3 de marzo de 2018
PERISCOPIO 03/03/2018 NACHO ALDAY - ASESINATO
PERISCOPIO
03/03/2018
NACHO ALDAY - ASESINATO
La
abundante documentación existente no deja lugar a dudas de quien mandó
envenenar al P. Pio.
Él propio declaraba a las hermanas
Mastrorosa: “me están envenenando con píldoras”.
No quería tomar esas píldoras, pero el
superior se lo imponía por obediencia.
El Director Sanitario de la Casa Alivio del
Sufrimiento, Giuseppe Gusso, hombre devotísimo, relata que algunos médicos amigos,
a ocultas de los frailes, hicieron analizar su orina en el laboratorio de la clínica
y se encontraron rastros de barbitúricos que habrían hecho morir a un caballo
en tres días.
Varios capuchinos encargados de su cuidado
como el P. Eusebio, P. Honorato, P. Alessio, o el P. Pellegrino fueron unánimes
al afirmar que estaba siendo envenenado con las medicinas.
Su hermana, perteneciente a la Orden de
Santa Brígida de Suecia, inmediatamente después de su muerte, presentó un
pedido formal para que se hiciera la autopsia.
La persona que le ordenaba ingerir todo
tipo de venenos mezclados con sopas, barbitúricos y medicinas era el P. Carmelo,
el superior del convento de San Giovani Rotondo. Este a su vez dependía del P. Clemente,
Administrador Apostólico de esa provincia. Y este Administrador Apostólico estaba
a las ordenes únicas y directas de Montini.
Mons. Antonio Piolanti, Rector de la
Universidad Lateranense, le había escrito: “Pablo VI no puede soportar a los
que no piensan como él. Pablo VI no te asesina. ¡Te manda asesinar!”
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