15 de julio de 2010

La victoria de España, un «analgésico» que durará como mucho 48 horas



ABC

La victoria de España, un «analgésico» que durará como mucho 48 horas
Psicólogos y sociólogos del deporte analizan para ABC el efecto en la ciudadanía del éxito de la Roja. Refuerza la identidad colectiva y el optimismo, pero sólo de manera eventual

ÉRIKA MONTAÑÉS / MADRID

Día 13/07/2010 - 17.01h


Un ciudadano comentaba ayer, acompañando a la Roja en los fastos por todo Madrid, que si Zapatero comienza el próximo Debate sobre el Estado de la Nación -que se celebra mañana y pasado en el Congreso- con un «España va bien... al menos en el fútbol» dejaría de escuchar el debate. Esta frase, que forma parte del anecdotario de una jornada repleta de alegría en las calles de Madrid, da mucho más que pensar. ¿Ha contribuido la victoria de España en el Mundial de fútbol de Sudáfrica a rehabilitar la marca de la nación fuera y dentro de nuestras fronteras? ¿Un triunfo así tapona o esfuma en la psicología colectiva de la ciudadanía el pesimismo reinante por el estado actual de la economía?
La respuesta, en boca del psicólogo del Consejo Superior de Deportes (CSD) Pablo del Río, es contundente: «En todo proyecto común, de todo un pueblo, como ha sido el de España en el Mundial, hay cargas emocionales que no se pueden ignorar y con los deportistas (por ejemplo, al ver llorar a Iker Casillas tras la conquista del Mundial) los estadios de euforia se desatan. Por fortuna o por desgracia, ese estado tiene una duración muy determinada y son algo pasajero». ¿Cuántos días puede durar? «Sólo unos días, en tanto en cuanto los medios de comunicación sigan alimentando la noticia y la mantengan como noticia. En este caso, hoy [por ayer, lunes, momento en el que se produce la conversación telefónica] se mantiene vivo por el paseo triunfal de la selección en Madrid. En dos días, el parado volverá a pensar solamente en que está desempleado».

Del Río tiene claro que, ante la manifestación expresada por el ciudadano de Madrid con la que comenzábamos, cuando comience el Debate sobre el Estado de la Nación «muy pocos se acordarán ya de ese momento del domingo». «Es -compara- como un analgésico que durará como mucho 48 horas, una aspirina que resta dolor,pero éste volverá».
«Cuando comience el Debate de la Nación, no nos acordaremos del domingo»
En la misma eventualidad sobre el estado de júbilo que hoy vive una población golpeada por los efectos de una crisis galopante incide el profesor David Moscoso, doctor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, quien sostiene que «el deportes de masas, el deporte espectáculo, en situaciones donde se producen victorias de los equipos y deportistas continuadas, desprenden emociones positivas sobre los seguidores e inciden en los discursos cotidianos de la ciudadanía. Pero es más frecuente entre quienes se sienten fuertemente vinculados a esos equipos deportivos que entre quienes no». Por ende, añade, «no creo que la victoria de España surta efectos prolongados sobre el ciudadano medio, que opina que "no le gusta el fútbol, pero que, cuando juega España, lo sigue férreamente". En estos casos, las emociones vividas dejan de estar presentes más allá de la anécdota y el recuerdo, es decir, no influye mucho en su devenir personal ni en el identitario».
Las preocupaciones no desaparecen
Moscoso, que ejerce de coordinador del Comité de Investigación Sociología del Deporte de la Federación Española de Sociología (FES), ofrece su visión experta de que «probablemente estos días el fútbol haya permitido olvidar otro tipo de preocupaciones de peso en nuestra sociedad (como los factores socioeconómicos), pero, desde luego -asegura- éstas no desaparecerían si la próxima semana se realizara una nueva edición del barómetro de opinión pública en nuestro país».

Llegamos a ese punto de identidad nacional auspiciada por la selección española y sus colores, que algunos políticos nacionalistas como Carod-Rovira o Anasagasti se han apresurado a denostar. El sociólogo de la Universidad de Sevilla abunda en que uno de los beneficios del éxito de la Roja es que alimenta en la conciencia colectiva «el sentimiento de pertenencia a una unidad nacional, heterogénea, diversas, pero unida por lazos simbólicos colectivos».

