13 de abril de 2016

Dezingerbergoglio. El pobre Judas



El pobre Judas

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Sí. Judas experimentó el peor mal que alguien puede sufrir. No fue bien acogido. Nadie le abrazó después de haber traicionado al Salvador. No hubo quién tuviese pena de él. Fue tratado con dureza y… sin saber qué hacer, buscó la horca.
Es el gran mal de nuestro tiempo: falta acogida para los pecadores. Y Francisco lo deja claro con el máximo pecador. El “pobre hombre” Judas se ahorcó porque no fue bien recibido, pues estaba realmente arrepentido, según Francisco.
Una vez más Francisco condena a quien, según su peculiar concepto, se “aferra solamente a la verdad de la ley, de la letra”. Estos serían los Sumos Sacerdotes, culpados de la muerte de Judas por culpa de sus leyes “no les importa el arrepentimiento de Judas” . El pobre Judas.
Una vez más, Francisco nos sorprende con una nueva exégesis: el pobre Judas arrepentido, víctima de corazones duros empedernidos en seguir leyes… particular arrepentimiento que no lleva a la verdadera conversión sino a la desesperación del suicidio… lo que coincide con lo manifestado por el entonces Cardenal Bergoglio de que prácticamente a ningún suicida le es imputable su falta. No nos sorprende, porque no es la primera vez que el actual obispo de Roma corrige al mismo Jesucristo… su genialidad hace méritos para eso. Aplausos de la platea (cada vez más vacía). Si Nuestro Señor dijo que “más le valdría a ese hombre no haber nacido” (Mt 26, 24), Francisco corrige y pondera que estaba realmente arrepentido, pero le faltó comprensión. Por lo visto, ni siquiera la Virgen Santísima lo habría acogido si él le pidiese ayuda en su sincero arrepentimiento.
Cuidado, católico. Tú que sigues el Magisterio de siempre, no cometas el error gravísimo de condenar a Judas.
Es justo un acto de reparación a este asesinato del “pobre Judas”. Desde el Denzinger-Bergoglio, después de leer la homilía de hoy en Casa Santa Marta, publicada por L’Osservatore Romano, queremos proponer a la Congregación del Culto Divino que Judas sea declarado patrón y protector de la Exhortación Postsinodal, Amoris Laetitia (para quién quiera: cultidiv@ccdds.va y vpr-sacramenti@ccdds.va) en pro de un nuevo concepto de contrición y de propósito de enmienda que supera las desfasadas ideas, aferradas a la letra, que la anquilosada Iglesia Católica sustenta durante dos milenios. Y es que… ¡hay que dejarse sorprender por Dios!
Veamos la homilía de hoy, 11 de abril, en la capilla de la Casa Santa Marta.
santamarta
Aferrados a la letra
L’Osservatore Romano
11 de Abril de 2016
Para Jesús, lo que cuenta es la vida de las personas y no un esquema de leyes y palabras: la muerte de Esteban y Juana de Arco, la muerte de muchos otros inocentes en la historia e incluso el suicidio de Judas recuerdan el mal que puede hacer «un corazón cerrado a la palabra de Dios» hasta el punto de utilizarla contra la verdad. Lo dijo el Papa durante la misa celebrada el lunes 11 de abril por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta.
En la primera lectura, tomada de los Hechos de los apóstoles (6, 8-15), explicó Francisco, «la Iglesia nos hace escuchar el pasaje del discurso de Esteban, y del juicio» contra él. «Algunos de los doctores de la ley, doctores de la letra, se levantaron para discutir con Esteban —recordó el Papa—, pero no pudieron resistir a la sabiduría y al espíritu con que hablaba». De hecho, «Esteban había sido ungido por el Espíritu Santo y tenía la sabiduría del Espíritu Santo, y hablaba con esa fuerza, con esa sabiduría, la misma que tenía Jesús; pero Él era Dios, que hablaba con la autoridad, la autoridad que viene de Dios, la autoridad que viene del Espíritu Santo».
No pudiendo hacer nada contra él, prosiguió Francisco, esas personas que estaban en la sinagoga «instigaron a algunos para que» lo acusasen injustamente de haber pronunciado «palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». No siendo capaces de «dialogar con él y abrir el corazón a la verdad», «rápidamente tomaron el camino de la calumnia». Los Hechos relatan que Esteban fue capturado y llevado ante el Sanedrín y que también se presentaron testigos falsos para acusarlo.
La historia de Esteban, señaló el Papa, es significativa: «El corazón cerrado a la verdad de Dios se aferra solamente a la verdad de la ley, de la letra —más que a la ley, a la letra— y no encuentra otra salida que la mentira, el falso testimonio y la muerte». Precisamente «Jesús había reprendido esta actitud, ya que con los profetas, en el Antiguo Testamento, había sucedido lo mismo». Tanto es así que «Jesús había dicho» a esas personas «que sus padres habían matado a los profetas “y vosotros hacéis los monumentos, los sepulcros”» Sin embargo, su «respuesta es más que hipócrita, es cínica: “Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros padres, no hubiéramos hecho lo mismo”». Y «así se lavan las manos y ante sí mismos se juzgan puros». Pero, «el corazón está cerrado a la palabra de Dios, está cerrado a la verdad, está cerrado al mensajero de Dios que trae la profecía para hacer que el pueblo de Dios siga hacia adelante».
«Me duele —confesó Francisco— leer ese breve pasaje del Evangelio de Mateo, cuando Judas arrepentido va a los sacerdotes y les dice: “he pecado”, y quiere dar … y da las monedas». Pero ellos le contestan: «¡Qué nos importa! ¡Tú verás!». Tienen «un corazón cerrado ante este pobre hombre arrepentido que no sabía qué hacer». Ellos le dicen: «Tú veras». Y así Judas «fue y se ahorcó».
Y «¿qué es lo que hacen cuando Judas va a colgarse? Hablan y dicen: “pero, pobre hombre …”». Y, a continuación, refiriéndose a los treinta denarios añaden, «son precio de sangre, no pueden entrar en el templo». En esencia son «son los doctores de la letra», y así siguen «tal y tal y tal regla …».
A ellos, destacó el Papa, «no les importa la vida de una persona, no les importa el arrepentimiento de Judas: el Evangelio dice que regresó arrepentido». A ellos «les importa sólo su esquema de leyes y las muchas palabras y muchas cosas que han construido». «Esta es la dureza de sus corazones, la insensatez del corazón de esta gente, que dado que no podía resistir la verdad de Esteban va a buscar evidencias y testigos falsos para juzgarlo: la suerte de Esteban está marcada como la de los profetas como la de Jesús».
Y esta forma de hacer «se repetirá» en el tiempo, dijo Francisco recordando que «no sólo sucedió en los primeros tiempos de la Iglesia». Por otra parte, señaló, «la historia nos habla de mucha gente que fue asesinada, juzgada, a pesar de que era inocente: juzgada con la palabra de Dios contra la palabra de Dios». El Papa se refirió «a la caza de brujas o a santa Juana de Arco», y también «a muchos otros que fueron quemados, condenados porque no se «ajustaron», según los jueces, a la palabra de Dios».
Es «el modelo de Jesús —concluyó el Pontífice— que, por ser fiel y haber obedecido la palabra del Padre, termina en la cruz». Francisco volvió a proponer la imagen de la gran ternura de Jesús que les dijo a los discípulos de Emaús : «Insensatos y tardos de corazón». Al Señor, concluyó, «pidámosle que, con la misma ternura, mire las pequeños o grandes insensateces de nuestro corazón y nos acaricie» diciéndonos «“insensato y tardo de corazón” y comience a explicarnos las cosas».

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