30 de enero de 2014
Los obispos ven en la reforma del aborto “un avance”, aunque la creen “injusta”
EL PAIS - JUAN G. BEDOYA Madrid 30 ENE 2014 - 11:41 CET18
La Conferencia Episcopal Española (CEE) salió esta mañana en defensa de la ley del aborto que propone el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, con el eufemismo de Ley de Protección de la Vida del Concebido y los Derechos de la Mujer Embarazada. Dicen: “Los obispos saludan siempre las iniciativas a favor de la vida humana, vengan de donde vengan. Por eso, reconocen en el texto del Anteproyecto presentado por el actual Gobierno un avance positivo con respecto a la legislación vigente, que considera el aborto como underecho”.
Ahí termina el apoyo a la reforma en la que está embarcado el Gobierno Rajoy en medio de grandes críticas, incluso fuera de España. El resto de la llamada “nota” de la Comisión Permanente del episcopado, reunida en Madrid desde el martes, es una descarnada enmienda a la totalidad de las legislaciones que despenalizan o regulan en gran parte del mundo la interrupción voluntaria del embarazo en determinados supuestos.
En este caso, los prelados no se andan con eufemismos, aunque sin llegar a llamar asesinos a los legisladores, como hacen algunas de sus organizaciones. Afirman: “Una ley del aborto, por muy restrictiva que fuera, seguiría siendo una ley injusta. Nadie tiene derecho, en ninguna circunstancia, a quitarle la vida a un ser humano inocente. El aborto no es la solución, de la misma manera que el niño que va a nacer no es el problema”.
Este es último documento de la larga presidencia del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, y el primero del nuevo secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo. La comisión permanente, en la que están todos los cardenales y arzobispos españoles en activo, además de media docena de obispos diocesanos, ha convocado asamblea general del 11 al 14 del próximo marzo para renovar todos los cargos de la CEE para el trienio 2014-2017, excepto el del secretario general, que ya fue elegido el pasado mes de noviembre para un quinquenio (2013-2018).
Rouco, que suma tres trienios en el mando, cifra solo superada en un año por el mitificado cardenal Enrique Vicente y Tarancón, se va como llegó: con una sonora condena a una legislación civil. “Siempre lo hemos hecho, en cualquier coyuntura social y política”, advierte la nota. Esta vez, lo hacen tomando como argumento de autoridad varias frases de Francisco. “Recientemente, el papa Francisco recordaba esta posición, cuando delante de los embajadores acreditados ante la Santa Sede, afirmó que ‘la paz se ve herida’ por cualquier negación de la dignidad humana, y mencionó entre otros ‘horrores’ de la ‘cultura del descarte’ el hecho de que muchos niños no lleguen nunca a ver la luz, víctimas del aborto”.
Los obispos sostienen que su posición sobre el aborto es “compartida con muchos hombres y mujeres de buena voluntad, aun sin ser creyentes, que defienden el derecho a la vida de todo ser humano inocente, desde la concepción hasta su fin natural, como patrimonio común de la razón humana”
Los prelados no se han movido ni un ápice de posiciones anteriores y se dicen dispuestos a movilizar a sus fieles, incluso en futuras manifestaciones que nadie ha anunciado todavía. Lo dijo su nuevo portavoz, Gil Tamayo, que avanzó un paso más en la condena al poner sobre la mesa supuestas intenciones eugenésicas, de “selección de la especie”, en las legislaciones al uso. Miembro del Opus Dei, el nuevo portavoz respondía a una pregunta sobre la interrupción de un embarazo con riesgo de muerte. Dijo no ser médico, pero también que su opción personal era “radical”. No, nunca. No hay que abrir “ningún portillo” al aborto ni, desde luego, a posibles intenciones eugenésicas.
En el comunicado episcopal ese tema se aborda apelando también a estas palabras del papa Francisco: “Hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?”
Esta es la respuesta de los obispos españoles: “A todos incumbe responder adecuadamente a estas situaciones por el camino de la solidaridad y la vida y no por el de la muerte de un ser inocente”.
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