6 de julio de 2010
Manifestación a trompicones
ABC
Manifestación a trompicones
División en la marcha de «unidad catalanista» a favor del Estatut
À. GUBERN / BARCELONA
Día 05/07/2010
Cuando a los pocos minutos de conocerse la sentencia sobre el Estatuto el presidente de la Generalitat, José Montilla, instó a los catalanes a manifestarse en contra del recorte, las críticas fueron unánimes, descalificando el hecho que fuese la máxima institución de Cataluña la que instase a una protesta que, se entiende, debería haber surgido de la sociedad o, a lo sumo, de los partidos.
Además, el inusual gesto de Montilla tiene unas consideraciones prácticas que están convirtiendo la organización de la marcha en un fenomenal embrollo en el que nadie se pone de acuerdo. La elección de la fecha, sábado 10 de julio, tiene su miga: con medio país en la playa, la manifestación, si Alemania no lo impide, transcurrirá un día antes de que España pueda jugar su primera final de un Mundial, un campeonato que ha hecho que en muchos balcones de Barcelona se vean como nunca antes banderas españolas, una salida del armario a cuenta de «la roja» que contrasta con el más templado furor estatutario.
Si el cuándo es importante, no lo es menos el cómo. Ómnium Cultural, la entidad catalanista que convoca formalmente la marcha, ha optado por el lema «Somos una nación. Nosotros decidimos», bajo el que el PSC dice sentir cierta incomodidad. El mismo Montilla defendía ayer que sea la bandera catalana, sin lema alguno, la que encabecece la manifestación por que es el símbolo que aglutina más «sentimientos de unidad».
Trata el PSC de evitar una protesta con doble cabecera: una pancarta con el lema oficial, que CiU y ERC dicen aceptar, y una segunda cabecera con la «senyera», Montilla y parte de su gobierno detrás. Así las cosas, y con la vista puesta en las semifinales del Mundial, la gran marcha de la unidad catalanista empieza a andar a trompicones.
Manifestación a trompicones
División en la marcha de «unidad catalanista» a favor del Estatut
À. GUBERN / BARCELONA
Día 05/07/2010
Cuando a los pocos minutos de conocerse la sentencia sobre el Estatuto el presidente de la Generalitat, José Montilla, instó a los catalanes a manifestarse en contra del recorte, las críticas fueron unánimes, descalificando el hecho que fuese la máxima institución de Cataluña la que instase a una protesta que, se entiende, debería haber surgido de la sociedad o, a lo sumo, de los partidos.
Además, el inusual gesto de Montilla tiene unas consideraciones prácticas que están convirtiendo la organización de la marcha en un fenomenal embrollo en el que nadie se pone de acuerdo. La elección de la fecha, sábado 10 de julio, tiene su miga: con medio país en la playa, la manifestación, si Alemania no lo impide, transcurrirá un día antes de que España pueda jugar su primera final de un Mundial, un campeonato que ha hecho que en muchos balcones de Barcelona se vean como nunca antes banderas españolas, una salida del armario a cuenta de «la roja» que contrasta con el más templado furor estatutario.
Si el cuándo es importante, no lo es menos el cómo. Ómnium Cultural, la entidad catalanista que convoca formalmente la marcha, ha optado por el lema «Somos una nación. Nosotros decidimos», bajo el que el PSC dice sentir cierta incomodidad. El mismo Montilla defendía ayer que sea la bandera catalana, sin lema alguno, la que encabecece la manifestación por que es el símbolo que aglutina más «sentimientos de unidad».
Trata el PSC de evitar una protesta con doble cabecera: una pancarta con el lema oficial, que CiU y ERC dicen aceptar, y una segunda cabecera con la «senyera», Montilla y parte de su gobierno detrás. Así las cosas, y con la vista puesta en las semifinales del Mundial, la gran marcha de la unidad catalanista empieza a andar a trompicones.