19 de marzo de 2013

Vía Crucis 5ª Estación - Plinio Corrêa de Oliveira


V Estación

Jesús es ayudado a llevar la Cruz por el Cirineo


V. Adorámus te Christe et benedícimus tibi.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Quia per sanctam Crucem tuam redemísti mundum.
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¿Quién era este Simón? ¿Qué se sabe de él, sino que era de Cirene? ¿Y qué sabe la mayoría de los hombres sobre Cirene, sino que era la tierra de Simón? Tanto el hombre como la ciudad surgieron de la oscuridad para la gloria, y para la más alta de las glorias, que es la gloria sagrada, en un momento en que eran muy distintos los pensamientos del Cirineo.
Él andaba despreocupado por la calle. Pensaba solamente en los pequeños problemas y en los pequeños intereses de que se compone la vida menuda de la mayor parte de los hombres. Pero Vos, Señor, cruzasteis su camino con vuestras Llagas, vuestra Cruz, vuestro inmenso dolor. Y a este Simón le tocó tomar posición ante Vos. Lo forzaron a cargar la Cruz con Vos. O él la cargaría malhumorado, indiferente a Vos, procurando volverse simpático al pueblo por medio de algún nuevo modo de aumentar vuestros tormentos de alma y de cuerpo; o la cargaría con amor, con compasión, desdeñoso del populacho, procurando aliviaros, procurando sufrir en sí un poco de vuestro dolor, para que sufrieseis un poco menos. El Cirineo prefirió padecer con Vos. Y por esto su nombre es repetido con amor, con gratitud, con santa envidia, desde hace dos mil años, por todos los hombres de fe, en toda la faz de la tierra, y así continuará siendo hasta la consumación de los siglos.
También Jesús mío, Vos pasasteis por mis caminos. Pasasteis cuando me llamasteis de las tinieblas del paganismo para el seno de vuestra Iglesia, con el santo Bautismo. Pasasteis cuando mis padres me enseñaron a rezar. Pasasteis cuando en las clases de catecismo comencé a abrir mi alma para la verdadera doctrina católica. Pasasteis en mi primera Confesión, en mi primera Comunión, en todos los momentos en que vacilé y me amparasteis, en todos los momentos en que caí y me levantasteis, en todos los momentos en que pedí y me atendisteis.
¿Y yo, Señor? Aun ahora pasáis por mí en este ejercicio del viacrucis. ¿Qué hago cuando vos pasáis por mí?

Pater Noster. Ave Maria. Gloria Patri.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
V. Miserére nostri Dómine.
V. Ten piedad de nosotros, Señor
R. Miserére nostri.
R. Señor, ten piedad de nosotros
V. Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace.
V. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz
R. Amen.
R. Amén

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