6 de septiembre de 2010
Abbás a Ahmadineyad: «¿Por qué no e callas?»
ABC
La ANP descalifica las declaraciones del líder iraní en las que convocaba a la resistencia armada palestina, y le acusa de oprimir al pueblo persa
Abbás a Ahmadineyad: «¿Por qué no e callas?»
LAURA L. CARO / JERUSALÉN
Día 06/09/2010
7 COMENTARIOS
El presidente Ahmadineyad «el único que no representa al pueblo iraní, que falsificó los resultados de las elecciones, que oprimió a su gente y robó la autoridad, no tiene derecho a hablar sobre Palestina, su presidente o sus representantes». Con estas palabras, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), a través de su portavoz Nabil Abu Rudeina, mandaba ayer callar a Mahmud Ahmadineyad, que la pasada semana cuestionaba la legitimidad de Mahmud Abbás para negociar con Israel y, más allá, condenaba el proceso de paz abierto en Washington. Este distanciamiento expreso de la máxima autoridad palestina respecto de las provocaciones de Teherán coincidía ayer con la programación de la primera ronda de encuentros de alto nivel de las conversaciones, tras lo acordado en la cumbre de Washington. Será el próximo 14 de septiembre en Sharm el Sheij (Egipto) y seguirá el día siguiente en Jerusalén. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, se sentará a la mesa con Abbás y el jefe del Gobierno judío, Benjamin Netanyahu, que mantenía un encuentro ayer con sus ministros tras la cumbre de EE.UU. con el mensaje de que «el mundo árabe está maduro para la paz y es el momento —dijo— para avanzar con los palestinos y expandirla a un círculo más amplio».
Dos mil observadores Si se está creando la más mínima confianza mutua entre los interlocutores y hay una esperanza remota en el horizonte, Ahmadineyad no es bienvenido. «Abbás llegó al poder en unas elecciones libres, democráticas y auténticas, supervisadas por más de 2.000 observadores internacionales y árabes. Nosotros somos los que luchamos por Palestina y Jerusalén, el liderazgo palestino no oprime a su pueblo como lo ha hecho el iraní con Ahmadineyad», reprochaba el comunicado firmado por Rudeina, que difundía la agencia Maan. Y que, según explicó a ABC un miembro del equipo negociador palestino, es muestra del hartazgo acumulado ante la «utilización gravísima de nuestra causa» que —denunció— está haciendo el mandatario iraní, al que dirigió un llamamiento: «Queremos que deje de hablar de hacer desaparecer a Israel y empiece a hablar de poner a Palestina en el mapa».
Pero todo lo contrario. En la ciudad de Doha, Mahmud Ahmadineyad volvía a insistir ayer en su amenaza eterna: «Todo acto contra Irán llevará a la destrucción de la entidad sionista», decía, para agotamiento de la paciencia de la oficialidad palestina, que le ha pedido que «deje de ayudar a Benjamin Netanyahu», el primer ministro de Israel.
«Aquí hay algo clarísimo —exponía el negociador consultado—, cada vez que Ahmadineyad repite ese mensaje, está dando a Israel todas las excusas del mundo para reclamarnos más y más garantías a su seguridad… ahora Israel nos está pidiendo que, bajo cualquier acuerdo, tienen que mantener presencia militar en el Valle del Jordán, dentro de lo que va a ser el Estado palestino ¿Por qué? Porque Israel dice que tienen que estar en esa frontera para prevenir cualquier ataque de Irán». «Definitivamente, Ahmadineyad y su ministro de Exteriores, Manounchehr Mottaki, es lo mejor que le ha podido pasar a Netanyahu», agregaba el negociador palestino.
La agenda iraní
A juicio de la ANP, no cabe duda de que el líder iraní está jugando a ganar su propia guerra en una arena ajena, aún a costa de «perjudicar extraordinariamente» los intereses palestinos. Por un lado, le acusan de que «con su apoyo dialéctico a nuestra causa, trata de esconder sus propios fracasos internos», particularmente, la represión social aplicada para contener el movimiento opositor nacido en los últimos comicios realizados en Irán y la vergüenza más reciente de las lapidaciones. Por otro, la ANP está convencida de que, «con su retórica a favor de la causa, sólo quiere ganar peso a nivel regional y en el pulso con Estados Unidos en relación al tema atómico: para Ahmadineyad, —subrayan—, extender la idea de que capitaliza una fuerza en nombre de los palestinos, es una carta poderosa».
La creencia de que Netanyahu habría accedido a la exigencia de Barack Obama de entrar en las negociaciones de paz y de avanzar en ellas vinculándolo a una mayor presión norteamericana sobre Irán, está sobre la mesa. Este fin de semana, Oded Eran, director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv, reconocía en el diario «Haaretz»que su institución ya recomendó en mayo de 2009 al primer ministro judío la ecuación. «Propusimos que conectara dos cuestiones: que prometiera a Obama que Israel haría un esfuerzo supremo por resolver la disputa con los palestinos y también con Siria. La amenaza iraní —incluidas sus actividades subversivas en la región—, debería disiparse, y entonces Israel sería capaz de avanzar».
De ahí nacería el interés de Ahmanineyad por dinamitar el proceso utilizando cualquier puerta trasera. o espoleando sus conexiones con Hamás, para quien un descarrilamiento de la vía del diálogo supondría un refuerzo a su postulado de que la única solución contra la ocupación es la violencia.
