11 de septiembre de 2010

Israel se rebela contra el horario de invierno

ABC

Israel se rebela contra el horario de invierno

Más de 200.000 ciudadanos protestan por una medida impuesta por exigencias religiosas y que les «quita» una hora de luz

LAURA L. CARO / CORRESPONSAL EN JERUSALÉN

Día 10/09/2010 - 20.47h

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Ni proceso de paz, ni congelación de asentamientos. Lo que trae de cabeza estos días a buena parte de la sociedad israelí es el cambio este domingo de los relojes al horario de invierno.

Más de 200.000 ciudadanos se han sumado ya a una petición organizada on-line para rebelarse contra esta medida que, -impuesta por ley en atención a exigencias religiosas-, va a robarles una hora de luz por las tardes antes que nunca, cuando el país disfruta todavía de temperaturas estivales y ni siquiera es otoño. La Cámara de Comercio israelí ha calculado que el reajuste costará 10 millones de shekels (unos 2 millones de euros) a la empresas por el mayor gasto de electricidad.

Las familias también lo notarán en el bolsillo, amén de estudios que apuntan a que existen mayores riesgos de depresión o de accidentes automovilísticos por conducir en la oscuridad. También aumentan los problemas para coordinarse con el resto del mundo en términos de vuelos o negocios. En suma, este año Israel tendrá solo 170 días de ahorro energético relacionado con el horario estival, frente a los 218 de Europa, que cambiará el reloj el 31 de octubre, y los 245 de EE.UU, que lo hará el 7 de noviembre.

La polémica se ha convertido ya en otro pulso entre ultraortodoxos y laicos, que ya no ocultan su indignación ante las reglas presuntamente divinas que ordenan y limitan los aspectos más

Las reglas divinas vuelven a crear un pulso entre laicos y ultraortodoxos

insospechados de la vida diaria en Israel. Desde cuando se cierran los aparcamientos o el comercio, hasta la imposición de autobuses segregados en Jerusalén para hombres y mujeres o por qué no se puede comer pan en Pascua. El capítulo ahora de los horarios remite a la normativaaprobada en 2005 que ordena retrasar las manecillas exactamente el sábado anterior a la festividad del Yom Kipur, el Día del Perdón del calendario judío. En otras ocasiones, el Yom Kipur ha caído más tarde, incluso en octubre, pero este año los astros lo han señalado el 17 de septiembre.

La jornada sagrada obliga a los observantes a diversas abstinencias, que incluyen no comer ni beber durante las 25 horas que van entre el anochecer de un día y el siguiente. El planteamiento de los religiosos, -totalmente incomprensible para los seculares-, es que el ayuno se hace más llevadero si en el último tramo del sacrificio oscurece cuanto antes.

«Incluso esa patética excusa está completamente distorsionada, desde el punto de vista que el ayuno dura 25 horas en cualquier caso, y el resultado de mover el reloj sólo serán más horas de calor para los que ayunan y oran», explica la campaña on-line contraria al reajuste horario, que ha hecho un llamamiento a la desobediencia civil. Su invocación es que «escuelas, empresas, instituciones públicas familias y otros cuerpos: por favor, sigan funcionando como si el reloj no se hubiera retrasado». Y su esperanza, que la oficialidad «caiga en la cuenta de que trabajan para nosotros» y no para beneficiar otros intereses.

Interior, en manos de un ultraortodoxo

Pero la reclamación topa con el Ministerio del Interior, competente en materia de horarios, y que ocupa el ultraortodoxo Eli Yishai. Su defensa de la prematura entrada del horario de invierno en Israel es confusa. «Me encanta el verano más que a nadie, -ha dicho-, no se trata de una cuestión religiosa o política, sin algo que es importante para toda la población y que fue aprobado por amplia mayoría (en el Parlamento). Yom Kipur y el ayuno son importantes para la mayoría del pueblo de Israel, mujeres embarazadas, niños y ancianos que ayunan». Para calmar los ánimos, esta semana proponía retrasar el reloj coincidiendo con la señalada fiesta y volverlo a adelantar después, aunque fuentes de su departamento han avanzado que se trata de una operación inviable.

«Es desafortunado que también este año, debido a coacciones religiosas, -y es imposible entender la conexión entre la religión y este asunto- el ahorro de luz tenga que terminar incluso antes de que comience el otoño», protestaba el diputado del izquierdista Meretz Nitzan Horowitz.