Matiza que el fútbol «repercute sobre la identidad colectiva de los ciudadanos, que no necesariamente sobre la identidad nacional». Así, ejemplifica, que ciudadanos de distintos países se sientan identificados con la selección española no necesariamente tiene que significar que esos extranjeros se sientan españoles en términos de identidad nacional, sino que simplemente muestran su atracción por el buen juego de España, por los valores que este equipo despierta o por simple afectividad hacia «lo español» como imagen que puede estar de moda, señala Moscoso. Aunque, como hemos visto, una moda eventual.
«Los políticos deben aprender de la cohesión mostrada por la selección»
El otro experto consultado, Pablo del Río, coincide con la idea y la desliga por completo de los políticos. «La moraleja que deben extraer los políticos de la victoria de la Roja es la de que deben aprender de esa cohesión, de ese liderazgo mostrado a nivel individual y colectivo, un proyecto encabezado por un líder que es Vicente del Bosque que ha demostrado que sabe funcionar con una coordinación y una cooperación admirables, y que además sabe dejar hacer», afirma.

Este psicólogo especializado en el área del deporte señala que un efecto beneficioso para la población, al día de ayer, fue que «el deporte depura los diferentes entornos sociales, cuando la gente salió a la calle para celebrar la victoria no hubo diferencias sociales. Salió por igual el ejecutivo que el fontanero, y se mezcló con el funcionario y con el desempleado».
Con haber pasado de cuartos...
Pero, ¿cuáles son los efectos negativos que se hubiesen producido si, puesto el caso, Holanda barre a España? Ante el interrogante, de nuevo, similares contestaciones en los expertos de la mente, la sociología y el deporte. «Yo creo que, en caso de que España hubiese perdido, los efectos no hubiesen sido importantes para la conciencia colectiva. Dados los malos resultados que ha tenido España en los Campeonatos del Mundo de otras ediciones, los ciudadanos españoles se sentían victoriosos con el hecho de haber llegado a la fase de semifinal por primera vez en la historia del fútbol de nuestro país», manifiesta David Moscoso.

«En lugar de fiestas, hubiesen vuelto a la normalidad de inmediato. Pero la derrota no hubiese producido efectos perniciosos en la colectividad porque ésta estaba satisfecha con haber pasado de cuartos», alude de nuevo Del Río al efecto comparativo con la trayectoria de España en otros mundiales.

Fue ese acceso a la semifinal contra Alemania el punto de inflexión en el imaginario colectivo. Digamos que ahí... se empezó a soñar.
La Eurocopa nos dio razones para creer
E. M. MADRID
Cuando David Moscoso, que es también investigador colaborador del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) del CSIC, analiza la trayectoria del sentimiento que despierta la selección española en los ciudadanos, defiende que no «el deporte expresa sentimientos y valores que ya tiene la sociedad, por lo que si se experimenta este proceso de identificación con la Roja es porque la sociedad comparte ese sentimiento, con independencia de que cada cual lo experimente en grados diferentes».
-Anorexia patriótica: Durante un tiempo, esto no ocurrió así, habiendo incluso quien interpretaba como una cierta «anorexia patriótica» la falta de identificación de los sentimientos nacionales y el deporte, fruto de la tradicional identificación de los primeros con el régimen franquista.
-Pero el camino no iba por ahí: En realidad, los malos resultados obtenidos por la selección española en los pasados mundiales desanimaban a la ciudadanía a seguirla con la misma ilusión e intensidad. Tenía más importancia la identidad con los equipos la identidad con los equipos y clubes de fútbol como el Real Madrid o el Barcelona; algo que se debía a la mayor continuidad competitiva de estos clubes, a través de la liga nacional y su capacidad a través del marketing deportivo, que refuerza la conexión entre aficionados y clubes de fútbol.
-La furia, siempre ahí: Pese a ello, siempre ha existido una especie de «furia española» entre la ciudadanía; no en vano, el Mundial de Francia de 1998 registró una audiencia en el país de 12 millones de espectadores. No fue menor la repercusión del Mundial de Corea de 2002, que hizo que numerosas empresas facilitaran a sus empleados disponer de horarios libres para seguir la participación de España en el encuentro.
-El antes y el después lo marcó la Eurocopa de 2008, donde la selección manifestó su buen nivel deportivo. Por eso se produjo un mayor acercamiento de los ciudadanos hacia la selección.