18 de mayo de 2009

Los antiabortistas 'toman' el pueblo de Bibiana Aído

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Sábado 16/05/2009. Actualizado 12:57h.

POLÉMICA Manifestación contra el aborto en Alcalá de los Gazules

Los antiabortistas 'toman' el pueblo de Bibiana Aído

Manuel María Becerro (Enviado especial) Alcalá de los Gazules (Cádiz)

Actualizado sábado 16/05/2009 12:33 horas

Con más curiosidad que recelo reciben hoy a la troupe antiabortista en Alcalá de los Gazules, el pueblo natal de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. A pocos vecinos les va a coger de nuevas la fiesta prevista que se celebra en esta localidad gaditana desde las 11 de la mañana y hasta esta tarde por la plataforma Derecho a Vivir en el concurrido Paseo de la Playa, donde desde luego que no es casualidad que culmine la etapa reina de la 'Vuelta por la Vida' que seguirán recorriendo toda España hasta dentro de un mes.
Casi todo el mundo habla en Alcalá de la concentración cívica, y opina sobre que una adolescente pueda abortar por el SAS sin saberlo sus padres o de la venta de la píldora 'del día después' sin receta. El que no parece dispuesto a dar la cara es el alcalde alcalaíno, el socialista Arsenio Cordero, especialmente esquivo durante estos días frente al gremio periodístico. Su secretario personal echa a todo reportero que acude al Ayuntamiento en su búsqueda, con cajas más o menos destempladas.
"No va a hacer declaraciones porque no se las ha hecho a nadie, y menos se las va a hacer a EL MUNDO. Eso lo tengo muy claro", asume el subalterno. En un bar cercano, un tertuliano sugiere una explicación plausible a tan expeditiva bienvenida: "Es que habría que ver detrás de qué pancarta se pondría el señor alcalde si pudiera...". No se debe olvidar que Cordero es profesor de Sociales en excedencia de la Sagrada Familia, y compañero de tiza de María Pepa Almagro, que no es otra que la madre de Bibiana Aído.
Un recibimiento mucho más amable nos dispensa la hermana Ana María Cordón en el Beaterio de Jesús, María y José, el colegio de monjas donde estudió hasta los 14 años la ministra de Igualdad. No quiere entrar en polémica alguna con la ex alumna, pero sí es clara al afirmar que "estamos a favor de la vida humana" y en contra de cualquier método que venga a atentar contra la concepción. ¿Acudirán entonces las antiguas maestras de Bibiana Aído a la manifestación de hoy? Pues es materialmente imposible. "Este sábado estamos de retiro", explica la monja, que en ningún momento pierde ni la franqueza ni su sonrisa.
El joven párroco de Alcalá de los Gazules, Marco Antonio Huelga, tampoco piensa acudir a la concentración de la plataforma Derecho a Vivir, que por algo subrayará su carácter apolítico y aconfesional. En sus homilías, el sacerdote sí se ha pronunciado reiteradamente y con claridad en contra del aborto, pero la convocatoria de hoy no tiene el sello ni el aval de la Iglesia Católica y, por ello, el cura entiende que no pinta nada allí.
Entonces, si ni siquiera las monjas ni el párroco van a unirse a los antiabortistas, ¿qué alcalaíno lo va a hacer? "La gente se va a ir a la Feria de Jerez", apuesta una joven de una escuela-taller en un descanso. "Es que en este pueblo te conocen hasta los gatitos: el que se señale lo más mínimo, sabe que le van a volver la espalda", admite una vecina más experimentada tras toda una vida en la localidad.
Preguntando por la familia de Bibiana Aído, uno se puede enterar de que tiene "varias tías y un tío ya mayores" que son "de misa diaria" y a los que probablemente les esté causando más de un disgustado dilema las últimas decisiones adoptadas por la ministra más joven del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Hablamos con Francisco Sánchez, tío abuelo -por parte de madre- de la titular de Igualdad, un señor dicharachero y simpático donde los haya pero al que inevitablemente se le agria el gesto cuando oye hablar de píldoras o de chicas de 16 años abortando a espaldas de sus padres. "Yo no lo veo bien", admite sin complejos.
Muchos otros vecinos reconocen también sus reservas a la ley parida por Bibiana Aído, pero ninguno cogerá la pancarta. "Este pueblo está metido en vereda", escupen.