21 de agosto de 2010

Un verano con la fiambrera a cuestas

ABC

SOCIEDAD

Un verano con la fiambrera a cuestas

Playas llenas y restaurantes vacíos. La crisis ha disparado este año el llamado turismo de «fiambrera»

NURIA AMORÓS VALERO / ALICANTE

Día 21/08/2010


45 COMENTARIOS

Nevera, fiambrera y la comida adquirida en el supermercado es el menú diario de una gran mayoría de veraneantes que no se pueden permitir ir al chiringuito ni mucho menos pasarse por el restaurante. En las imágenes, distintas tomas de las playas del Levante días atrás

Cuando la crisis económica acecha, la fiambrera vuelve. Llevarse la comida a la playa se ha convertido en el sustituto más económico de la tradicional paella de los domingos en los chiringuitos de la playa de este verano. Por ello, gran parte de los usuarios que se han desplazado a la costa mediterránea este verano combaten el calor y las dificultades económicas con fruta, cerveza, refrescos... que han adquirido previamente en el supermercado. El presupuesto no permite más alegrías para aquellos privilegiados que han podido disfrutar de unos días de asueto estival.
Alegría, de 51 años, es natural de Valladolid y este verano ha viajado al litoral alicantino. Ha escogido la playa de El Postiguet, una de las más populares en la ciudad de Alicante, para pasar doce días con su familia. Le resulta imposible alquilar un apartamento o alojarse en un hotel. Incluso, ahora, «la típica paella del domingo, el pulpo o las cervezas las tomamos en casa» porque «nos sale más barato ir al supermercado, comprar allí y comer en casa antes que salir», explica Alegría.
En este sentido, esta vallisoletana añade que el presupuesto para este verano entre viajes y comida para ella y sus tres acompañantes les ha costado 2.000 euros aproximadamente. Quinientos por persona, muy lejos de las cifras astronómicas de años anteriores.
«Tenemos que ahorrar»
Ángel, natural de Abarán (Murcia), tiene 39 años y le acompañan su hijo y su mujer durante las vacaciones. Se ha desplazado a las playas alicantinas pero, al igual que Alegría, admite que «hay que renunciar al café de la tarde porque ahora mismo cuesta más de dos euros». Y es que «no podemos acercarnos a ningún sitio». De hecho, tenían pensado desplazarse a los parques temáticos de Benidorm como Aqualandia o Terra Mítica. «Es imposible, y como ya hemos ido otros años, éste aprovechamos para venir a pasar el día a la playa con el bocadillo». Aparte, «con el panorama que se avecina tenemos que ahorrar más». El caso de Nicolás, de 44 años, guarda muchas similitudes con los anteriores. Vive en Alicante desde hace 37 años, y fue uno de los afectados por el declive de la construcción en España.
Hace dos años que está en paro y cobra la ayuda de los 426 euros mensuales que concede el Gobierno. Desde el punto de vista de Nicolás si quieren bajar a comer a la playa es necesario «ir al supermercado y comprar cervezas de bote, que resultan más baratas, así como la tortilla y los bocadillos». Incluso, explica que echa de menos «ir al chiringuito a tomar la cerveza, el plato de mejillones, de calamares o de gambas». Hasta los viajes fuera de Alicante que solía hacer con la familia han quedado en el olvido a la espera de tiempos mejores.
Las circunstancias de Teresa, de 41 años, son particulares, porque forma parte de una familia numerosa de media docena de miembros. Su marido, al igual que Nicolás, también está en paro y sólo percibe la ayuda gubernamental. Teresa destaca que el gasto en una familia de seis personas es muy elevado. Sobre todo, se nota «en lavadoras, comida, libros, o incluso, productos de limpieza». Demasiado gasto para destinar un euro a las vacaciones. De hecho, «no salimos ni con los amigos a dar una vuelta». «A veces —relata— mi cuñado se lleva a los niños al cine una vez al mes para que puedan ver alguna película, porque si no fuera así, no podrían». Y es que «con una hipoteca a cuestas, la mejor opción en verano es venir con la nevera y pasar el día en la playa».
Silvia es de Elche, tiene 25 años, y actualmente trabaja en una tienda de deportes. Pero hasta hace unos meses estaba en paro. Al igual que se encuentra toda su familia en la actualidad. No obstante, el escaso sueldo de esta joven ilicitana ayuda para pagar algunos gastos.
En verano —explica— no puede ir de vacaciones a ninguna parte porque «el dinero que entra a casa es para comer y para gastos habituales» Ahora mismo, «no podemos permitirnos ir de viaje y, mucho menos, comer fuera». En algunas ocasiones, los domingos «aprovecho para ir a la playa de los Arenales del Sol de Elche a pasar el día con los amigos y con la comida hecha en casa».