpreta que gran parte de la desconfianza sobre España se debe a las dudas que generan las cajas de ahorros por sus grandes préstamos al deteriorado sector inmobiliario, que no han reconocido en su totalidad en los balances. Para atajar esta situación, el Ministerio de Economía, junto con el Banco de España, cree que son necesarias dos actuaciones: inyectar más dinero público para reforzar el capital de las cajas y acelerar su transformación en bancos. Este banco tendrá accionistas y aglutinará todo el negocio financiero de la entidad, pero una fundación puede tener el 51% del capital. El resto de los títulos se venderían en Bolsa.
Esta última posibilidad se contempla en la reforma de la Ley de Cajas aprobada por el Congreso en julio pasado , aunque no es la única opción. Por eso, La Moncloa considera que no será necesario un nuevo real decreto que modifique el statu quo del sector, sino forzar o convencer a las cajas que el camino para la supervivencia es crear bancos controlados por fundaciones, que serán las que repartan la obra social.
Cualquier otra posibilidad, como la de seguir siendo cajas y emitir cuotas participativas en los mercados, se considera irrealizable porque los inversores internacionales no entienden estos productos y, por lo tanto, no los comprarían.
En el Ministerio de Economía no preocupan tanto las cajas que se han unido mediante Sistemas Institucionales de Protección (SIP), también conocidos como fusiones frías, porque todas ellas se transformarán en bancos que controlarán el 100% del negocio. Hay otras fusiones tradicionales, como las protagonizadas por las cajas gallegas o las castellano leonesas, que no contemplan, por el momento, su conversión en bancos. Otras cajas importantes, como Ibercaja y Unicaja, también deberían transformarse en bancos para sobrevivir, en opinión de Moncloa, y todavía no han hecho públicos sus planes. La BBK ya ha utilizado el traje de banco, BBK Bank, para absorber a la quebrada Cajasur de Córdoba.
La piedra de toque para el sector y que podría acelerar todos los movimientos será la conversión de La Caixa, presidida por Isidro Fainé, que también dirige la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), en un banco. La Caixa quiere usar el traje bancario para conseguir capital y financiar su expansión internacional. "La Moncloa quiere una solución más rápida para la reestructuración de las cajas respecto al sistema que había pactado inicialmente con Economía y el Banco de España", comenta un consejero del organismo supervisor.
Otro elemento de presión es la implantación de las normas internacionales de capital, conocidas como Basilea III, que exigen más recursos propios a las entidades financieras para evitar otras crisis como la actual, es otro elemento de presión para que las cajas consigan inversores presentando bancos en Bolsa. Pero ahora no parece posible "vender" una caja a los inversores. Previamente necesitarán presentar planes solventes y atractivos que aseguren una rentabilidad a quien quiera invertir ahí su dinero.
El Gobierno considera que para llegar a ese punto hace falta reforzar algunas entidades. ¿Cúanto capital extra pueden necesitar las cajas? Este cálculo no está totalmente cerrado porque dependerá de la dureza de las pruebas de resistencia que hará la Unión Europea en febrero o marzo. Es decir, si se eleva el ratio de capital mínimo exigido del 6% al 8%, los recursos serán mayores.
Por otro lado, si el mercado inmobiliario sigue deteriorándose mes a mes , también puede elevar las necesidades de capital. Según fuentes del mercado, el Banco de España baraja la cifra de 10.000 millones de nueva inyección para algunas entidades. Hasta ahora, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ha destinado unos 11.500 millones. El supervisor estudia pedir a las entidades que tengan provisionado alrededor del 30% de los créditos al sector constructor e inmobiliario, un listón muy elevado para algunos bancos y cajas. Los que no lo alcancen, deberán buscar capital por su cuenta o pedirlo al FROB.
¿De dónde saldrá el nuevo dinero? El FROB dispone de unos 3.000 millones y para el resto hay varias posibilidades. Desde emitir deuda pública por esa cantidad hasta transformar los recursos entregados para financiarse, a través del Fondo de Adquisición de Activos Financieros (FAAF), en participaciones preferentes. La Vanguardia informó ayer que el Gobierno estudia que las nuevas aportaciones del FROB sean capital con derechos políticos, en lugar de considerarse participaciones preferentes como ocurre en el sistema actual.
Otro propósito del Gobierno y del Banco de España es que las cajas aceleren los cierres de oficinas y la reducción de plantilla, aprovechando las inyecciones de dinero público. Se considera que, sin estos recortes, el sector no será eficiente y rentable y las entidades no podrán conceder créditos.
Las cajas recibieron el aviso de boca del propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el pasado martes dijo: "Subsisten dudas sobre la vulnerabilidad de las cajas frente a una evolución adversa de la economía y, en particular, de las consecuencias de la crisis del mercado inmobiliario. Nos apremia un gran objetivo: que todas las entidades mejoren lo antes posible su estructura de capital y la calidad del mismo para fluya el crédito". "Vamos a culminar el proceso de restructuración de las Cajas, reforzando su estructura de capital y adoptando para ello todas las medidas necesarias", concluyó.