La ANP descalifica las declaraciones del líder iraní en las que convocaba a la resistencia armada palestina, y le acusa de oprimir al pueblo persa
Abbás a Ahmadineyad: «¿Por qué no e callas?»
LAURA L. CARO / JERUSALÉN
Día 06/09/2010
7 COMENTARIOS
El presidente Ahmadineyad «el único que no representa al pueblo iraní, que falsificó los resultados de las elecciones, que oprimió a su gente y robó la autoridad, no tiene derecho a hablar sobre Palestina, su presidente o sus representantes». Con estas palabras, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), a través de su portavoz Nabil Abu Rudeina, mandaba ayer callar a Mahmud Ahmadineyad, que la pasada semana cuestionaba la legitimidad de Mahmud Abbás para negociar con Israel y, más allá, condenaba el proceso de paz abierto en Washington. Este distanciamiento expreso de la máxima autoridad palestina respecto de las provocaciones de Teherán coincidía ayer con la programación de la primera ronda de encuentros de alto nivel de las conversaciones, tras lo acordado en la cumbre de Washington. Será el próximo 14 de septiembre en Sharm el Sheij (Egipto) y seguirá el día siguiente en Jerusalén. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, se sentará a la mesa con Abbás y el jefe del Gobierno judío, Benjamin Netanyahu, que mantenía un encuentro ayer con sus ministros tras la cumbre de EE.UU. con el mensaje de que «el mundo árabe está maduro para la paz y es el momento —dijo— para avanzar con los palestinos y expandirla a un círculo más amplio».
Dos mil observadores Si se está creando la más mínima confianza mutua entre los interlocutores y hay una esperanza remota en el horizonte, Ahmadineyad no es bienvenido. «Abbás llegó al poder en unas elecciones libres, democráticas y auténticas, supervisadas por más de 2.000 observadores internacionales y árabes. Nosotros somos los que luchamos por Palestina y Jerusalén, el liderazgo palestino no oprime a su pueblo como lo ha hecho el iraní con Ahmadineyad», reprochaba el comunicado firmado por Rudeina, que difundía la agencia Maan. Y que, según explicó a ABC un miembro del equipo negociador palestino, es muestra del hartazgo acumulado ante la «utilización gravísima de nuestra causa» que —denunció— está haciendo el mandatario iraní, al que dirigió un llamamiento: «Queremos que deje de hablar de hacer desaparecer a Israel y empiece a hablar de poner a Palestina en el mapa».
Pero todo lo contrario. En la ciudad de Doha, Mahmud Ahmadineyad volvía a insistir ayer en su amenaza eterna: «Todo acto contra Irán llevará a la destrucción de la entidad sionista», decía, para agotamiento de la paciencia de la oficialidad palestina, que le ha pedido que «deje de ayudar a Benjamin Netanyahu», el primer ministro de Israel.
«Aquí hay algo clarísimo —exponía el negociador consultado—, cada vez que Ahmadineyad repite ese mensaje, está dando a Israel todas las excusas del mundo para reclamarnos más y más garantías a su seguridad… ahora Israel nos está pidiendo que, bajo cualquier acuerdo, tienen que mantener presencia militar en el Valle del Jordán, dentro de lo que va a ser el Estado palestino ¿Por qué? Porque Israel dice que tienen que estar en esa frontera para prevenir cualquier ataque de Irán». «Definitivamente, Ahmadineyad y su ministro de Exteriores, Manounchehr Mottaki, es lo mejor que le ha podido pasar a Netanyahu», agregaba el negociador palestino.
La agenda iraní
A juicio de la ANP, no cabe duda de que el líder iraní está jugando a ganar su propia guerra en una arena ajena, aún a costa de «perjudicar extraordinariamente» los intereses palestinos. Por un lado, le acusan de que «con su apoyo dialéctico a nuestra causa, trata de esconder sus propios fracasos internos», particularmente, la represión social aplicada para contener el movimiento opositor nacido en los últimos comicios realizados en Irán y la vergüenza más reciente de las lapidaciones. Por otro, la ANP está convencida de que, «con su retórica a favor de la causa, sólo quiere ganar peso a nivel regional y en el pulso con Estados Unidos en relación al tema atómico: para Ahmadineyad, —subrayan—, extender la idea de que capitaliza una fuerza en nombre de los palestinos, es una carta poderosa».
La creencia de que Netanyahu habría accedido a la exigencia de Barack Obama de entrar en las negociaciones de paz y de avanzar en ellas vinculándolo a una mayor presión norteamericana sobre Irán, está sobre la mesa. Este fin de semana, Oded Eran, director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv, reconocía en el diario «Haaretz»que su institución ya recomendó en mayo de 2009 al primer ministro judío la ecuación. «Propusimos que conectara dos cuestiones: que prometiera a Obama que Israel haría un esfuerzo supremo por resolver la disputa con los palestinos y también con Siria. La amenaza iraní —incluidas sus actividades subversivas en la región—, debería disiparse, y entonces Israel sería capaz de avanzar».
De ahí nacería el interés de Ahmanineyad por dinamitar el proceso utilizando cualquier puerta trasera. o espoleando sus conexiones con Hamás, para quien un descarrilamiento de la vía del diálogo supondría un refuerzo a su postulado de que la única solución contra la ocupación es la violencia.