23 de marzo de 2018
El Supremo descabeza el ‘procés’
El Supremo descabeza el ‘procés’
El encarcelamiento
de los principales líderes del proceso independentista obliga a los partidos a
buscar nuevos dirigentes
EL
PAIS - Barcelona 23
MAR 2018 - 18:02 BRT
Uno
de los furgones que transporta a los líderes independentistas a prisión sale
del Supremo. PABLO BLAZQUEZ DOMINGUEZ GETTY IMAGES
El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena envió
ayer a prisión a cinco de los principales líderes del proceso independentista
catalán que se suman a los que ya están encarcelados desde noviembre. El
candidato a presidir la Generalitat, Jordi Turull, y otros cuatro de los exconsejeros del
fugado Carles Puigdemont pasaron ya la noche en prisión. La consecuencia
práctica de esta decisión judicial es que se aparta de las instituciones de
autogobierno catalán a toda una generación de dirigentes nacionalistas que
desde 2012 han impulsado la proclamación de la independencia. Si el año pasado
ya fue inhabilitado el expresidente Artur Mas, ahora son sus herederos los que se han visto
apeados de la vida política. El independentismo tendrá que buscar nuevos
líderes.
El vendaval que ha azotado la vida política catalana los últimos cinco
años adquirió ayer dimensiones de huracán con la entrada en prisión de
Jordi Turull, que hoy debía someterse a una nueva sesión de investidura como
presidente de la Generalitat. Esta investidura estaba condenada al
fracaso de antemano por la falta de apoyos, pero Turull y los suyos querían
utilizarla para continuar el proceso independentista, aunque abandonando la vía
unilateral.
El independentismo tendrá
que replantear ahora toda su estrategia y poner orden dentro de sus respectivos
cuarteles generales. Los dos principales partidos secesionistas se encuentran
en situación de emergencia absoluta.
El PDeCAT, la formación
heredera de Convergència Democràtica, ha perdido buena parte de su
influencia en la vida política catalana tras quedar diluida en la candidatura
Junts per Catalunya, con la que el expresidente Carles Puigdemontacudió a las elecciones del pasado
diciembre. El partido tiene ahora a Puigdemont fugado en Bruselas y sin
posibilidad de ser investido presidente. Pero el procés también le ha dejado sin el que era su
líder principal, Artur Mas, que quedó inhabilitado hace un año por el impulso
del seudoreferéndum del 9 de noviembre de 2014.
Buena parte de los dirigentes de la formación que estaban llamados a
liderar la vida política catalana de los próximos años también están
inhabilitados o en prisión. Es el caso del citado Jordi Turull y del
exconsejero Josep Rull. Ambos
fueron pesos pesados de la antigua Convergència y firmes defensores de que el
partido abandonara la senda del nacionalismo moderado para abrazar un
independentismo sin ambages. Turull y Rull fueron ayer enviados a prisión
procesados por rebelión y malversación.
Procesados
En Esquerra Republicana,
el partido que hace un año todos los analistas y encuestas situaban en posición
de liderar la vida política catalana, la situación no es menos dramática. Su
líder Oriol Junqueras está en prisión desde noviembre y, desde ayer, procesado
también por rebelión y malversación. La número dos de la formación, Marta Rovira, que tenía el encargo de tapar el vacío
dejado por Puigdemont, optó ayer por fugarse a Suiza para eludir, precisamente,
tener que comparecer ante el juez Llarena. En su caso se la ha procesado por un
delito de rebelión y tiene activada una orden de detención internacional.
Los anticapitalistas de la CUP, que han sido claves
para la radicalización del proceso independentista, son los únicos que han
salido indemnes, o casi, de la situación. Pese a haber perdido peso
parlamentario en las últimas elecciones, la vida política catalana sigue
condicionada por sus cuatro diputados, imprescindibles para mantener la mayoría
independentista en el Parlament. Solo tienen un dirigente procesado. Se trata
de Anna Gabriel, acusada de desobediencia y huida a Suiza
desde el mes pasado.
Los partidos tendrán que reconstruirse, prácticamente desde cero. El
PDeCAT, pese a encontrarse en horas muy bajas, recibió ayer una buena noticia.
Su coordinadora, Marta Pascal, ha
quedado fuera de la causa que instruye Pablo Llarena. Pascal, que se ha
desmarcado recientemente de la vía unilateral y dice abogar por el diálogo
podrá, pues, seguir en la vida política. El hándicap que tiene es que
Puigdemont y los partidarios de mantener el enfrentamiento, siguen ejerciendo
influencia desde Bruselas. Lo que pretende ahora Pascal es recuperar un
discurso independentista dentro de la legalidad y utilizar las elecciones
municipales y europeas del año que viene para reflotar la marca del PDeCAT.
Habrá que ver si las debilitadas estructuras del partido resistirán este
cambio.
En Esquerra Republicana la incertidumbre es total. El liderazgo de Marta
Rovira no ha logrado hasta ahora seducir a las bases como se vio en las últimas
elecciones. Otros dirigentes que podrían haber cogido las riendas del partido
han dejado la política para resguardarse de la justicia. Es el caso del
exconsejero Carles Mundó, a
quien Llarena atribuye los delitos de malversación y desobediencia. Entre los
dirigentes republicanos que no tienen acusaciones judiciales a sus espaldas hay
dos que destacan: el presidente del Parlament, Roger Torrent, y el secretario
del departamento de Economía de la Generalitat, Pere Aragonès. El primero está
consolidando su liderazgo ante las bases gracias a su visibilidad en el
Parlament. El segundo aspira a hacerse con el departamento de Economía de la
Generalitat. Hoy por hoy, sin embargo, nada hace presagiar un gobierno a corto
plazo.
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