12 de marzo de 2013
La división entre las víctimas vuelve a empañar el recuerdo del 11-M
NOVENO ANIVERSARIO DEL 11-M
el pais - POL PAREJA Madrid 11 MAR 2013 - 20:35 CET253
La profunda división entre las víctimas del mayor atentado terrorista de la democracia española se vio este lunes reflejada en los distintos actos celebrados en Madrid. Se cumplen ya nueve años desde aquel 11 de marzo de 2004. Nueve años desde que 191 ciudadanos fueron asesinados y más de 2.500 se vieron afectados por las bombas que explotaron en cuatro trenes en plena hora punta de la mañana en la capital española, un atentado por el que fueron condenadas 21 personas, la mayoría de ellos islamistas. Las heridas, sin embargo, están muy lejos de cerrarse.
La primera ceremonia fue a las ocho y media de la mañana. El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y la alcaldesa de la ciudad, Ana Botella, depositaron una corona de laurel en la Puerta del Sol, ante la placa que recuerda a las víctimas. Mientras, se escuchaba el Réquiem de Mozart. Un acto institucional sencillo y solemne, de apenas cinco minutos, en el que los ministros de Justicia,Alberto Ruiz-Gallardón, y de Educación, José Ignacio Wert, acompañaron a las autoridades madrileñas. La ceremonia, en la que también estuvo Esperanza Aguirre y otros miembros de la oposición, fue seguida en la plaza por apenas unas decenas de personas que caminaban por allí a primera hora de una fría mañana.
Poco después, cerca de las nueve, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se refirió al tema en un desayuno informativo. Ante la plana mayor de su Gobierno y de su partido, Rajoy se comprometió a la “erradicación” del terrorismo y añadió que la libertad, la democracia y la propia vida tienen “enemigos feroces”.
A las diez de la mañana tuvo lugar en el monumento situado en la glorieta del Emperador Carlos V, en la estación de Atocha, el acto organizado por la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, celebrado junto a CC OO, UGT y la Unión de Actores. Unas 300 personas acudieron al evento organizado por la asociación presidida por Pilar Manjón, la más numerosa en víctimas del 11-M con 1.035 miembros afiliados.
Mientras depositaba unos claveles rojos en el monumento, Carmen Hernández intentaba explicar cómo se sentía, pero un intragable nudo en la garganta le impedía articular más de dos palabras seguidas. Su hija, Beatriz Díaz, murió a los 30 años cuando estaba en un tren yendo al trabajo. “Recuerdo como a esta hora hace nueve años estábamos llamando a todos los hospitales para ver si estaba viva”, recordaba entre sollozos.
Un ambiente solemne y mustio inundaba el acto. Cinco músicos tocaron una breve pieza antes de que se iniciaran los discursos, momento en el que empezaron a florecer los recuerdos y a caer las lágrimas a muchos de los asistentes. Tanto los líderes sindicales como Manjón aprovecharon sus declaraciones para criticar al PP. “No olvidamos las actuaciones que tuvieron los que hoy también conmemoran el 11-M en otros lugares”, espetó el líder de UGT en Madrid, José Ricardo Martínez, antes de denunciar el abandono “vergonzante, inexplicable, sectario y vacío de sentimientos” al que el Ministerio de Interior ha sometido a las víctimas. Manjón criticó que Interior rebajara en 2012 un 28% las ayudas a su asociación, mientras incrementó un 18% las pertenecientes a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Algunos miembros del Partido Socialista de Madrid, como Tomás Gómez o Jaime Lissavetzki acudieron al acto, aunque con un perfil bajo y sin apenas acaparar protagonismo.
Una hora después de que acabara el acto en Atocha empezó otro a escasos metros, en el Bosque del Recuerdo del parque del Retiro. El ambiente, no obstante, fue muy distinto. La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) conmemoraba el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo y ahí se han agrupado los damnificados por todo tipo de atentados, aunque la mayoría eran víctimas de ETA.
Al lugar, vigilado en todo momento por un fuerte dispositivo policial, acudieron Ana Botella e Ignacio González, acompañados por la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes y la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal. Cuando apareció el séquito de políticos la mayoría de las 200 personas que estaban en el lugar les aplaudió y vitoreó.
Las palabras que se escucharon en el parque del Retiro fueron la antítesis de las pronunciadas en Atocha. Ante la presencia de los miembros del PP y de un gran número de periodistas, la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, alimentó las teorías que consideran que el atentado fue un montaje para echar a los populares del Gobierno. “El 11-M no es un caso cerrado, sigue abierto, hay demasiadas preguntas sin responder”, aseguró ante la aprobación del público (Lo subrayado es del Blog).
En su discurso, Pedraza intercaló referencias a la conspiración con ataques a las políticas de reinserción de presos de ETA. A su vez, criticó a la asociación de Manjón: “Aquellos que han presumido de apoyar a las víctimas hoy han considerado que no tenían que venir aquí”. La única coincidencia entre los discursos de Manjón y Pedraza fue que ambas asociaciones se consideran “olvidadas” y “desamparadas”.
Cuando Pedraza acabó de hablar, los políticos y algunos miembros de la asociación depositaron, entre aplausos, flores blancas en el monumento en recuerdo a las víctimas. Entre los presentes había muy pocas familias perjudicadas por el 11-M. “Un poco más y no nos dejan subir al monumento”, explicaba entre lágrimas Petra Dimitrova, una ciudadana búlgara que perdió ese día a su hija, Kalina, de 28 años. En el atentado también murió la pareja de Kalina. “Se iban a casar en mayo”, se lamentaba.
Más allá del recuerdo de su hija, Dimitrova confesaba que no había nada que le apenara más que la profunda división entre las víctimas. “Yo no entiendo de política”, decía en un español con marcado acento del este, “pero me parece lamentable lo que están haciendo unos y otros con nosotros”.
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