23 de julio de 2010

Obiang arremete contra España y se deshace en elogios a Francia

ABC

Obiang arremete contra España y se deshace en elogios a Francia

El presidente de Guinea no ve a Madrid como socio estratégico

LUIS AYLLÓN / MADRID

Día 20/06/2010 - 12.50h

EL presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, sigue dando disgustos al Gobierno español, pese a los esfuerzos de Madrid por mantener una buena relación con la antigua colonia. La última «alegría» es una publicación en la que con motivo de su triunfo en las elecciones presidenciales de 2009, arremete contra España, al tiempo que se deshace en elogios hacia Francia.
Hace sólo unos días, mientras Francia, Estados Unidos y otros países occidentales rechazaban que se diera el nombre de Obiang Nguema a un premio de la Unesco, a cambio de tres millones de dólares, España tranquilizaba a Malabo diciendo que no se opondría al proyecto.
La publicación, bajo el título «Triunfo de la democracia, paz y progreso» y escrita en francés, comienza señalando los países a los que Obiang considera «socios estratégicos», una relación en la que no aparece España, y que está encabezada por Estados Unidos, cuyas empresas descubrieron petróleo en Guinea; y China, presente en la construcción de grandes infraestructuras; sin olvidar a Francia, Cuba, Corea del Sur, Egipto, Marruecos o Sudáfrica.
Después, Obiang, que denuncia que en las antiguas potencias administradoras subsiste cierta mentalidad «paternalista» con respecto a sus ex colonias, se siente «desconcertado» por que considera que los políticos españoles se alinean con la oposición, frente al Gobierno de Guinea.
Recuerda más adelante que, tras su llegada al poder en 1979, con el llamado «Golpe de la Libertad», que derrocó a Macías, escribió al Rey y al entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, para pedir ayuda política y militar. Obiang se lamenta de que España, aunque reconoció al nuevo régimen, se limitó a desearle suerte y le dijo que estaba más ocupada en negociar su ingreso en la Unión Europea.
Pese a todo, en los meses siguientes el Rey visitó Guinea y Obiang viajó a Madrid, lo que le animó a reclamar a España que se hiciera cargo del déficit de Guinea durante al menos cinco años, así como de la convertibilidad de la moneda, el apoyo a la inversión privada española y el financiamiento de todos los proyectos de reconstrucción, y que facilitara medios de transporte terrestres, marítimos y aéreos para el buen desarrollo del país. «En resumen —dice—pedimos al Rey y al pueblo español que hicieran de Guinea Ecuatorial la Suiza envidiada de África».
Obiang se queja de que no hubo respuestas «a la altura de las esperanzas», motivo por el cual se aproximó a Francia. Reconoce que su decisión sorprendió a las autoridades españolas, que la vieron «desconcertante y ofensiva», algo que, cree, no se le ha perdonado. Obiang añade que «sin embargo, al menos al principio, esos nuevos lazos de cooperación no tenían por objeto ofender a Madrid».
También explica que España no quiso aceptar que la peseta fuera la moneda local de circulación en Guinea, argumentado que, dada la «situación desastrosa» del país no quería verse implicado en su política monetaria. Ante ello, y sintiéndose mejor tratado por Francia, fortaleció sus lazos con París, entrando en la zona del franco CFA e incluyendo el francés como lengua oficial.