15 de abril de 2016

La exhortación ‘Amoris laetitia’ desata un agrio debate en el seno de la Iglesia católica

Los obispos deben “armonizar”sus posiciones para cumplir la aperturista carta del Papa sobre la familia
La exhortación ‘Amoris laetitia’ desata un agrio debate en el seno de la Iglesia católica
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El papa Francisco durante una audiencia pública en la Plaza de San Pedro.
El papa Francisco durante una audiencia pública en la Plaza de San Pedro. EFE
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La exhortación postsinodal Amoris laetitia (Alegría del amor),emitida por el papa Francisco la semana pasada, ha desatado un agrio debate en el seno de la Iglesia católica. Pocas veces un sumo pontífice había sido tan cuestionado por un texto que, en realidad, no cambia doctrina alguna. Lo afirmó este jueves el grupo de expertos reunido por la Conferencia Episcopal Española (CEE) para presentar el documento, liderados por su vicepresidente, el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. "No hay cambio de doctrina, pero esta ya no puede aplicarse de la misma manera", sentenciaron. Osoro, uno de los prelados más cercanos a Francisco, remachó la idea afirmando que se trata de pasar de la Iglesia-aduana a la Iglesia-hospital de campaña. "No se puede condenar a nadie para siempre", añadió.

El propio Francisco es consciente del revuelo que ha levantado su exhortación postsinodal. El lunes pasado, en la misa que celebra a las siete de la mañana en la residencia de Santa Marta, donde vive, denunció a "los doctores de la letra que juzgan a los demás usando la Palabra de Dios, contra la Palabra de Dios". Añadió ante una veintena de fieles elegidos: "A ellos no les interesa la vida de las personas, sino solamente los esquemas hechos de leyes y de palabras".

Altos eclesiásticos españoles "tendrán que armonizar" sus posiciones o documentos a la exhortación papal, advirtieron esta mañana los expertos. En concreto, se referían al obispo de Getafe, Joaquín María López de Andújar; a su prelado auxiliar, José Rico Pavés; y al obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla. Los tres acaban de execrar sin misericordia en una carta pastoral conjunta la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y No Discriminación, aprobada por el Parlamento de la Comunidad de Madrid. Atenta contra la "antropología cristiana", dicen. También consideran la homosexualidad una enfermedad y detestan la ideología de género. Incluso llaman a la desobediencia civil contra esa ley. "Estos obispos tienen que recibir la exhortación postsinodal y armonizarse con lo que aquí se dice", se les advirtió este jueves a preguntas de los informadores.
La sala de prensa de la Conferencia Episcopal reunió a cinco de los mejores expertos en la materia objeto de debate: la crisis de la familia cristiana, los matrimonios rotos, si los divorciados vueltos a casarse pueden recibir la comunión, los nuevos modelos de pareja, etc. Son el rector de la Universidad Comillas, Julio Martínez; el rector de la Universidad San Dámaso, Javier Prades; el teólogo de la Pontificia de Salamanca, José Luis Segovia; y el profesor de Comillas, Pablo Guerrero, presididos por Osoro. Intentaban afrontar la avalancha de críticas que está recibiendo el documento papal, entre las que destaca la del cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, durante años prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica Romana y miembro, por tanto, de la curia (gobierno) del Vaticano. Burke ha despreciado la exhortación papal. No son más que meras afirmaciones personales de Francisco "sin valor magisterial", dice. Este prelado denunció el año pasado que "una agenda gay" se estaba apoderando del Vaticano. Ahora, llama incluso a resistir al Papa por todos los caminos.
Pese a todo, el arzobispo Osoro sostuvo esta mañana que "ningún obispo se opone a la doctrina del Papa" y que la exhortación implica "un nuevo modo de actuar pastoralmente ante todas las situaciones", para lo que los propios pastores han de prepararse y, en ocasiones, cambiar de mentalidad y de forma de actuar. Sólo así se pueden adecuar a la "misericordia pastoral", que es, para el rector de Comillas, la clave de lectura de la Amoris laetitia.

Francisco se enfrenta a un "rigorismo doctrinal" muy arraigado en la Iglesia romana, muy difícil de superar pese a todas sus llamadas a la misericordia y al amor. Tampoco han faltado voces que sostienen que al Papa "le han metido un gol", en referencia a los cardenales que lo apoyan, liderados por el alemán Walter Kasper, el ideólogo de los sínodos de la familia de 2014 y 2015 en los que Francisco ha justificado su exhortación. Lo dice sin tapujos el teólogo José María Iraburu Larreta. "Comenzaré por la Introducción de esta exhortación, que ya es, en sí misma, un despropósito. Como cualquiera puede comprobar al leerla, está llena de ambigüedades y eufemismos, como cuando habla de 'profundizar cuestiones doctrinales y morales para encontrar mayor claridad', en vez de decir claramente 'cambiar la doctrina y la moral católicas".
"Es un hecho que un gran número de fieles comulgan sin haber pasado previamente por el confesionario, es decir, estando en pecado mortal, mientras la autoridad competente, desde el simple sacerdote hasta el obispo, lo consiente y no dice nada al respecto, ni avisa del peligro real de condenación eterna para quien haga tal cosa. Es natural, pues, que los adúlteros consideren que ellos también pueden hacer lo mismo que el resto. De hecho, muchos lo harán. El problema ahora viene dado por la aceptación oficial de dicha praxis por parte de la más alta autoridad eclesiástica, contradiciendo al mismo Evangelio y el Magisterio bimilenario de la Iglesia", concluye Iraburu.
Sacerdote navarro, este teólogo dirige un programa en la influyente Radio María España, en la que es voz muy destacada el obispo de San Sebastián José Ignacio Munilla, y mantuvo una sonada polémica teológica con el actual secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el jesuita Luis Ladaria, sobre la transmisión del pecado original, llegando a acusarle de herejía. Meses más tarde, el papa Benedicto XVI nombraba a Ladaria número dos de la famosa congregación doctrinal, en el pasado conocida como el Santo Oficio de la Inquisición.


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