26 de marzo de 2018
“El objetivo de Putin es que los europeos pierdan la confianza en sus instituciones democráticas”
“El objetivo de Putin es que los europeos pierdan
la confianza en sus instituciones democráticas”
El periodista
Andrei Soldatov está especializado en las campañas rusas de desinformación
Andrei
Soldatov, periodista y activista digital ruso, en el Internet Freedom Festival,
en Valencia. MÒNICA TORRES
EL
PAIS - Valencia 26 MAR 2018 - 08:41 BRT
"El presidente ruso, Vladímir Putin, se ha
marcado como objetivo que los europeos pierdan la confianza en sus
instituciones democráticas", según afirma el periodista Andrei Soldatov,
especializado en los servicios de seguridad rusos y en las campañas de
desinformación patrocinadas por el Kremlin para sembrar la discordia en
Occidente mediante el uso de ejércitos de bots, granjas de trolls y
noticias falsas. Soldatov atiende a EL PAÍS en un descanso de la frenética
sucesión de conferencias y mesas de discusión que constituye el Internet
Freedom Festival, celebrado en Valencia.
Soldatov, de 42 años, director del medio de comunicación ruso Agentura y
autor de varios libros, afirma que la estrategia de desinformación fue empleada
por Vladímir Putin, que este año se presenta a la reelección, inicialmente en
su propio país y tuvo en Ucrania su
primer gran éxito internacional coincidiendo con la guerra que
acabó con la anexión de Crimea, en
2014. A partir de entonces, Moscú extendió su actividad hacia el Oeste.
Soldatov atribuye el inicio de la
manipulación rusa a escala internacional a
la concepción que Putin tiene de su país como una "fortaleza sitiada por
Occidente"
Las interferencias en el referéndum del Brexit, las pasadas elecciones
presidenciales en Estados Unidos y la crisis secesionista en
Cataluña se cuentan entre estas operaciones, según ha informado
EL PAÍS. "La finalidad de las campañas no es convencerte de algo, por
ejemplo de que Cataluña debe ser independiente. Su verdadero objetivo es
confundir a todo el mundo y hacer que desconfíes de las instituciones democráticas.
Así que pueden difundir toda clase de historias completamente descabelladas,
porque la meta no es que la gente se las crea, sino que todo el mundo
acabe confundido", afirma Soldatov.
La mecánica de intoxicación dio frutos en primer lugar en Rusia, que
celebra elecciones presidenciales el 18 de marzo, considera Soldatov: "Hoy
en mi país nadie confía en el Parlamento, ni en los dirigentes de
la oposición política, ni en los periodistas. Y eso facilita a Putin
ejercer el control, porque cuando tienes una sociedad tan confundida a la
población solo le queda el líder fuerte, sin nada en medio".
A diferencia de los conferenciantes de China e Irán que también han
denunciado en Valencia cómo las autoridades de sus Estados limitan gravemente
la libertad en Internet, Soldatov sigue viviendo en su país. "Ser
periodista en Rusia es bastante arriesgado, pero creo que todavía podemos hacer
muchas cosas. Por ejemplo, los mejores reportajes que se han escrito
últimamente sobre las fábricas de trolls utilizadas
para interferir en Occidente los han hecho periodistas rusos que trabajan en
Rusia. No solo yo, sino muchos periodistas que hacen su trabajo".
Soldatov afirma que estas factorías de noticias falsas, por cuya
intervención en las elecciones norteamericanas que ganó Donald Trump la Fiscalía de Estados
Unidos acusa ahora a 16 ciudadanos y empresas de Rusia, surgieron
hace años como consecuencia de la decisión del Kremlin de "externalizar
las operaciones sensibles en Internet". No forman parte de las agencias de
inteligencia y seguridad, ni del Ejército, lo que permite al Ejecutivo ruso negar
su responsabilidad directa en la actividad. Pero están dirigidas por personas
muy cercanas al Kremlin, disponen de abundante financiación y centenares de
empleados, organizados en departamentos dirigidos a diversas audiencias del
mundo, señala el periodista.
También han aprendido de sus errores. "Cuando las granjas de trolls empezaron su actividad, hacia 2014, no
tenían mucho éxito. Empleaban a personas sin buen nivel de idiomas y cometían
errores de bulto, lo que hacía difícil la exportación. Con el tiempo han
mejorado mucho".
Soldatov atribuye el inicio de la
manipulación rusa a escala internacional a la concepción que
Putin tiene de su país como una "fortaleza sitiada por Occidente".
Pero resalta que las primeras víctimas digitales del presidente fueron sus
propios ciudadanos y la en su día floreciente industria de Internet rusa.
"Prácticamente ningún otro país del mundo fue capaz de generar empresas
que compitieran en sus mercados con compañías como Google y Facebook, y Yandex
y VKontakte lo lograron respectivamente".
El periodista afirma que Putin ha ido doblando la mano a las compañías
tecnológicas mediante una política basada en "el miedo y la
intimidación" y "una legislación muy represiva que pone a todas las
empresas en una situación de inseguridad". Cuando el Kremlin encuentra
resistencia, adopta medidas drásticas: Soldatov menciona el caso de Pavel
Durov, fundador de la red social VKontakte, que fue "forzado a
abandonar su compañía y el país".
Las grandes compañías norteamericanas como Google, Facebook y Twitter
también están en el punto de mira del presidente ruso, mantiene el periodista.
"De momento se han negado a trasladar sus servidores a Rusia, lo cual es
bueno, porque significa que los servicios de seguridad rusos no tienen acceso a
los mismos. A veces transigen y quitan algún post o algún
vídeo a petición del Gobierno ruso, pero están intentando aguantar la
presión". Peor perspectiva tiene por delante Telegram, que ha sido
conminada a entregar sus claves de encriptación al Servicio Federal de
Seguridad, el FSB, heredero de la KGB. Telegram, la aplicación de mensajería
más utilizada en Rusia, fundada también por Pavel Durov y su hermano, de momento
se niega y está defendiendo su postura en los tribunales.
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